
Si no se deslumbró por los reflejos, habrá visto ya la foto de Donald Trump con Nigel Farage rodeados de decoración dorada poco después de su victoria. Si ha leído sobre la visita que le realizó el primer ministro japonés Abe el viernes, también habrá reparado en el fulgor de los barrocos salones en los que le recibió. Si ha pasado por el hotel Trump en Las Vegas, recordará su forma de gran lingote. Y si no ha visto nada de esto, tan sólo tiene que echar un vistazo a las fotos de su casa neoyorquina.
A Trump le pirra el oro. Hay quien bromea diciendo que en muy poco tiempo cambiará la decoración de La Casa Blanca y la llamará La Casa Dorada. Quizá por los brillos, quizá por el poder que transmite, pero hasta los cinturones de algunos coches de su flota de lujo son de oro.
Y justo cuando el presidente que más amaba el metal más preciado llegó al poder en la nación más poderosa, el precio de la onza no ha hecho más que caer. De los niveles cercanos a los 1.350 dólares que marcó justo antes de las elecciones ha ido cayendo hasta los 1.200 en los que se mueve en la actualidad, en zona de mínimos anuales.
El movimiento ha pillado por sorpresa a muchos gestores, que apostaban por el oro en caso de victoria de Trump, pensando que sería un refugio ante la incertidumbre que se podría generar en los mercados. Pero ha ocurrido lo contrario. Pueden dar fe de ello los fondos especializados en mineras de oro, que han vivido fuertes recortes en las últimas semanas, después de un espectacular rally desde mínimos del año que permite mantener ganancias por encima del 50% en 2016 a algunos de los principales fondos de la categoria.
¿Por qué esta debilidad del oro tras la victoria de Trump? Como explica Marcos Álvarez en Finect, la red de finanzas, "su precio está muy muy muy ligado a lo que haga el dólar y éste ha subido mucho en poco tiempo. Así que a mayor subida del índice dólar, suele haber mayor corrección en estas materias primas".
Esto apuntaría en dirección bajista para el dólar, pero está muy cerca del principal argumento alcista, la posible llegada de la inflación que algunos expertos creen que podría acelerar las políticas de Trump. Y ante esa amenaza inflacionaria, como decía en una reciente entrevista con elEconomista Álvaro Guzmán de Lázaro, de azValor, el "oro es un activo que protege de ella". Por eso, explicaba que había tomado una posición del "9% del fondo en mineras como New Gold, Newmont Mining y Buenaventura Mining".
No todos los gestores tienen claro que estemos ante una oportunidad única en compañías relacionadas con el oro. Por ejemplo, Geoff Blanning, director de materias primas de la gestora británica Schroders, cree que por su atractivo como activo refugio y ante la expectativa de mayor volatilidad, es probable que gane más atractivo el próximo año. Sin embargo, no considera que ahora sea el momento más adecuado para invertir de forma agresiva.
Lo que sí parece claro es que, como baje mucho de precio, Trump estará encantado de seguir comprando oro para sus edificios... Quizá, quién sabe, para decorar su futura vivienda, la hipotética 'Casa Dorada'.