El yuan ha sido, junto al petróleo, el termómetro que ha movido la bolsa durante los últimos meses. La devaluación de agosto y la de enero castigaron con fuerza la renta variable, por el temor a un contagio deflacionista a la economía mundial. Ahora, parece que ha vuelto la estabilidad, pero hay que vigilar de cerca a China
Por Víctor Blanco Moro
Desde agosto de 2015 la bolsa se ha movido al son de la divisa china, en el cruce que mantiene con el dólar estadounidense. El desplome que sufrió la moneda en agosto, cuando las autoridades monetarias chinas decidieron devaluar la divisa, fue el inicio de una temporada de fuertes caídas para las bolsas mundiales. Durante la primera semana de enero llegó la segunda devaluación del yuan, y con ella un nuevo desplome para la renta variable.
Al hacer caer su moneda, el coste de adquirir productos chinos es menor para los compradores de todo el mundo y, en consecuencia, obliga a los productores mundiales a reducir sus tarifas para poder competir. El miedo de los fabricantes de todo el planeta a perder competitividad arrastra a la bolsa y esto se suma a otras consecuencias negativas que genera que la segunda economía más grande del mundo tenga problemas de crecimiento. Así, si China se viese obligada a volver a devaluar su divisa hasta caer por debajo de los niveles de enero, sería un duro golpe para la confianza de los inversores, y no sería extraño volver a ver episodios de pánico como los que se vieron en agosto y enero.
Sin embargo, a mediados de febrero, el día 15, algo cambió. China incrementó el tipo de cambio de su divisa, lanzando un mensaje de estabilidad al mercado, que empezó a experimentar subidas: desde los mínimos del año el día 11 de febrero y pese a los recortes de las últimas semanas, el Ibex ya rebota un 16,5 por ciento, animado por las buenas señales que está lanzando al mercado el gigante asiático. En el mismo periodo, el yuan rebota más de un 1 por ciento frente al dólar estadounidense. Desde sus mínimos del año sube un 1,4 por ciento.
La causa que explica por qué el cruce de una divisa como el yuan es la guía que mueve a la bolsa tiene que ver con la presión deflacionista que mete China al resto del mundo cuando su moneda cae. La razón de la devaluación es la clave para entenderlo: China abarató su moneda para ganar competitividad con sus exportaciones, en un momento en el que su crecimiento económico está dando muestras de debilidad. Al tener su moneda intervenida y no dejar que fluctúe con total libertad de mercado, las autoridades chinas son capaces de mover la moneda a su antojo, y así lo hacen cuando lo consideran necesario.
Señales de estabilidad
El mes de marzo llegó con sorpresas agradables para la economía china, que pueden celebrar los inversores alcistas en renta variable. Y es que, durante el tercer mes de 2016, las reservas de divisas internacionales del Dragón Rojo se incrementaron de forma inesperada, cortando una racha de cuatro meses consecutivos de descensos. En ese mismo mes, las exportaciones también repuntaron, sorprendiendo a los analistas que siguen su evolución, y todo ello mientras el yuan seguía avanzando, poniéndose incluso en positivo en el año, en el cruce que mantiene con el dólar -ya sube un 0,3 por ciento en 2016-.
El ajuste al alza en el tipo de cambio de su divisa, que llevó a cabo China la semana pasada, también se puede ver como un reflejo de que el país no pretende que su divisa se deprecie en exceso. Este úlitmo viernes, debido a las caídas que sufrió el dólar estadounidense, principalmente frente al yen japonés, las autoridades chinas decidieron incrementar el tipo de cambio del yuan un 0,6 por ciento, hasta los 6,45 yuanes por dólar -el yuan tiene una banda limitada con el dólar americano, lo que hace que ambas se muevan de forma similar frente a otras divisas-. Y es que, algunos expertos destacan que la guerra de divisas entre países emergentes está relajando su intensidad. Alejandro Vidal, director del departamento de estrategias de Banca March, explicaba esta semana que "tras la reunión del G-20 en febrero, los países acordaron que sus actuaciones estén más coordinadas que en 2015".