
Consolidación estratégica y búsqueda de rentabilidad sostenible: dos retos por delante de la industria del streaming tras años de inversión masiva en contenido y crecimiento de suscriptores a cualquier coste. Netflix, Disney, Warner Bros Discovery, Comcast... los gigantes que hicieron de la tele de antaño el gran espectáculo que reunía noche sí y noche también a millones de personas delante de una pantalla negra son ahora los que se tienen que reinventar porque se habla mucho de los cambios del consumo audiovisual que trajeron consigo las redes sociales y ellos son el ejemplo perfecto de que, con el tiempo, hay que renovarse o morir.
Porque en los últimos años no solo ha cambiado como se ve el contenido, también cómo se produce y cómo se distribuye. Antes, la televisión era cuestión de una parrilla con horarios establecidos y unos programas y películas que, un grupo de directivos empresariales, decidían que era lo que interesaba al común de los mortales. No había pausas, no había rebobinado; si se perdía un episodio, ¡adiós!
Con la irrupción de internet, poco a poco, se comenzaron a escuchar las primeras promesas de libertad y en 1997 entró en escena la hoy reina roja del mercado del streaming: Netflix. Nació como un servicio de alquiler de DVDs por correo. Ya no había que ir a un videoclub porque las películas llegaban directamente al buzón de casa. Pero el verdadero giro llega en 2007, cuando al estadounidense decide dar un paso más allá y trasmitir sus contenidos en línea.
Mientras tanto, la vieja tele empezó a tambalearse. En 2021, el uso del cable cayó de golpe un 39% en Estados Unidos, y para mayo de 2025, el streaming había conquistado a casi el 45% de la audiencia, superando por primera vez a la TV abierta (20,1%) y al cable (24,1%). Una victoria épica: el streaming ha crecido un 71% desde 2021, impulsado por nuevos actores gratuitos del mercado como PlutoTV o Roku Channel, que ofrecen contenido con anuncios pero sin ataduras. En definitiva, la tele de siempre, pero diferente.
Netflix y Disney: corona y castillo
¿Y cómo les va en bolsa? Hay historias para todo. Netflix, moviéndose en el entorno de los 500.000 millones de dólares de capitalización, es una de las pocas historias dulces en un mercado marcado por el terror lo que lleva de 2025. La roja es una de esas raras acciones capaces de superar expectativas, pase lo que pase. Cotiza por encima de los 1.180 dólares tras ganar en el año más de un 33%. La N bermellón escapa del resto de la crisis de mercado, condicionada por los aranceles, porque lo que hace la empresa es comerciar con contenido, pero no con bienes. Es una de las Siete Magníficas con un potencial alcista del 14,5%.
La estrategia de la compañía pivota ahora sobre tres grandes ejes: el crecimiento del negocio publicitario, la apuesta por contenido en directo —especialmente eventos deportivos— y la monetización de audiencias premium a través de experiencias exclusivas para "superfans". Desde Wall Street, los expertos destacan su liderazgo tecnológico y su posicionamiento privilegiado para aprovechar la irrupción de la inteligencia artificial en la creación y personalización de contenido.

En su camino hacia la rentabilidad, Disney ha conseguido revertir años de pérdidas aunque la sangría de suscriptores, de momento, no cesa cerrando el último trimestre con apenas 124,6 millones a nivel global. Pero la acción recibe una recomendación clara de "comprar", con un potencial del 17,6% gracias a la capacidad que tiene la propietaria de Mickey Mouse y tantas otras franquicias para monetizar las sinergias entre sus divisiones —parques temáticos, cine y contenido en streaming— y el valor estratégico de su biblioteca, reforzada por éxitos recientes como Vaiana 2 o remasterizaciones de los grandes éxitos de antaño porque el recuerdo, a veces, también es un gran canalizador de ventas.
Dicen desde Jefferies que el grupo mediático podría continuar su expansión de los márgenes del negocio directo al consumidor, que abarcan las plataformas Disney+ y Hulu que, recientemente, anunciaban su fusión a lo largo de los próximos meses. Además, la oferta de contenido y deportes de ESPN va por buen camino.
El reposicionamiento en la segunda línea
Más allá de los líderes queda vida por delante. Varias compañías del ecosistema del streaming en Estados Unidos están inmersas en varios procesos de transformación a fin de recuperar la tracción bursátil perdida en el último lustro y reconstruir imperios mediáticos bajo nuevos modelos de negocio que puedan perdurar en el tiempo.
Comcast ejemplifica esta dinámica. La experta de la televisión en EEUU ha sufrido la mayor caída en bolsa en lo que va de año de todo el sector (-14,3%). Sin embargo, el mercado vislumbra un posible giro, con un potencial de revalorización del 23,88%, alimentado por los avances de su plataforma Peacock. Esta última ha mostrado señales claras de recuperación: 41 millones de suscriptores, una reducción del 66% en pérdidas operativas (de 639 a 215 millones de dólares), y un incremento del 16% en ingresos.
Por su parte, Warner Bros Discovery, matriz de marcas comerciales como HBO, intenta consolidarse tras una fusión completa y una estrategia que todavía busca estabilizarse. Recientemente optaba por recuperar la marca HBO Max en una plataforma que todavía registra pérdidas operativos. Ante esta situación, la firma ha anunciado una escisión en dos unidades: una centrada en streaming y producción cinematográfica, y otra orientada a televisión tradicional. Los expertos miran al título con cautela desconfiando de que pueda terminar ejecutando una estrategia competitiva frente a la industria.
La vulnerabilidad de Roku por su incapacidad manifiesta para monetizar su base de usuarios (cerró 2024 con 89,8 millones de hogares activos) le ha llevado a optar por dejar de informar trimestralmente de los clientes que tiene, priorizando indicadores de rentabilidad operativa.
Y Paramount, ahora rebautizada como Paramount, a Skydance Corporation tras la fusión con Skydance, representa la apuesta más arriesgada del sector. Con apenas 6.582 millones de euros de capitalización y una recomendación mayoritaria de "vender", es la única compañía con perspectivas bajistas. Los inversores esperan pacientes los planes a futuro de la compañía antes de reevaluar su potencial real.
¿Qué dicen los expertos?
Los principales bancos de inversión coinciden en que el sector del entretenimiento digital está entrando en una fase de consolidación estratégica. Bank of America destaca a Netflix y Spotify como las principales apuestas para 2025, apuntando al crecimiento del negocio publicitario y la incorporación de deportes en directo como catalizadores clave.
Por su parte, Goldman Sachs subraya una tendencia de "huida hacia la calidad", que favorecerá a las plataformas más consolidadas, con escala global y márgenes operativos robustos. Además, en su análisis los expertos hablan de un mercado que podría alcanzar los 500.000 millones de dólares de cifra de negocio en 2027, con tasas de crecimiento anualizadas de entre el 10% y el 20%. A este panorama se suma la visión de Morgan Stanley, que anticipa un nuevo ciclo de fusiones y adquisiciones impulsado por un posible entorno regulatorio más favorable en Estados Unidos, tras el cambio de administración, lo que podría catalizar una nueva ola de integración en los sectores de medios, tecnología y entretenimiento.