
La inflación de la eurozona no dio grandes sorpresas en junio. El IPC adelantado de la eurozona fue del 2% interanual el mes pasado, un repunte de una décima respecto al dato de mayo ampliamente esperado por los analistas. El IPC subyacente (excluye en este caso energía, alimentos, alcohol y tabaco) permaneció en el 2,3% interanual, también como esperaba el consenso de economistas. Ambas variables de ciñen de forma casi rigurosa (el IPC general a la perfección) al objetivo del 2% que se marca el Banco Central Europeo (BCE), con lo que el organismo gana tiempo para decidir si vuelve a recortar los tipos de interés y cuándo después de haber telegrafiado en su reunión de junio que se encuentra en una buena posición para esperar acontecimientos.
El desglose publicado este martes por Eurostat muestra una evolución en las categorías de la cesta de la compra similar a la del mes anterior. La comida procesada, el alcohol y el tabaco muestran una relajación de dos décimas hasta el 2,7% interanual, mientras que los alimentos frescos repuntan tres décimas hasta un elevado 4,6%. La energía lima su caída, pero sigue en terreno negativa (un -2,7% frente al -3,6% previo) y los bienes duraderos siguen en territorio de calma absoluta con un 0,5% interanual, una décima menos que en mayo.
El más vigilado componente dado su persistencia en los últimos, los servicios, mostró un repunte del 3,3% interanual, una décima más que el mes previo. Aunque sigue en territorio elevado, se mantiene alejado del 4% en el que ha permanecido durante meses y meses. El dato del 3,3% es la segunda tasa más baja desde abril de 2022.
Las estadísticas a nivel de país han sido mixtas: la inflación de Francia y España aumentó ligeramente, mientras que la inflación de Italia se mantuvo estable. La inflación de Alemania, por el contrario, cayó ligeramente.
"Esperamos que las presiones sobre los precios disminuyan en la zona euro en su conjunto y vemos cierto riesgo a la baja en comparación con el consenso, pero esto probablemente no sea suficiente para impulsar al BCE a recortar nuevamente los tipos de interés en julio. Comunicaciones recientes respaldan nuestra opinión de que el BCE quiere esperar más información, especialmente sobre la evolución arancelaria y comercial. Creemos que el próximo recorte se producirá en septiembre, cuando el BCE también publique previsiones macroeconómicas actualizadas", se 'mojan' los analistas de SEB. Los analistas han seguido aferrándose a la apuesta de un recorte más de tipos (tipo terminal del 1,75%) de aquí a final de año.
"El ligero aumento de la inflación general en la eurozona en junio no cambiará el debate entre los responsables políticos del BCE sobre si debe haber un recorte más de los tipos de interés en el ciclo actual. Creemos que lo más probable es que el Banco mantenga su tipo de depósito sin cambios en el 2,0% en julio y realice un último recorte de 25 puntos básicos en septiembre, pero la decisión sobre un recorte final de los tipos parece que estará muy equilibrada", coinciden con matices desde Capital Economics.
"El IPC interanual se sitúa en línea con el objetivo del BCE y los precios del petróleo se han calmado en los últimos días, por lo que los responsables del BCE pueden sentirse más tranquilos. La dinámica de los tipos de cambio a medida que aumenta el descuento de la Reserva Federal de EEUU puede incluso proporcionar el espacio y la razón para aplicar otro recorte de tipos más adelante en medio de unas perspectivas de crecimiento a corto plazo todavía flojas", se pronuncian desde ING.
"De cara al futuro, creemos que la inflación general probablemente caerá por debajo del objetivo del 2% durante gran parte de los próximos dos años debido a nuestra expectativa de que los precios del petróleo disminuyan. Pero la inflación subyacente debería permanecer cerca del 2%, a medida que la inflación de los servicios disminuya un poco más, en gran medida debido a la caída de la inflación salarial. Todo esto sugiere que la lucha contra la inflación ya está ganada en gran medida, lo que deja al BCE ante la difícil decisión de poner fin a su ciclo de flexibilización", completan desde Capital.
Los datos respaldan las declaraciones del economista jefe del BCE, Philip Lane, y sus colegas de que el proceso de recuperar el control de la inflación está casi completo, aun cuando los aranceles del presidente Donald Trump y la guerra en Medio Oriente generan una perspectiva precaria. La UE sigue negociando a contrarreloj con Washington un pacto comercial con la fecha límite del 9 de julio sobre la cabeza y el cierre de la tensión en Irán puede ser sólo momentáneo.
Dentro del elenco de funcionarios del BCE haciendo declaraciones en prensa en el marco del retiro anual del banco central en Sintra (Portugal), Lane ha protagonizado unas ambiguas declaraciones que han dado que hablar. El economista jefe del BCE ha dado por concluido el actual ciclo de control de la inflación en la eurozona, tras haber conseguido que el IPC caiga de un 10,6% al objetivo del 2%. Sin embargo, preguntado sobre si eso significa que se han acabado los recortes de tipos, Lane ha reconocido que aún puede haber ajustes para responder a los shocks.
"Creemos que el último ciclo ha terminado, reduciendo la inflación desde el pico del 10% al 2%, ese elemento ha terminado, pero desde una perspectiva futura debemos estar preparados para asegurarnos de que cualquier desviación que veamos no se arraigue, no cambie el panorama a mediano plazo", ha dicho el irlandés en una entrevista con la CNBC.
Por su parte, el gobernador lituano, Gediminas Simkus, ha alertado de que la volatilidad de los mercados de divisas y materias primas hace que las perspectivas de los precios sean turbias. El rápido fortalecimiento del euro frente al dólar y los movimientos de los precios de la energía tras las tensiones en Oriente Medio podrían hacer que la inflación volviera a desviarse del objetivo del 2%, ha declarado en una entrevista. El riesgo de no alcanzar el objetivo es mayor que el de sobrepasarlo, ha subrayado.
"Las perspectivas de inflación siguen siendo frágiles", ha dicho Simkus en los pasillos de Sintra. "No podemos estar seguros de que los supuestos en los que se basan nuestras previsiones vayan a materializarse". Con una inflación en torno al 2%, los responsables del BCE confían en haber cumplido su objetivo. Su última ronda de proyecciones prevé un aumento de los precios al mismo nivel también en 2027, tras una caída temporal por debajo de ese umbral el próximo año.
Una lectura diferente ha ofrecido el alemán Joachim Nagel, presidente del Bundesbank y habitual halcón. El funcionario germano ha admitido que el BCE ha controlado la inflación, pero ha pedido no caer en la autocomplacencia debido a la gran volatilidad del contexto geopolítico. En declaraciones también en Sintra, Nagel ha dicho que las recientes oscilaciones de los precios de la energía debidas a la guerra de Israel con Irán ponen de relieve que el BCE debe ser prudente. "En la situación actual, estamos en aguas tranquilas. Pero la complacencia no es la forma en que deberíamos verlo", ha afirmado.