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La moneda comunitaria continúa con las subidas en su cruce contra el billete verde y se mueve por encima de los 1,38 dólares, después de haber marcado hoy un nuevo máximo de 1,3833 dólares, su nivel más alto desde noviembre de 2011. Los expertos creen que el euro aún tiene recorrido al alza y valoran esta tendencia como un riesgo para la recuperación de la zona euro.
El dólar cede terreno frente al euro presionado por las crecientes expectativas de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos mantenga su política de compra de activos, el QE3, hasta el próximo año. Tras la reciente crisis presupuestaria, que forzó el cierre parcial de Washington, y los últimos datos macro publicados, algunos analistas sitúan más allá de marzo de 2014 el inicio de la retirada de los estímulos.
El dólar también estableció un nuevo mínimo de ocho meses y medio frente a una cesta de monedas y cayó a un mínimo de dos semanas frente al yen.
En lo que va de año el euro se ha revalorizado frente al billete verde un 4,5%, mientras que desde el mínimo de julio acumula una subida del 8%, y esta tendencia podría mantenerse en los próximos meses. "El euro/dólar se encuentra en una tendencia muy alcista (venimos desde niveles de 1,28 dólares en julio). Creemos que se va a continuar con una política laxa por parte de la Fed, por lo que a final de año vemos al euro en los 1,40 dólares y subiendo", señala a elEconomista Gustavo Martínez, analista de XTB.
Las exportaciones
En este contexto, los expertos dibujan un nuevo peligro para la zona euro, que empieza a dar alguna señal de recuperación. Según apuntan, las exportaciones de la región comunitaria se verán afectadas de continuar la apreciación de la divisa europea y esto podría truncar el avance de la economía de la región.
Los empresarios han empezado también ha expresar su preocupación. "Cualquier movimiento al alza del euro se convierte en una pesadilla para nuestras compañías exportadoras", afirma Paulo Vaz, director general de la Asociación Textil de Portugal (ATP), en declaraciones a The Wall Street Journal.
También desde Bruselas se han quejado de la posible merma en la competitividad en las ventas europeas al exterior. El comisario europeo de Industria, Antonio Tajani, señalaba este miércoles que el euro está ahora "demasiado fuerte para las competencia de las empresas".
Pero los efectos nocivos de un rally del euro no tienen las mismas consecuencias para todos los exportadores, lo que hace además que se vuelva a poner de manifiesto la brecha existente entre los países del norte y del sur de la Eurozona.
Así, el rotativo destaca que las compañías a las que más "daña" son las de la periferia, ya que cuentan con menos margen para elevar los precios y recortar costes, frente a las de Alemania, por ejemplo, más especializadas en productos de alta gama y con una economía doméstica más saneada.
A esto se refería recientemente el ministro francés de la Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, quien afirmó que el euro "es demasiado caro" y "demasiado alemán" y que por el contrario debería ser "un poco más italiano, un poco más francés y simplemente europeo".
El dilema del BCE
Pero, además de incidir negativamente sobre las ventas al exterior de las firmas europeas, la fortaleza del euro también repercute moderando la inflación, lo que a su vez limita el margen de ingresos.
En el mes de septiembre, último dato disponible, el IPC de la zona euro descendió al 1,1%, dos décimas por debajo del dato de agosto y lejos también del objetivo del Banco Central Europeo (BCE), situado en el 2%.
Las autoridades europeas han hecho muchos esfuerzos por mantener en marcha la tímida recuperación económica comunitaria, a lo que ha contribuido el BCE bajando los tipos de interés. Sin embargo, un alza excesiva del euro complica la tarea. "Está claro que algunos oficiales del BCE están preocupados", asegura Carsten Brzeski, economista de ING Bank.
Sin embargo, añade, "no hay mucho que el BCE pueda hacer". El presidente del supervisor bancario, Mario Draghi, no ha vuelto a intervenir para relajar la apreciación del euro desde que el pasado mes de febrero aseguró que el tipo de cambio "no es un objetivo" de la política de la institución. Sin embargo, recientemente recordó que vigilan si la apreciación de la moneda altera la inflación.