
Desde que el crudo tocó mínimos de 13 años durante el mes de enero y puso contra las cuerdas al sector petrolero, la revalorización del barril de Brent, el de referencia en el Viejo Continente, ha sido del 87%, lo que le ha llevado hasta los 52 dólares, un nivel en el que las petroleras comienzan a ver la luz al final del túnel.
Y es que con la brutal caída del precio del 'oro negro' algunas petroleras como Eni han tenido que cancelar su dividendo y otras como Repsol se han visto forzadas a recortarlo, una situación que puede revertirse en estos niveles. Según los cálculos de Barclays, el próximo ejercicio la compañía presidida por Antonio Brufau necesita que el Brent se sitúe en los 52 dólares para poder generar free cash flow después de pagar dividendos y de descontar la inversión en bienes de capital (capex).
Así, Repsol es la segunda compañía que necesita un crudo más bajo para que su dividendo sea sostenible, solo superada por Shell que con el petróleo en 51 dólares ya es capaz de generar caja después de retribuir al accionista. "El progreso hecho en los costes hasta la fecha es bienvenido y es, en última instancia, lo que ha dado a las compañías la confianza para sostener sus dividendos a lo largo del ciclo", reflexionan desde Barclays.
A la espera de que se concrete el acuerdo entre Rusia y la Opep (Organización de Países Productores de Petróleo) para congelar la producción, el consenso de mercado recogido por Bloomberg espera que el precio del crudo se sitúe en los 55 dólares a lo largo de 2017 y que en 2018 alcance los 62 dólares por barril.
De cumplirse con las perspectivas de los expertos y teniendo en cuenta los cálculos de Barclays, BP, Repsol y Shell serían las únicas compañías que serían capaces de generar cash flow después de haber retribuido al accionista y de haber cubierto sus necesidades de inversión en bienes de capital, mientras que Total se quedaría al borde de conseguirlo.
Sin embargo, el caso de BP, Repsol y Shell tiene truco, ya que las tres utilizan la fórmula del scrip dividend para retribuir al accionista, lo que permite elegir entre recibir acciones o cobrar en efectivo, lo que diluye al inversor.
Con cargo a las cuentas de 2017 los analistas esperan que Repsol abone 0,6 euros por título, lo que implica un rendimiento del 4,8% a los precios actuales, la misma retribución que prevén para este año.