
El matiz de seguridad que se asocia al depósito explica la cabida que históricamente este producto ha encontrado entre el ahorrador español. Sin embargo, sus bajas rentabilidades, que están en mínimos históricos y el repunte de la inflación provocan ya que el interés real de este activo sea negativo, es decir, que ni siquiera dé para cubrir el coste de la vida, que es el mínimo que se exige a cualquier inversión.
Según los datos publicados por el INE, los precios en España han aumentado un 0,7% interanual en noviembre, manteniéndose en terreno positivo por tercer mes consecutivo. Para que se haga una idea, los bancos con mayor cuota en depósitos del mercado español apenas pagan un 0,16% de media en sus plazos fijos a un año. A ese interés se le llama interés nominal, pero el que el inversor obtiene es el real.
El interés real es el que queda después de descontar la inflación, es decir, lo que queda después de quitar a ese 0,16% la inflación. Sí, un -0,54%. A pesar de este escenario los hogares españoles aún guardan más de 750.000 millones de euros en este activo, según datos del Banco de España.
Esas pérdidas latentes que ya son una realidad hoy irán a más en el futuro, si se cumplen las previsiones de inflación que elaboran los distintos organismos oficiales (ver gráfico). Da igual cuál se tome como referencia, Banco de España, Comisión Europea, OCDE o FMI. Todos coinciden en señalar que la inflación continuará recuperándose.
Ese escenario de recuperación es el que ha motivado también la corrección vista en el mercado de renta fija, sobre todo en los plazos largos. Los inversores se han lanzado a vender papel ante la expectativa de que, en el futuro, el repunte de la inflación no sea suficiente para cubrir los bajos cupones de la deuda (por no hablar de las correcciones de los precios). De ahí que los expertos recomienden mirar las partes cortas de la curva, es decir, el papel con vencimiento más corto.
¿Algún día volverán a brillar?
Quién espere que sea cuestión de tiempo que el interés de los depósitos repunte de nuevo, aún tendrá que tener paciencia para verlo. Al menos hasta que la política acomodaticia de Europa deje paso a una más restrictiva y los tipos de interés vuelvan a subir. Algo que se retrasará más allá de 2018, según Bloomberg.
Será entonces cuando la banca se vea obligada a revisar la remuneración que paga por su pasivo al alza, en línea del precio oficial del dinero.
Pero aunque así sea, los intereses del pasado, aquellos en los que el ahorrador podía optar a un 5%, forman parte del pasado.