Hay mucha vida más allá de las clásicas acciones, pero todavía quedan demasiados inversores minoristas que no diversifican y que se pierden muchas de las oportunidades que ofrece el mercado. ¿Acaso actúan así los grandes inversores? Desde luego que no, y por eso existen herramientas tan sencillas, eficientes y transparentes como los ETFs, que son capaces de ofrecer alternativas de inversión tanto a los perfiles más conservadores como a los más arriesgados.
¿Sabe que también puede ganar dinero cuando bajan los mercados? ¿Se ha perdido la reciente subida de metales preciosos como la plata y el oro? ¿Desconoce a qué se refieren los expertos cuando recomiendan elevar la exposición a un índice, a un sector o a un mercado concreto? ¿Tenía claro que el petróleo no podía mantenerse por encima de los 100 dólares cuando empezó la crisis o que rebotaría en la zona los 30 conforme se reactivaba la economía? ¿Es de esos inversores que saben leer la situación del mercado pero que nunca aciertan con las acciones que compran y corren riesgos innecesarios? Pues siga leyendo y tome nota.
Todo el poder en sus manos
Un ETF o fondo cotizado (Exchange Traded Fund por sus siglas en inglés) es un instrumento parecido a un fondo de inversión en su concepción y composición pero que, a diferencia de éste, puede comprarse y venderse en bolsa como cualquier acción. Además, tiene unos costes de gestión menores.
El objetivo de un ETF es replicar la evolución de un índice, como por ejemplo el Ibex 35 o el EuroStoxx 50, y proporcionar al inversor su misma rentabilidad descontando las comisiones correspondientes. Para ello, y de ahí la similitud con los fondos de inversión, los ETFs invierten en los valores del índice para replicarlo y lograr una fiel imitación de su comportamiento. Esto hace que sean un producto ideal para diversificar, porque al estar invertidos en una cartera con muchos valores se evita el riesgo de poner todos los huevos en la misma cesta.
Pero los ETFs no sólo replican índices de bolsa, pues también existen sobre deuda pública y privada, sectores empresariales y regiones concretas y todo tipo de materias primas y metales preciosos, lo que proporciona al inversor la oportunidad de acceder de una manera barata y eficiente a un gran abanico de activos y mercados. Además, también hay ETFs que se centran en grupos de empresas según su dividendo, tamaño, volatilidad o potencial de crecimiento, por ejemplo. Definitivamente, hay mucha vida más allá de las acciones...
Conocer los riesgos es fundamental para invertir con éxito. De hecho, todo inversor debería saber que el binomio rentabilidad - riesgo es un elemento clave para su cartera. Por ejemplo, una rentabilidad anual del 10% con un elevado nivel de riesgo no siempre es más atractiva que una rentabilidad del 8% con un riesgo menor. Por eso es importante diversificar.
Riesgos y estilo de inversión
Vaya por delante que al comprar ETFs, como ocurre con cualquier inversión, su capital corre riesgos porque puede llegar a disminuir. Pero como el mercado corre en dos sentidos, al alza y a la baja, también existen los ETFs inversos, que permiten aprovechar las caídas y que también sirven para cubrir las posiciones alcistas que mantenga en cartera. Como decía el mítico inversor Jesse Livermore, "sólo hay un lado del mercado, y no es el lado alcista ni el lado bajista, sino el lado correcto".
Este tipo de ETFs inversos reproducen el comportamiento contrario a su índice de referencia (tanto de bolsa como de materias primas o deuda...), por lo que ofrecen una rentabilidad cuando el mercado baja. De este modo, si compra un ETF inverso sobre el Ibex 35, en caso de que el índice caiga un 1% en el día obtendrá una rentabilidad en torno al 1%, ya que debe tener en cuenta que hay que descontar las comisiones.
Y si los ETFs tradicionales tienen riesgos, el inversor debe saber también que los no tradicionales tienen todavía más porque a cambio son capaces de ofrecer rentabilidades muy superiores. Es el caso de los ETFs apalancados, que duplican o triplican tanto al alza como a la baja la exposición al índice.
Más fácil de lo que parece
Pero, ¿dónde y cómo se compran los ETFs? Su bróker o asesor financiero podrá orientarle, pero lo cierto es que la gran mayoría de bancos y plataformas de trading ofrecen este tipo de activos en su menú de inversión. Existen diferentes proveedores de ETFs en el mercado, así que no le será complicado encontrar los que más se ajusten a sus necesidades. Por ejemplo, iShares, la plataforma de ETFs de BlackRock, es el mayor proveedor del mundo con más de un billón de dólares bajo gestión.
Las compras y ventas pueden realizarse instantáneamente y, al contrario de lo que sucede con otros tipos de inversiones colectivas, con precios conocidos en todo momento. Si ya está familiarizado con la operativa tradicional en acciones, no encontrará dificultades para operar porque el proceso es el mismo. La única diferencia es la comisión que se lleva la entidad que crea y gestiona el ETF, que es similar a la que aplican los fondos de inversión pero inferior que en la gestión activa, y que se suma a la habitual tasa por intermediación y los cánones de bolsa que siempre le cobra su bróker.
La enorme gama de ETFs disponibles permiten construir carteras con las que cubrir diferentes objetivos y perfiles financieros. Nunca había sido tan barato, sencillo y eficiente invertir en diferentes tipos de activos o de manera global, bien a través de un solo ETF que cubra varios mercados o combinando varios ETFs sobre diferentes mercados como EEUU, Europa, Asia.
Definitivamente, los ETFs se han convertido en una herramienta ideal para construir carteras eficientes que equilibren riesgos, costes y rentabilidad.