
Las subidas registradas en la última sesión del mes de septiembre, que daba por cerrado un tercer trimestre para el olvido, han devuelto el optimismo al parqué neoyorquino. Para muchos esta es la señal que indica que Wall Street se prepara ya para el rally de fin año. De hecho, desde 1945, el S&P 500 ha registrado subidas medias del 3,8 por ciento en el cuarto trimestre, algo que sirve de referente para animar a los operadores.
Sin embargo, los acontecimientos fuera de las fronteras de Estados Unidos podrían seguir generando disgustos y acabar con el convencionalismo de que los años pre-electorales a este lado del Atlántico son alcistas para la renta variable del país. En estos menesteres, Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, jugará un papel decisivo. De momento ya ha dejado bastante clara su intención de subir los tipos de interés antes de que termine el año. Este incremento, el primero desde 2006, todavía no está del todo asimilado por el mercado.
Según el FedWatch de la CME sobre las expectativas de una subida de tipos, la posibilidad de que esta ocurra el próximo 28 de octubre se reduce al 13,8 por ciento. Las posibilidades de que esta ocurra el 16 de dicembre suben hasta el 40,5 por ciento, cifra que indica que todavía menos de la mitad de los operadores creen que la Fed apretará las tuercas a la política monetaria del país.
Dicho esto, la retahíla de altos funcionarios de la Fed, como el presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, su homólogo en la Fed de St. Louis, James Bullard, o el capitán de la Fed de San Francisco, John Williams, respaldando a Yellen en este mensaje hace pensar que es bastante difícil que EEUU escape a una subida de 25 puntos básicos.
La economía de EEUU creció en el segundo trimestre alrededor de un 3,9 por ciento, recuperando el terreno perdido en el arranque del año y afianzando el camino para la segunda mitad del año. En estos momentos el indicador GDP Now de la Fed de Atlanta observa un crecimiento del 1,8 por ciento para el tercer trimestre, algo que pone al país rumbo de acumular un crecimiento en 2015 que oscile el 2,5 por ciento, según las previsiones de S&P Capital IQ. Esta consultora observa un crecimiento para el año que viene del 2,8 por ciento y del 2,7 por ciento en 2017. Es decir, el avance de EEUU permanecerá por debajo del 3 por ciento hasta finales de esta década.
Los más pesimistas apuntan que seis de los últimos sondeos que elaboran las distintas reservas federales regionales del país para tomar el pulso de su actividad han pasado a territorio negativo, entre ellas la de la región de Chicago, que se situaba en una lectura de 46,9. Aún así, con un mercado laboral que se acerca al pleno empleo y que en septiembre generaba 200.000 puestos de trabajo dentro del sector privado, según la gestora de nóminas ADP, parece difícil pensar que habrá una recesión en ciernes. El indicador que mide las probabilidades de una recesión para la economía de EEUU elaborado por la Fed de St. Louis señala que, a día de hoy, existen un 0,96 por ciento de probabilidades de que esto suceda este año.
Aún así, el Fondo Monetario Internacional avisaba sobre los escollos que se avecinan. Mercados emergentes, como Brasil y otras regiones de Latinoamérica, sufrirán el debilitamiento de la economía China que, a su vez, lastrará el precio de las materias primas aún más. Otros grandes emergentes, como Rusia, también se encuentran con serios problemas a corto plazo. Al mismo tiempo, con un dólar que se fortalece, y seguirá haciéndolo en el caso de que la Fed decida dar el paso y subir los tipos, la deuda empresarial de los emergentes se postula como otro posible incendio en el horizonte. El Fondo ponía de manifiesto como el apalancamiento se ha cuadruplicado desde 2007 hasta 2014, tocando los 13 billones de dólares. Parte de esta deuda está denominada en dólares. Desde la institución también advertían sobre los problemas de liquídez que se plantean a corto y medio plazo en EEUU, un hecho que también promete generar sustos en los próximos meses.