DAIMLER
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Desde que China decidiera devaluar el yuan el 11 de agosto, Volkswagen sufre un deterioro de la recomendación que el consenso de mercado emite sobre sus acciones que la ha llevado desde un 'comprar' hasta el 'vender' que recibe actualmente. El fraude de sus motores diésel ha acelerado este desgaste, creando un clima de crisis en el sector en el que Daimler se ha aupado como el gran vencedor europeo para los analistas.
El 20 de julio, Daimler sorprendió a los expertos con sus resultados trimestrales y se ganó el derecho a sustituir a Volkswagen en elMonitor. Una operación que estuvo avalada por la mejor recomendación que recaía sobre los títulos del fabricante de Mercedes, su mejor ciclo de producto y su ventaja en China. Fortalezas que desde entonces se han acentuado.
Daimler es hoy la segunda opción más atractiva dentro del sector para las firmas de inversión. El fabricante alemán presenta un incremento de sus beneficios de cara al próximo bienio de un 60 por ciento y se estima que en 2016 contará con 16.000 millones de euros en caja. Otro de sus atractivos es el 5,3 por ciento hasta el que se elevará la rentabilidad de su dividendo en 2016, según las previsiones.
"El ciclo de producto de Daimler está en la parte alta, lo que le permitirá mantener sus márgenes", explica Óscar Rodríguez, analista de Banco Sabadell. Las estimaciones apuntan a que el próximo año logrará convertir en ganancias más de 6 euros de cada 100 ingresados, frente a los 5 de cada 100 que se apuntó como beneficio en 2014. "Su evolución en China es muy positiva mientras que su exposición a Latinoamérica es limitada, lo que también es favorable para su negocio", finaliza el experto de la entidad catalana.
El camino contrario
Volkswagen ha seguido el camino contrario en las últimas semanas. La debilidad de sus ventas en China y, sobre todo, el escándalo de sus motores diésel han puesto en cuestión el negocio y la imagen del fabricante alemán. Sus acciones se han desplomado más de un 50 por ciento en el parqué desde principios de agosto, tras lo cual, Volkswagen capitaliza ahora 46.700 millones de euros. Antes de que estallara el escándalo capitalizaba cerca de 80.000 millones.
La drástica reducción de su tamaño podría haberla convertido en el objetivo de una futura opa. Por ejemplo, la propia Daimler, cuya caja es una tercera parte de su capitalización podría planteárselo, aunque la posibilidad de que sea comprada es remota para los expertos. "El 51 por ciento de los derechos de voto los tiene la familia Porsche, por lo que no tiene sentido que estén pensando en vender", comenta Óscar Rodríguez, de Sabadell. "Volkswagen no está muerta", opina Claudio Ortea, de Lombard Odier, quien confía en que el grupo "puede asumir incluso el peor escenario".