
El Banco Central Europeo (BCE) lleva varios años aprobando medidas históricas para superar la crisis del euro, pero toda su política monetaria de emergencia estará deslumbrada por la crisis del euro en la reunión de este jueves.
Grecia espera que la entidad vuelva a abrir el grifo de la liquidez a la banca del país una vez que el Gobierno de Syriza está avanzando en las conversaciones con los acreedores. Los bancos del país permanecerán cerrados, al menos, hasta este viernes, a la espera de conocer si Fráncfort descongela este jueves la liquidez de emergencia a las entidades helenas: esto es, el ELA. Sin embargo, el BCE tiene que asegurarse, antes de conceder más liquidez, que Grecia abonará los 3.400 millones de euros que vencen el próximo lunes.
Al margen de Grecia, los líderes del Banco Central Europeo tendrán otros temas sobre los que discutir. El primero, y más importante, es la continuidad de su programa estrella, el de compra de bonos públicos y privados, esto es, el QE. El jefe de operaciones de la entidad en cuestiones de mercado, Benoit Coeuré, anunció en abril que la entidad podría adelantar sus compras de deuda a mayo y junio para evitar así la baja liquidez del mercado que se produce en julio y agosto. Sin embargo, al final no lo hizo, por lo que surge una pregunta: ¿podrá alcanzar su objetivo de adquirir 60.000 millones de euros de bonos al mes en julio y agosto? El presidente de la entidad, Mario Draghi, tendrá que responder a esta cuestión durante su rueda de prensa.
Otra pregunta importante que tendrá que afrontar será la de la mejora de la inflación. Después de cuatro meses en negativo, el IPC de la eurozona sumó en junio su segundo mes en positivo, lo que ha ayudado a mejorar las expectativas de inflación del mercado. Draghi explicará, como viene haciendo en las últimas reuniones, que la subida de los precios responde al impacto positivo del QE, pero tendrá que valorar si el ritmo es el adecuado.