A escasos metros de la Bolsa de Nueva York y el Federal Hall Memorial se encuentra uno de los edificios de oficinas más alto a la par de controvertido de Wall Street. Un rascacielos donde alguno de sus inquilinos ha llegado a fingir su propia muerte para evitar responsabilidades ante la justicia y donde los fraudes financieros se han mantenido ocupados a los reguladores durante los últimos años.
Actos que irrumpen de lleno en la carrera presidencial de Estados Unidos. Donald Trump, quien a finales de semana se convertirá oficialmente en el nominado republicano a la presidencia del país en la Convención Nacional Republicana que se celebra en Cleveland, Ohio, pone su seña de identidad a esta milla histórica del distrito financiero neoyorquino.
En 1993, el 40 de Wall Street fue comprado por Kinson Properties, asociado a una firma inmobiliaria y minorista de Hong Kong. La gestión del edificio no dio frutos y cuando los problemas comenzaron a surgir dos años después, Trump pagó un millón de dólares por el rascacielos. Una cifra de la que el multimillonario alardeó en uno de los episodios de la cuarta temporada de "El Aprendiz" pero que varios medios ha puesto en entredicho asegurando que el empresario llegó a desembolsar hasta 10 millones de dólares por el edificio.
Según los datos recogidos en la Comisión Electoral Federal el año pasado, Trump cuenta con una hipoteca de más de 50 millones de dólares sobre el mismo. Además, logró refinanciar en verano del año pasado hasta 160 millones de deuda sobre el edificio y paga alrededor de 1,65 millones de dólares anuales a los propietarios del suelo donde se asienta.
Aún así, el propio Trump ha asegurado en más de una ocasión que el alquiler de las oficinas del 40 de Wall Street le generan unos ingresos de hasta 20 millones de dólares, por lo que la propiedad podría llegar a valer hasta 550 millones de dólares.
Es cierto, según informa el semanario Bloomberg Businessweek, que gracias a unos alquileres relativamente bajos, 36 dólares por pie cuadrado, casi 20 dólares menos que la media en el barrio, esta propiedad se convierte en uno de los activos clave del portafolio inmobiliario de Trump. Aún así, también liga implícitamente al empresario con los controvertidos inquilinos del edificio.
Durante los últimos años, las 72 plantas que erigen a este rascacielos, que cuenta con un ratio de ocupación del 97%, han dado cobijo a más de una decena de individuos o entidades relacionados algún tipo de robo o fraude. En 2015, por ejemplo, los reguladores impusieron una multa de casi un millón de dólares a Aegis Capital, uno de los inquilinos de la planta 46, acusados de ayudar a gestionar acciones con valor por debajo de un dólar (penny stocks), sin ser registradas.
Ese mismo año, Ronen Zakai, socio de First Merger Capital, situado en el piso 34, pasó buena parte de 2015 en la cárcel por haber robado 705.000 dólares de sus inversores. En 2014, Frank Mazzola, de Felix Investments, situado en el piso 17, pagó 500.000 dólares por fraude a la Comisión de Mercados y Valores (SEC, por sus siglas en inglés).
Otro antiguo inquilino, Mark Malik, está en la cárcel por haber fingido su propia muerte de un infarto a sus 34 años, y robar 800.000 dólares a sus inversores en su fondo Wolf Hedge. Direct Access Partners, gestora de bonos que ocupó el piso 42, echó el cierre en 2013 por intentar sobornar a un banquero venezolano. GunnAllen Financial, que ocupó el piso 46, cerró en 2010 por falta de fondos y después de que algunos de sus gestores fueran acusados de orquestar un esquema de Ponzi. Según la SEC y su lista de alertas públicas, ninguna otra dirección como esta ha localizado a tantas gestoras sin registrar, con un número tan elevado de quejas por parte de sus inversores.
El edificio también acoge otros inquilinos mucho menos polémicos, como las oficinas de las Girl Scouts y a un colegio privado. También cuenta con una de las farmacias Duane Reade más grandes de la Gran Manzana. Sin embargo, el cúmulo de incidentes entre otros de sus arrendatarios ha alimentado las críticas contra el aspirante republicano a lograr la Casa Blanca el próximo noviembre.