Bolsa, mercados y cotizaciones

Más de 770.000 millones de euros se cobijan al 0%

  • Entre depósitos, fondos de renta fija a corto plazo y monetarios, las familias españolas guardan más de la mitad de su ahorro financiero en productos conservadores con rentabilidades cercanas al 0% en plena tormenta bursátil

La falta de alternativas para los ahorradores deja a su paso una curiosa lectura: más de 770.000 millones de euros en España se encuentran en productos que ofrecen rentabilidades cercanas al 0 por ciento. ¿Acaso los españoles se han vuelto locos?, se preguntarán muchos. Y no, la respuesta no es precisamente esa sino que en un momento en el que no existe rentabilidad sin riesgo los ahorradores han empezado a primar la seguridad.

Unos lo llamarán ineficiencia y otros miedo, pero el caso es que lo que antes habría sido inaceptable ahora empieza a tener cabida. O si no, ¿quién habría dicho sí a inmovilizar su dinero durante un año a cambio de un 0,2 por ciento, que es lo que ofrece ahora Bankia -por ejemplo-? Las turbulencias que viven las bolsas explican que propios y extraños prefieran ganar poco o nada antes que sufrir pérdidas. En definitiva tener liquidez en cartera garantiza también poder comprar más adelante.

Entre depósitos, fondos de renta fija a corto plazo, que se suponen que son menos volátiles, planes de pensiones también de deuda con vencimientos cortos y monetarios, existen más de 770.000 millones de euros cobijados en productos con retornos próximos al 0 por ciento, que representan nada más y nada menos que en torno al 61 por ciento de todo el ahorro financiero español.

El grueso continúa estando en depósitos a pesar de que su rentabilidad se encuentra en mínimos históricos, del 0,4 por ciento, según el Banco de España (BdE) y la expectativa es que continúe a la baja en los próximos meses. Eso no significa que no haya salido dinero, claro está. Desde que el BdE llamase a las puertas de la banca en enero de 2013 con el objetivo de aniquilar los depósitos extratipados -limitó los rendimientos a un año al 1,75 por ciento-, los hogares españoles han retirado 13.000 millones de euros durante los últimos dos ejercicios. Aunque la huída cuando ha cogido ritmo ha sido en 2015, con la salida de 9.000 millones.

Pero, ¿por qué alguien iba a estar dispuesto a obtener un rendimiento prácticamente nulo con este tipo de productos más allá de que consigue liquidez? Mientras la inflación siga en negativo o próxima al 0 por ciento, el rendimiento real que obtiene un ahorrador por su inversión es superior al que a priori parece.

Tras cuatro meses de caídas consecutivas de los precios en España -y también en Europa-, finalmente repuntaron en diciembre hasta el 0,017 por ciento. Llevado a la práctica, que es lo que nos interesa, eso significa que si un depósito promete un 0,2 por ciento -es lo que se conoce como interés nominal-, el real será del 0,183 por ciento una vez descontada la inflación. Cuando esta se mantenía en terreno negativo, en cambio, ni siquiera se comía parte del rendimiento del producto.

Esto explica que en años como en 2011, cuando los depósitos aún rentaban de media un 2,79 por ciento, los ahorradores obtuvieran rendimientos reales negativos. ¿Por qué? Básicamente porque la inflación era entonces del 3,05 por ciento -la misma paradoja se repitió en 2013-. O al revés, que en 2014, a pesar del tajo que ya sufría la rentabilidad de las imposiciones, estas arrojasen los mayores retornos reales para los ahorradores desde 2009. La clave no fue otra que la caída de la inflación.

Con la renta fija se pierde

Y vale, podría decirse que, en definitiva, los depósitos aún ofrecen rentabilidades positivas. Pero no sucede lo mismo con los fondos de inversión de renta fija a corto plazo, que representan un 15 por ciento de toda la industria, ni con los planes de pensiones de la misma categoría, que suponen un 13 por ciento. Ambos sufrieron pérdidas el año pasado, del 0,11 por ciento y del 0,2 por ciento, respectivamente. No sucedía desde 2010. Y este año siguen el mismo camino. A pesar de que la deuda alemana y estadounidense ha actuado de refugio en este arranque de ejercicio, tanto los fondos de deuda corporativa como de bonos soberanos se encuentra en números rojos este año según los datos de Morningstar, siendo más acusados los de los productos que buscan oportunidades en el papel soberano.

La buena noticia es que esas pérdidas parecen haber limitado la inversión en estos productos ya que, según los datos de Inverco del cierre de diciembre, los fondos de renta fija a corto plazo cerraron el ejercicio con reembolsos por valor de 5.700 millones de euros mientras que los planes de pensiones de deuda a corto plazo lo hicieron con reembolsos por valor de 441 millones de euros. La mala es que en porcentaje sobre el patrimonio sigue suponiendo el 15 de los activos en fondos y el 13 por ciento de los activos en planes de pensiones. Y eso sin incluir lo que supone la inversión en productos monetarios, de renta fija a largo o mixtos de renta fija...

El regreso de los monetarios

El caso de los monetarios merece un capítulo aparte ya que a diferencia de los fondos de renta fija, que dan cupones con rentabilidades reales que pueden ser atractivas en momentos de máximo pánico en el mercado como los que se han vivido en el primer mes de enero, los productos monetarios tan solo aspiran a dar un 0 por ciento de rentabilidad ya que sus rendimientos están ligados a los tipos de interés.

Pues bien, incluso así siguen recibiendo demanda. No en España, donde en el conjunto del año han vuelto a registrar más reembolsos que suscripciones- con la excepción del mes de septiembre cuando se vieron suscripciones netas por valor de 616 millones de euros, récord mensual de los últimos cinco años-; pero sí a nivel mundial.

?El problema de la crisis actual es que ya no tenemos tantos colchones como antes porque los bancos centrales han hundido todos los precios por lo que en mercados muy volátiles merece la pena tener liquidez en cartera?, afirma Fernando Luque, editor de Morningstar. Una tendencia que se vio sobre todo en el último trimestre del año ya que, según los datos de Morningstar, de los 142.296 millones de dólares que entraron a nivel mundial en fondos monetarios durante 2015, récord trimestral desde al menos 2011, 138.130 millones de dólares, el 97 por ciento del total, lo hicieron solo en el último trimestre del año, justo después del crash chino. Esto explica que cuatro de los cincos fondos más vendidos en el mundo en ese periodo fueran monetarios.

La gran demanda de fondos monetarios no obedece además solo a la que realizan los inversores particulares sino a la que hacen los inversores profesionales, que recurren a estos productos para aparcar su dinero en espera de que la normalidad vuelva a los mercados. Y es que la liquidez se ha convertido en algo imprescindible de cualquier cartera que se precie, incluso de la más agresiva, ante la falta de alternativas no solo rentables sino también de bajo riesgo que ofrece ahora la inversión en renta fija más tradicional. Y esa necesidad de cash se ve también en las carteras de los gestores de fondos ya que, según la última encuesta de Bank of America Merrill Lynch, mientras que la exposición a bonos ha caído a mínimos de 2 años hasta una infraponderación del 64 por ciento, el nivel de liquidez ha subido hasta el 5,4 por ciento. No en vano, tal y como explica Jim Teavis desde el blog bondvigilantes de M&G ?el 5 por ciento en liquidez es el nuevo 2 por ciento?.

Y es que en un contexto como el que nos está ofreciendo este año el mercado, con la bolsa cayendo un 7 por ciento y la inversión en bonos ofreciendo rentabilidades negativas, el 0,02 por ciento de rentabilidad que acumulan los productos monetarios es más que suficiente para un inversor que ahora lo que quiere no es ganar dinero sino no perderlo. "Al margen de la rentabilidad, estos productos tienen otras ventajas que le hacen atractivo frente a otros productos catalogados como "sin riesgo" en cualquier contexto como es: la liquidez -disponibilidad inmediata del dinero- y que no tienen riesgo de contraparte como sí que lo tiene un título de deuda o un depósito bancario. Por lo que, como reserva de liquidez, ante un crash crediticio se hacen muy atractivos frente a otros productos al margen de que el entorno de tipos de interés en este caso sea muy bajo", afirma Ricardo Sánchez Seco, analista financiero.

Eso sí, aunque inferior al que presenta la renta fija, la inversión en monetarios también puede arrojar rentabilidades negativas. Y ahí mucho tienen que ver las comisiones que cobran estos productos ya que, como explica José María Luna, director de análisis de Profim, "cuanto más altas sean éstas, peor será la rentabilidad que logre el monetario en cuestión".

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