
Los focos han ido cambiando, pero el resultado siempre ha sido el mismo. La bolsa española es incapaz de fraguar un rebote consistente desde que arrancó el año. Primero por China y el miedo a una desaceleración y después por la banca, pero al final el verdadero termómetro de las bolsas se llama petróleo. Desde que saltase el rumor de un posible recorte en la producción de esta materia prima para estabilizar su precio, el Ibex 35 logra alzas del 3,45%, que se han visto truncadas por la corrección que acumula en las dos últimas sesiones, del 4,4%. Se trata de unas caídas que, a ojos de los asesores financieros acreditados por Efpa, podrían continuar en el próximo trimestre porque el porcentaje de expertos bajistas está en máximos desde que se creó la encuesta de sentimiento de mercado elEconomista-Efpa, en septiembre de 2014.
De los más de 1.000 profesionales que han participado este mes en el sondeo, el 46,2% prevé que las ventas tengan continuidad en el Ibex 35, por lo menos hasta mayo. Se trata de un incremento notable de bajistas, teniendo en cuenta que en enero representaban un 25,7%. Solo el miércoles, la bolsa española se dejó un 3,07%, entre otras razones porque Moody's bajó a bono basura el rating de Brasil y los nuevos test de estrés a la banca perjudicaron a Santander y BBVA.
Por qué ése cambio
El vuelco en el sentimiento de mercado ha llegado en un mes lleno de altibajos marcado por la volatilidad y en el que la falta de confianza en los bancos centrales no ha ayudado en absoluto. Porque, aunque pueda parecer lejano, sobre todo a la vista de las últimas caídas, lo cierto es que la bolsa española arrancó febrero con un rebote a sus espaldas de prácticamente el 7% desde los mínimos del 20 de enero (los 8.200 puntos), que se frenó nada más empezar el mes.
¿La razón? El castigo a la banca a nivel global por el temor a posibles impagos en la deuda de las petroleras, que ha hecho que las entidades financiera pierdan ya en Europa más de 221.000 millones de euros de su valor bursátil en lo que va de año. En esa pérdida de capitalización, no obstante, también influyó el hecho de que muchos tenedores de CoCos (bonos contingentes convertibles) del sector bancario se pusieran cortos sobre las acciones de las entidades para protegerse.
Todos esos factores, tanto las fluctuaciones de la banca como las del crudo, que no logra estabilizar su precio y que se ha convertido en lo que de verdad marca el ritmo de las bolsas, han ido minando el optimismo de los asesores financieros sobre el devenir de la española, que acumula un retroceso del 16% este año y que llegó a ser de prácticamente del 19% -solo la de Italia cae más en Europa-. Y es que, pese a las subidas que ha vivido el crudo en las últimas sesiones, su suelo aún no se vislumbra. "La estabilización de los precios no será rápida", considera José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi.
El cúmulo de factores ha provocado que si en enero más de la mitad de los expertos esperaba subidas a tres meses vista, ahora solo un 29,7% contemple esta opción -de nuevo, es el nivel más bajo de los últimos diecisiete meses-. En cambio, lo que se mantiene sin alteraciones es el sentimiento neutral: un 24,1% de los profesionales considera que el Ibex 35 se mantendrá en torno a los niveles actuales.
Claro que la volatilidad no ha estado únicamente presente en la renta variable, tampoco ha faltado en el mercado de renta fija. El termómetro que mide la rentabilidad adicional que los inversores exigen a nuestra deuda a diez años respecto a la alemana, la prima de riesgo, ha repuntado 33 puntos básicos este año -28 puntos han sido solo en febrero, hasta los 147 puntos-. Y podría tensarse más, porque el 52,6% de los expertos prevé que registre subidas en los próximos tres meses, un porcentaje sin precedentes desde septiembre de 2014.
Este aumento se debe, básicamente, a que los inversores han preferido refugiarse en la deuda alemana y deshacerse del papel español, sobre todo en febrero. Esas ventas han elevado este mes la rentabilidad de los bonos españoles del 1,56 al 1,62% en el mercado secundario (el lugar en el que cotizan una vez que son emitidos). Lo que implica que los inversores que hayan incluido estos títulos en cartera a principios de febrero asuman ya unas minusvalías latentes del 1% -aunque en el acumulado del año aún se gana un 0,7%-.
La montaña rusa en la que está montada la deuda ha erosionado también el sentimiento bajista en lo que respecta al diferencial. De los más de 1.000 encuestados, solo el 15,6% ve probable que en el próximo trimestre baje. Mientras que los que se mantienen neutrales también han retrocedido del 47,7 al 31,8% en el último mes.