
Los bajos tipos de la deuda pública merman su rendimiento anual del 11,85 al 1,05% en 2015. Los expertos descartan que incurra en pérdidas, pero estiman que sus intereses ni se acercarán al 1%.
Lleva años diciéndose que el recorrido de la renta fija está agotado, que es cuestión de tiempo que dé un susto. Y, aunque no termina de llegar, los frutos que deja son cada vez menores. Como prueba, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (la hucha de las pensiones) logró en 2015 una rentabilidad anual del 1,05 por ciento invirtiendo únicamente en deuda pública española. Un año atrás, con esa misma estrategia, la cosecha fue del 11,85%, la más alta de su historia, gracias al inesperado rally de la renta fija. A partir de ahora, sin embargo, el escenario se recrudece porque, en opinión de los expertos, los tipos bajos han llegado para quedarse y, aunque se descartan pérdidas, sí que se contempla la posibilidad de que el rendimiento de la hucha de las pensiones tienda al 0.
El fondo ya parte con un problema de base:ingresa menos de lo que gasta en financiar el déficit de la Seguridad Social. Solo en 2015 se usaron 13.250 millones de la hucha para pagar las pensiones, quedando su saldo a cierre de año en los 32.500 millones de euros, un 22% menos que en 2014. "Siguiendo la tendencia actual, en la que apenas han aumentado las cotizaciones a pesar del auge del número de cotizantes y las disposiciones de 40.000 millones del fondo en los tres últimos años, la hucha se agotaría en 2018", apunta Álvaro Monterde, director de previsión social de March JLT. Y a ese problema se une ahora otro añadido:ya no solo no puede alimentarse de las cotizaciones, sino que además su margen para engordar sus rendimientos mediante la inversión de sus activos es cada vez más limitado en un contexto de tipos de interés históricamente bajos.
Difícil obtener retornos
Esta situación ha llevado al equipo gestor del Fondo de Reserva de la Seguridad Social a ampliar su universo de inversión en 2015 a los activos emitidos por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), "así como la reinversión de los flujos del ejercicio preferentemente en el medio plazo", según explica en su último informe sobre su evolución. Ya en 2014, pese al éxito obtenido, el fondo ya flexibilizó la calificación crediticia que exige a las emisiones en las que puede invertir, pasando de "calidad crediticia máxima" a "calidad elevada".
Aún así y pese a que puede invertir también hasta un 55% de su cartera en deuda pública de Alemania, Francia o Países Bajos, la totalidad de su cartera está en deuda pública española, concentrando todo el riesgo en un único activo. "Las previsiones de rentabilidad para el fondo son realmente bajas. Como ejemplo, la vida media de todo el conjunto de la deuda pública emitida por España está en torno a los 6 años y la rentabilidad no llega al 1%", explica Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia. La vida media de la deuda del fondo debe ser algo menor, continúa el experto, por lo que la rentabilidad debe estar por debajo también.
"Los tipos bajos (nulos o negativos en algunos casos) vienen para quedarse", coincide José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España, que descarta un escenario en el que la hucha de las pensiones pudiese incurrir en pérdidas. "Aún espero más recortes de tipos en la deuda europea. El BCE es clave para explicarlo", añade.
Pero más allá del recorrido que pueda tener o no la deuda pública por precio, Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis, asegura que existe también una amenaza de la rentabilidad por cupón. "El problema es que la política del fondo es tener a vencimiento los títulos en cartera, no se hace una gestión activa. Si se hiciera una gestión activa, simplemente rotando la cartera, a la rentabilidad del cupón habría que añadir la gran plusvalía que, durante los últimos 30 años, se ha producido como consecuencia de la bajada de tipos de interés", explica. Sin embargo, continúa el experto, "a partir de ahora el margen para generar plusvalías es mucho menor porque los tipos son muy bajos. Podría haberlas, aunque mucho menos que antes, solo si Europa entrase de manera generalizada en un proceso deflacionista, no solo España. Entonces la deuda española a diez años sí que podría bajar del 1%".
Sin embargo, lejos de que este escenario cotice, los economistas encuestados por Bloomberg sitúan el interés del papel español a una década en el 1,71% a final de año frente al 1,5% actual. Esa subida de rentabilidad implica una caída de su precio, al contrario que en bolsa, lo que supondría minusvalías latentes del 2% para los tenedores de estos títulos.
Mejor que los planes privados
A pesar del menor rendimiento anual obtenido por la hucha de las pensiones en 2015, éste fue mayor al conseguido por los planes privados de renta fija a cierre del año, que acumulan 66.740 millones de euros a cierre de marzo según datos de Inverco, el doble de lo que guarda ya el Fondo de Reserva de la Seguridad Social.
A cierre de diciembre, los planes de pensiones de renta fija perdieron de media un -0,26% frente a las ganancias del 0,33% de los que invierten a largo plazo.