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La deuda corporativa pasa a ser el nuevo refugio gracias al BCE... Estos son los bonos para dar en la diana

En un nuevo intento por reactivar el crecimiento económico y crear inflación, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a hacer historia el jueves 10 de marzo. En una acción sorpresiva, Mario Draghi, el presidente de la institución, anunció una serie de medidas más agresivas con el objetivo de que la política monetaria expansiva tenga efectos sobre la economía real.

Aunque es mucho el escepticismo sobre el impacto que pueda tener en solitario, sin las reformas estructurales que reclama el banquero italiano desde hace tiempo a los gobiernos, lo cierto es que algunos activos financieros sí que podrán beneficiarse de la ofensiva del BCE. Esta vez es la deuda de empresas no financieras y con grado de inversión -sin incluir bonos basura- una de las claras ganadoras.

El banco central destinará, por primera vez, parte de sus compras de renta fija a estos activos. Todavía "falta por definir la operativa de las medidas, y lo único que sabemos es que comenzará a comprar a finales del segundo trimestre", como explica Fernando García, director de Mercados de Capitales para el sector corporativo y banca de Société Générale, pero, independientemente de los detalles, "tendrá un efecto muy positivo en spreads y en sentimiento respecto al crédito, porque el BCE es un comprador con una capacidad muy alta".

Todos los expertos consultados coinciden en esta idea. La expectativa es que los precios de la deuda de las empresas suban ante la gran entrada de dinero, aunque no se conozca qué parte de los 80.000 millones de euros mensuales a los que se ha elevado el QE se dirigirá al corporativo.

"Lógicamente, muchos inversores se van a lanzar a la compra de bonos -con lo que subirá su precio y bajará su rentabilidad- a la espera de que en el futuro esos bonos puedan ser comprados por el BCE", afirma Miguel Llorente, gestor de patrimonios de Value Tree.

¿Habrá trasvase de público a privado?

No solo eso, sino que hay unanimidad al esperar que la deuda empresarial se comporte mejor que la gubernamental en los próximos meses, pese a que la institución monetaria estará adquiriendo ambas. "Como ya hay una burbuja en el mercado de soberanos, creemos que la decisión del BCE primero tendrá un impacto favorable en los bonos privados corporativos de alta calidad", considera David Poulet, gestor de renta fija de Amiral Gestion.

Hay un claro argumento a favor de que la deuda privada puede ser la gran beneficiada, incluso más de lo que ha sido la pública en estos meses de compras. Y es que el mercado de deuda soberana es mucho más grande, y la capacidad de acción del BCE es menor, mientras que "el mercado de bonos corporativos es ocho veces más pequeño, por lo que la entrada de un comprador tan fuerte afecta mucho más a los precios", sostiene Víctor Alvargonzález, director de estrategia de Tressis. Y pone un símil: "Es como si un gran comprador entra en bolsa en un valor pequeño".

De momento, el mercado ya está comprando ese potencial en la deuda corporativa en detrimento de la pública. Se vio el viernes siguiente a la decisión del BCE, cuando el bono español a 10 años ganó un 0,89%, y la rentabilidad se redujo hasta mínimos de diciembre, en el 1,485%, pero fue mayor la subida, del 1,63%, en el precio de deuda emitida por Telefónica con vencimiento en 2013. Hay otra razón de peso para prever más ganancias en la deuda privada.

Además, algunos índices ya recogían el apetito que estaba surgiendo por estos bonos. Es el caso del Bloomberg Euro Investment Grade European Bond. "El rally empezó a mediados de enero. Los bonos corporativos han subido más de un 1% [según este índice] este año, lo cual es mucho en un activo de renta fija. Y más si lo comparamos con otros activos como la bolsa", apunta Víctor Alvargonzález.

"En los últimos meses, los diferenciales de crédito en Europa -la prima que se paga por tener un bono corporativo y no uno de gobierno- habían subido hasta niveles no vistos desde 2011, por lo que la renta fija privada ya resultaba más atractiva que la pública", apunta Miguel Llorente.

"A partir de ahora la deuda corporativa puede funcionar también como refugio [hasta ahora era la pública] en momentos de turbulencia de los mercados", afirma.

En el universo de bonos europeos, los españoles se encuentran entre los que podrían salir más favorecidos. Así lo cree Fernando García, que opina que "va a haber cierta convergencia de los bonos periféricos a los no periféricos aunque no totalmente, por la diferencias de rating".

¿Y más allá de Europa?

Pero la deuda corporativa europea no es la única que puede sacar partido en un contexto de bajo tipos de interés. La deuda corporativa americana, sobre todo las emisiones high yield, también están empezando a dar buenas noticias a los inversores. No por el impacto del BCE, que es casi nulo, sino por el respiro que está dando el precio del petróleo.

Hace justo un mes el crudo marcaba su mínimo anual al situarse en las inmediaciones de los 20 dólares que ya hace meses venían pronosticando los grandes bancos de inversión como Goldman Sachs.

Desde entonces el petróleo ha subido un 36% en el caso del West Texas y un 34% en lo que respecta al Brent. El principio de acuerdo entre los países de la OPEP para, si no recortar la producción, al menos sí congelarla y la previsión de que EEUU reduzca su oferta ante la complicada situación financiera que experimentan las compañías de shale gas han sido las excusas que han utilizado los inversores para decidir que esos 20 dólares pueden ser el suelo en el precio del crudo.

Una capitulación de esta materia prima que se ha dejado sentir en las cotizaciones de las grandes petroleras americanas pero también en la renta fija high yield.

No en vano el 60 por ciento del mercado de high yield se encuentra en EEUU y el 11% de toda la industria high yield americana está en el sector de la energía por lo que el impacto del precio del crudo en la misma es inevitable. "Un rebote del petróleo se debería trasladar a un rebote del high yield por la sobreventa y cierre de posiciones cortas de los últimos meses", apunta Jaime Albella, director de ventas senior de Axa IM España.

Y eso se ha visto en la extraordinaria correlación que ofrecen el precio del West Texas con el índice Bloomberg Global High Yield y también en que los inversores han vuelto a incluir fondos de high yield en sus carteras. Lo avalan los datos de Lipper, que muestran que en la primera semana de marzo los fondos de high yield registraron entradas netas por valor de casi 5.000 millones de dólares, récord histórico.

Además, estas entradas de dinero han ido acompañadas de un aumento de las rentabilidades ante la caída de los diferenciales que han registrado estas emisiones ya que, según datos de Morningstar, los fondos de high yield americano y global fueron dentro del mercado de renta fija dos de las cinco categorías más rentables del último mes con ganancias del 5 y 4%, respectivamente.

Quizá por ello en las últimas semanas no han sido pocas las gestoras que se han lanzado a defender que la inversión en este tipo de productos de alto riesgo tiene mucho sentido, ya que en un contexto de rentabilidades incluso negativas en bonos gubernamentales como es el caso de varios europeos, lograr cupones superiores al 6 por ciento como los que dan de media los fondos que invierten en bonos basura americanos no es algo para ignorar.

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