
China volvió a desatar ayer la primera tormenta bursátil del año. Con un dinero que salió despavorido de la bolsa con motivo de un dato macro peor de lo esperado sobre la actividad industrial del gigante asiático, la deuda pública, sobre todo la de la periferia, actuó como refugio. Y el bono español no fue una excepción, ya que las compras relajaron su rentabilidad del 1,77 al 1,71% alejándose del 1,83% al que llegó a subir en las jornadas posteriores a las elecciones.
La foto se repitió en prácticamente toda Europa porque los inversores también se lanzaron a comprar papel de Italia o de Francia dentro de la periferia, con la excepción de Portugal, donde se instalaron las ventas; o incluso de Alemania. Allí, el interés del bund retrocedió 6,3 puntos básicos, hasta el 0,56 por ciento.
El mayor apetito por los bonos alemanes respecto a los españoles, no obstante, explicó ayer que el diferencial entre ambos activos, que se mide a través de la prima de riesgo, repuntase 1 punto, hasta los 115 puntos básicos, en una jornada en la que la ruptura diplomática de Arabia Saudí con Irán también invitó a los inversores a buscar refugio en los activos más seguros.
"Durante los próximos días es probable que los bonos sigan penalizados, más los core que los periféricos, por varios motivos", explica el equipo de análisis de Bankinter. Entre ellos, arguyen la publicación de las actas de la Fed correspondientes a la reunión de diciembre, en la que se empezó a endurecer la política monetaria, la comparecencias de varios miembros de la Fed (como Williams, Lacker y Evans) o el repunte de la inflación que se espera en la Unión Europea, del 0,4%, "que podría enfriar las expectativas de nuevos estímulos del BCE".
Apetito por el papel de EEUU
Por el momento, no obstante, la oleada de compras no se quedó en Europa, sino que alcanzó también a Estados Unidos. Allí, la referencia a una década se relajó, al caer su rentabilidad del 2,26% al 2,21%.