
Los economistas han gastado ríos de tinta para intentar determinar el impacto del precio del petróleo sobre la inflación mundial. La correlación entre el deterioro del crudo y los Índices de Precios de Consumo (IPC) ha sido casi milimétrica en el último año, generando una corriente desinflacionista en todo el mundo que lleva casi un año en marcha.
Pero este proceso tiene fecha de caducidad, y será en el momento en el que los precios del crudo ya tengan una contribución positiva a la evolución de los precios, medidos en tasa interanual.
Las proyecciones del mercado reflejan que, a partir del mes de diciembre, el impacto del precio del petróleo volverá ser inflacionista sobre la economía mundial. Esta conclusión se extrae de cruzar la curva de futuros del crudo con la evolución de los precios y observar el cambio interanual.
A fecha de abril, el precio del crudo está un 43,5% por debajo del que estaba hace un año, y seguirá siendo inferior hasta noviembre, según las previsiones actuales del mercado. Sin embargo, para diciembre, los futuros ya superan el precio del barril de crudo de un año antes, en concreto, se sitúan un 16 por ciento por encima. El Brent cayó en ese mes por debajo de los 58 dólares, mientras que los futuros apuntan a que en diciembre de este año cotizará por encima de 66,5 dólares, esto es, ya una aportación positiva. En noviembre todavía no se producirá este sorpasso, ya que la evolución interanual será de casi el -6%.
Mirando a diciembre
También los expertos sitúan diciembre como la fecha en la que puede producirse este cruce. Sus previsiones para el precio del crudo este año son incluso más ambiciosas que en el caso de los futuros: el consenso de mercado que recoge Bloomberg establece la cotización del crudo en el entorno de los 69 dólares, más de un 20 por ciento por encima del nivel marcado un año antes.
Este efecto se multiplicará en los meses siguientes, a medida que la distancia entre los precios de 2016, en comparación con los mínimos de 2015, se amplíe. De este modo, para enero, la subida del crudo podría superar el 25 por ciento, y en marzo seguir por encima del 20 por ciento. No será hasta el mes de abril cuando esta distancia empiece a reducirse, a medida que el precio del crudo se estabilice en el entorno de los 70 dólares. De todas estas cifras se extrae que el efecto inflacionista del petróleo empezará a ser acusado a partir de diciembre y se prolongará durante la primera mitad de 2016, siempre que se cumplan las expectativas.
Si bien la evolución del IPC depende de muchos factores y no se puede deducir que el efecto del petróleo sea suficiente para elevar la inflación, es cierto que su impacto es muy importante. De hecho, los últimos indicadores de precios publicados en EEUU y la eurozona advierten un cambio de tendencia que se refleja en la distancia entre el IPC y el IPC subyacente, que es el mismo indicador pero sin contabilizar los precios de la energía ni de los productos frescos. Así, mientras el índice sin energía avanza a ritmos del 1,8 por ciento, el que valora la energía cae un 0,1 por ciento en EEUU.
Este análisis deja dos lecturas: en primer lugar, una distancia que históricamente no ha sido sostenible y, en segundo, una evidencia inequívoca de que el agente que ha provocado la caída de los precios este año ha sido el petróleo. ¿Qué pasará cuando deje de pisar el freno y empiece a acelerar la inflación?