
Wall Street ha disipado incertidumbres tras la subida de tipos de la Fed. Sin embargo, el ritmo de las próximas subidas y seis años de 'rally' alcista pueden empañar el futuro año electoral.
Los inversores de renta variable americana dejan atrás un año mucho más volátil de lo previsto y donde el despertar de la Reserva Federal tras siete años de política monetaria ultraacomodaticia ha disipado momentáneamente la incertidumbre. Sin embargo, el rumbo a tomar por el Halcón Milenario de Janet Yellen y la fatiga tras seis años de rally alcista pueden entorpecer la marcha de la bolsa estadounidense, que también se verá acorralada por la carrera presidencial a la Casa Blanca. Y es que los expertos coinciden en señalar que aunque la bolsa americana no va a protagonizar grandes sustos en 2016 tampoco arrojará un retono espectacular. "Creemos que 2016 puede ser muy similar a 2015" avisa Michael Wilson, director de inversiones de Morgan Stanley Wealth Management. "Veremos un arranque fuerte a medida que los inversores comienzan a comprar en los primeros compases del año, pero habrá una mayor inclinación a reducir el riesgo de sus portfolios", añade. Desde su punto de vista, entrar en el mercado estadounidense de renta variable puede resultar una "decisión tardía", ya que ya no existe la "ilusión" de estar en el arranque de una recuperación. "Es demasiado pronto para pensar en deshacer posiciones pero es momento de comenzar a trazar el camino que nos permita batir al consenso del mercado", avisa.
¿Campanas de recesión?
En este sentido desde Morgan Stanley Wealth Management reconocen que durante 2016 comenzarán a sonar las alarmas de recesión. Un hecho del que ya se han pronunciado Citi, cuyos economistas aseguran que la probabilidad de una recesión asciende hasta el 65 por ciento el año que viene. Sin embargo, Renato Grandmont, estima que "podríamos ver nuevos máximos para las acciones de pequeña y gran capitalización, primordialmente por la expansión de sus beneficios. Pero es cierto que el panorama se verá empañado por las elevadas valoraciones, las próximas subidas de tipos y las elecciones presidenciales del próximo noviembre. Su objetivo para el S&P 500 se mantiene en los 2.200 puntos, en sintonía con buena parte del consenso. Forma parte de este grupo el estratega jefe de Morgan Stanley, Adam Parker, quien estima que el índice S&P 500 crecerá un 4 por ciento y terminará 2016 en los 2.175 puntos. El beneficio por acción medio quedará en los 125,9 dólares. Sectores como el tecnológico, el financiero, el de consumo discrecional o el de salud, que suponen el 65 por ciento del indicador, cuentan con los fundamentos más sólidos y tendrán más probabilidades de alcanzar sus metas de beneficio. "Los efectos negativos del crudo y el sector energético se disiparán a lo largo del año pero el efecto de un dólar más fuerte seguirá pesando y provocará revisiones a la baja en las expectativas de beneficio", aclara Dubravko Lakos-Bujas, estratega jefe para EEUU de J.P Morgan. Desde el banco capitaneado por Jamie Dimon se espera que el S&P 500 se sitúe en los 2.200 puntos a finales de 2016 con el beneficio por acción medio en los 123 dólares, lo que implica una rentabilidad de entre el 4 y el 5 por ciento en el precio y un 3 y un 4 por ciento en los beneficios.
"Tras la reciente subida de tipos prevemos poca o nula apreciación en los precios de la renta fija y únicamente ganancias moderadas para la mayor parte de los mercados de renta variable en 2016", destaca Ewen Cameron Watt, estratega en jefe global de inversiones de BlackRock. Desde la gestora estiman que las valoraciones parecen haberse saltado el ciclo comercial en muchos mercados, especialmente en Estados Unidos. "Esencialmente, hemos estado pidiendo prestados los beneficios del futuro", añade.
Su colega, Russ Koesterich, matiza que en Estados Unidos, los bancos y las compañías aseguradoras están correlacionadas positivamente con la reciente subida de tipos pero sus preferencias de inversión incluyen las empresas tecnológicas, constructoras y las firmas inmobiliarias. Dentro de la renta fija de grado de inversión, sectores como el financiero y de cable son favorecidos sobre los materiales, la manufactura y productos de consumo.
Petróleo y dólar
Los efectos de los movimientos en el dólar estadounidense y en los precios del petróleo marcarán la tendencia el próximo año. Los incrementos en el dólar intensificarán la presión sobre los precios de las materias primas, las monedas de mercados emergentes y los beneficios de las compañías estadounidenses, al hacer sus exportaciones menos competitivas. La caída en los precios del petróleo ha arrastrado a la baja las expectativas inflacionarias de largo plazo y podría alentar a algunos bancos centrales a pisar más fuerte el acelerador monetario. Para David Kostin, estratega jefe de Goldman Sachs en Nueva York, el mercado de renta variable que hará sombra a la renta variable estadounidense, europea y asiática es Japón. "Nuestros estrategas esperan un retorno del 17 por ciento, alrededor de un 11 por ciento si se mide en dólares estadounidenses para 2016, dado el crecimiento de los beneficios, las valoraciones moderadas y las reformas estructurales", explica. El banco liderado por Lloyd Blankfein espera que la renta variable de Estados Unidos suba de media un 5 por ciento desde los precios actuales de mercado y los beneficios por acción medios del S&P 500 registren un incremento cercano al 10 por ciento hasta alcanzar los 120 dólares. "Creemos que las compañías con balances fuertes, con visibilidad y con ventas orientadas hacia el mercado doméstico se comportarán muy por encima de la media", recomienda Kostin, quien también considera invertir en valores cuyos márgenes sigan expandiéndose postiviamente. En esta lista se cuelan gigantes como Alphabet, Bristol-Meyers, Starbucks y Visa.