
La devaluación nominal del euro, fruto de la compra de bonos soberanos por parte del Banco Central Europeo (BCE), ha tenido un efecto bálsamo en los miembros de la zona del euro, especialmente en la competitividad. Según los analistas de Bank of America Merrill Lynch, en estos momentos el valor de la moneda única aún se encuentra por debajo de su "umbral de dolor", nivel en el que la mayor parte de las compañías de países como Francia, Italia o España, consideran que su competitividad corre peligro.
El euro se ha revalorizado recientemente rozando los 1,14 dólares el 7 de mayo y el miércoles. Los malos datos de ventas minoristas del miércoles en EEUU ahondaron en las dudas del mercado sobre cuando llegará la subida de tipos, lo que empujó al euro un 1,3% frente al dólar. Estos niveles siguen comulgando con la brecha considerada por el BCE para 2015-2017 y se sitúa en los niveles deseados para respaldar la mejora de la competitividad de la zona del euro.
Al fin y al cabo, durante los próximos dos años, Mario Draghi considera que podrá elevar la inflación hasta su objetivo, por lo que los recientes movimientos al alza en el euro no deberían preocupar. El equipo liderado por Gilles Moec y Ruben Segura-Cayuela en BofAML ha elaborado un análisis donde se consideran los efectos del cambio de la divisa, la competitividad y el ritmo de la demanda mundial.
Estos expertos determinan que la reciente debilidad en EEUU es temporal y que esta tendencia debería corregirse en los próximos meses para que la Reserva Federal pueda justificar una subida de tipos en septiembre. Aún así, si esta atonía en la mayor economía del mundo continuase, el contexto podría cambiar notablemente, teniendo en cuenta la ralentización que ya materializan muchos mercados emergentes. "En estas circunstancias, la zona euro podría verse afectada por una doble dosis de apreciación de su divisa y un crecimiento mucho más bajo de sus exportaciones", avisan desde el banco estadounidense. "En nuestro modelo un cambio en el ritmo de la demanda de los niveles actuales del 3% a cero, junto a una apreciación del euro alrededor de los 1,25 dólares, podría ser suficiente para que Francia e Italia regresen al umbral del dolor".
Es en este contexto, cuando el BCE tendría que tomar más medidas extraordinarias durante un largo periodo de tiempo. "Esto podría justificarse con un cambio en las proyecciones de inflación", estiman desde Bank of America Merrill Lynch. De momento, los datos de EEUU siguen decepcionando.
Con un incremento interanual de sólo el 0,9%, las ventas minoristas en el país crecen a su menor ritmo desde 2009, cuando la recesión fruto de la crisis financiera azuzaba a buena parte del mundo. Aunque el decepcionante dato apuntaba a la falta de apetito de automóviles, si dejamos de lado las ventas de coches y el gasto en gasolina, las ventas minoristas crecieron sólo un 0,1% el pasado mes con respecto a la lectura de marzo. Datos que siguen apuntando a que la debilidad de EEUU podría ir más allá de frío invierno, la sequía en California o la huelga a finales del año en el puerto de Long Beach.
De hecho, el GDPNow, cifra que sigue la evolución del PIB estadounidense y que elabora la Fed de Atlanta, acaba de ser rebajado una décima en su lectura para el segundo trimestre, cuando la economía crece a un ritmo del 0,7%. Recordemos que en su lectura oficial, EEUU avanzó sólo un 0,2% en los tres primeros meses del año, sólo una décima por encima de la cifra pronosticada por el banco central de la región.
Sin embargo, para otros expertos, el dólar debería mantener su tendencia alcista. "Aunque los mercados de divisas experimentarán volatilidad, creemos que el dólar mantendrá su tendencia alcista durante los próximos años", indica Scott A. Mather, director de inversiones de Pimco.
Desde JP Morgan, su estratega de divisas, John Normand, considera que la reciente corrección del dólar es lógica si tenemos en cuenta que durante el primer trimestre del año su revalorización imitó a una burbuja. "El dólar continúa con un descenso irregular que comenzó tras la última reunión de la Fed y ha empujado a la divisa un 3% a la baja", explica. "Este patrón no es sorprendente teniendo en cuenta las características de burbuja experimentadas por el dólar en el primer trimestre, el debilitamiento de la economía de EEUU y la reciente estabilidad en la producción de petróleo", añade.
