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Iberia pierde las salvaguardas que garantizan la españolidad del grupo

  • La expiración de las cláusulas no tiene ningún efecto ni supone cambios

Ayer concluyeron las salvaguardas que preservan formalmente la españolidad de Iberia, así como la nacionalidad británica de British Airways. Pese a que existe la firme voluntad en el grupo de que nada cambie, las dos sociedades que formaron IAG en enero de 2011 se despiden ahora de un conjunto de garantías que aportaban seguridad jurídica a Iberia y al Gobierno español. La vigencia de dichos compromisos se limitó a cinco años, plazo que desde hoy forma parte del pasado.

Como consecuencia de lo anterior, y aunque no sea el caso previsto, IAG tendría la puerta abierta para realizar diferentes actuaciones que hasta la fecha no podía hacer. Por ejemplo, podría plantearse el cambio de las actuales sedes sociales de Iberia y de IAG. "Eso no va a ocurrir, todo va a seguir igual", reconocieron ayer fuentes próximas a la empresa. No obstante, si el grupo cambiara de opinión, ahora no habría los obstáculos legales que estaban vigentes hasta ayer. Y lo mismo ocurre con la pervivencia de las marcas de las aerolíneas o la estrategia de las mismas, que también podrían ser susceptibles de revisión sin ninguna traba.

Gracias a las referidas garantías, IAG (IAG.MC)se comprometió por escrito a que la evolución de uno de los centros no fuera en detrimento del otro. De esa forma, las anteriores precauciones blindaban la cartera de destinos clave de cada aerolínea y velaban para que existiera un desarrollo equilibrado de las dos redes atendidas desde cada aeropuerto (Adolfo Suárez-Barajas en Madrid y Heathrow en Londres). Asimismo, gracias a las mismas caute- las, Iberia elude cualquier vinculación con los fondos de pensiones de British Airways.

Mandará el sentido común

Según explican fuentes de Iberia, "las salvaguardas han estado vigentes durante cinco años y expiran en enero de 2016. Iberia tiene su propia marca, directivos y su casa matriz en España con su hub en Barajas y esa situación no cambiará". Asimismo, añaden, "Iberia es una compañía exitosa que da empleo a más de 16.000 personas, es rentable, está creciendo y forma parte de un grupo sólido. Las salvaguardas cumplieron su propósito".

En declaraciones a la prensa, realizadas el pasado noviembre por el presidente de IAG, Antonio Vázquez, "ahora, las salvaguardas son el sentido común, que es mucho mayor de lo que pensábamos inicialmente. El grupo actúa como tal y no por nacionalidades".

Así, fuentes de Iberia consultadas ayer por elEconomista recalcaron que la españolidad de Iberia está fuera del debate. De hecho, a partir del próximo abril, el primer ejecutivo de IAG será el español Alex Cruz, natural de Bilbao.

Viaje en el tiempo

Hay que remontarse hasta el 26 de enero de 2011. Ese día, IAG e Iberia pusieron en marcha las Implementaciones de las Estructuras de Nacionalidad. Eso sucedió dos días hábiles después de la exclusión de la cotización de las acciones de British Airways y de Iberia y del inmediato estreno en el parqué de IAG. Todo ello se pormenoriza en el documento de registro bursátil de IAG. Con el objetivo de preservar los derechos de tráfico y permisos de vuelo, tanto de British Airways como de Iberia, los responsables de la operación acordaron unas Estructuras de Nacionalidad. Estos convenios bilaterales fijaron que los accionistas británicos fueran titulares de, al menos el 50,1% de los derechos políticos de British Airways. De la misma forma, sus homólogos españoles atesoraban el 50,1% de los mismos derechos de Iberia Opco. Estos derechos políticos de Iberia los controla Garanair, sociedad que también se mantendrá pese al fin del plazo de las garantías.

Las estructuras de nacionalidad resultaban vitales para el éxito de la fusión, puesto que los derechos de tráfico y permisos de vuelo otorgados por las respectivas autoridades de Aviación Civil exigen que la propiedad mayoritaria y el control de British Airways e Iberia se mantuvieran de forma efectiva en manos de accionistas británicos, en el caso de British Airways, o de accionistas españoles, en el caso de Iberia.

Lo mismo ocurre con las licencias de explotación. Dichas licencias requieren que la mayoría de la propiedad tanto de British Airways como de Iberia recaiga en sociedades nacionales.

Según el referido documento, las "Estructuras de Nacionalidad se mantendrán inicialmente durante los cinco primeros años siguientes a la fusión. Transcurrido dicho plazo, IAG tendrá el derecho a eliminarlas". Además, la eliminación de las salvaguardas -tanto de Iberia como de British Airways-, se produciría de forma simultánea. Entonces se decidió que durante los cinco años siguientes al inicio de la fusión la sede social de British Airways sería el Reino Unido mientras que la de Iberia sería España, de forma que cada una de ellas mantendría sus licencias de explotación y certificados de operador aéreo, así como sus respectivos códigos.

Tanto Iberia como British Airways no podían otorgar garantías a ningún plan de pensiones esponsorizado por la otra compañía fusionada, ni tampoco usar su caja ni sus líneas de financiación para dichos planes.

De la misma forma, hasta el momento, cualquier consejero de IAG, Iberia o British Airways podía paralizar las actuaciones sospechosas de incumplir los compromisos de nacionalidad, en espera de la resolución de la Comisión de Salvaguardas.

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