Energía

Arabia Saudí lo sabía todo y por eso inunda con petróleo el mercado: la teoría que cobra sentido tras el ataque de Israel a Irán

 

El ataque de Israel a Irán ha disparado el precio del petróleo. El crudo cotiza en los 74 dólares por barril frente a los 66-67 dólares en los que se movía antes de dicho conflicto. Sin embargo, en la jornada de este lunes, el precio del Brent sube solo ligeramente y reina una extraña calma en el mercado. Es cierto que Irán tiene la capacidad para generar un auténtico terremoto en el mercado de petróleo, pero también es cierto que antes del ataque, este mercado estaba muy bien abastecido y las expectativas eran claramente bajistas porque Arabia Saudí y sus aliados llevaban meses incrementando su producción y anunciando futuros aumentos del bombeo de crudo que habían cogido por sorpresa al mercado. Este plan de Riad y otros países de la OPEP tenía, en principio, como objetivo castigar a los países rebeldes del cártel (los que se había saltado las cuotas) y recuperar cuota de mercado. Sin embargo, ahora empiezan a generarse ciertas teorías (con bastante sentido) que aseguran que Riad conocía al detalle los planes de Israel y EEUU con Irán, lo que habría llevado al reino saudí a ejecutar este plan para inundar el mercado de crudo y evitar una 'mega-crisis' del petróleo.

¿Por qué tiene sentido esta teoría y por qué Riad sería el gran ganador de toda esta situación? Arabia Saudí e Irán son rivales históricos por razones tanto religiosas como geopolíticas. El principal eje de su enfrentamiento es la división del islam entre suníes y chiíes: Arabia Saudí se presenta como el líder del islam suní, mientras que Irán es la gran potencia del islam chií. Esta rivalidad doctrinal, que se remonta al siglo VII tras la muerte del profeta Mahoma, se traduce hoy en una pugna por la influencia política y religiosa en Oriente Medio. Ambos países han apoyado bandos opuestos en conflictos como los de Siria, Yemen o Líbano, convirtiendo su rivalidad en una lucha indirecta por el control regional. Además, mientras Arabia Saudí mantiene estrechos lazos con Occidente y en especial con Estados Unidos (ahora también con Israel), Irán ha sido tradicionalmente hostil a Washington y ha buscado alianzas alternativas, como con Rusia o China, lo que intensifica aún más sus diferencias estratégicas.

Con todo, el repentino ataque de Israel contra Irán ha amenazado con interrumpir el suministro de petróleo en Oriente Medio, poniendo así en el punto de mira la reciente decisión de la OPEP+ de aumentar la producción de crudo. El grupo productor, liderado por Arabia Saudí, ha sorprendido al mercado petrolero este año tras acelerar el retorno de la producción paralizada (los recortes), en un mercado en el que el petróleo ya era bajista (de ahí la sorpresa del anuncio de la OPEP en abril). Esto está generando ahora grandes especulaciones sobre si el cártel (liderado de facto por Arabia Saudí) respondía a la presión de la Casa Blanca para aumentar la producción antes de una confrontación con Irán.

EEUU había mantenido varias rondas de negociaciones nucleares con Irán, pero el presidente Donald Trump también había advertido que consideraría opciones militares si la diplomacia fracasaba, mientras que Israel había presionado abiertamente para que se lanzaran ataques. "No me cabe duda de que Trump pidió a los saudíes que bombearan más petróleo para abordar sus tres mayores problemas: Irán, Rusia y la inflación", declara Bob McNally, exasesor del presidente George W. Bush y actual director de Rapidan Energy Group al diario Financial Times.

"Pero es un gran salto sugerir que esta 'solicitud' fue para posibilitar el ataque". Los funcionarios en Riad eran muy conscientes de que bombear más petróleo también complacido a Trump, que había pedido en varias ocasiones a Arabia Saudí y a la OPEP que "redujeran el coste del petróleo".

EAU y su producción de crudo

Otra pieza que en caja en este puzle a la perfección es la de Emiratos Árabes Unidos, país que lleva meses bombeando petróleo muy por encima de su cuota sin que Riad ni la OPEP hayan dicho ni 'mu'. EAU es también aliado de EEUU, por lo que esa mayor producción de crudo que ha bombeado de forma silenciosa e intentando engañar con cifras oficiales más pequeñas podría también confirmar en este país conocía los planes del ataque de Israel a Irán. Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos llevarían meses preparando el mercado de petróleo para una situación extrema como es la que se está viviendo en la actualidad. EAU estaría produciendo unos 3,6 millones de barriles diarios, frente a los 2,9 millones que asegura producir.

Si Irán deja de producir crudo o no puede exportar tanto crudo como ahora, Arabia Saudí y EAU serían los grandes ganadores: estos dos países podrían recuperar cuota de mercado a pasos agigantados. La gran amenaza a la que se enfrentaría ambos países es el cierre del Estrecho de Ormuz por parte de Irán, un punto de estrangulamiento por el que pasa buena parte del crudo que exportan estos dos países.

No obstante, hasta que esta teoría, todavía sin demostrar, ha ganado fuerza, analistas y operadores afirmaban que los productores de la OPEP (de la que también forma parte Irán) tenían sus propias razones para comenzar a desmantelar los recortes de producción, independientemente de los acontecimientos geopolíticos. Tras contener la oferta durante casi tres años para impulsar los precios al alza, las restricciones a la producción ya no tenían tanto impacto, según los analistas. Tenía sentido comenzar a restablecer la producción con la esperanza de recuperar cuota de mercado.

Varios miembros de la OPEP+, en particular Kazajistán, habían estado bombeando por encima de su cuota. Esto frustraba a Arabia Saudita, el mayor exportador del grupo y líder de facto. Había asumido la mayor parte de las restricciones, reduciendo su propia producción hasta en 2 millones de barriles diarios, aproximadamente el 2% del suministro mundial total.

Estas medidas contribuyeron a que los precios del petróleo cayeran a un mínimo alarmante (alarmante para la industria, no para los consumidores) de menos de 50 dólares por barril en diciembre de ese año, muy por debajo de los precios de equilibrio presupuestario para muchos países productores. Por otro lado, la decisión de Arabia Saudí de 'obedecer' a Trump puede que se debieran menos a la cuestión del ataque sobre Irán y más al esfuerzo del reino por acceder a la tecnología estadounidense, según Helima Croft, jefa de estrategia global de materias primas de RBC Capital Markets.

Trump elogió al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salmán, durante una visita de Estados Unidos a Arabia Saudí el mes pasado. "Aunque ha habido un rechazo significativo a la sugerencia de que existía un acuerdo de 'bombeo para Trump', Riad salió de la visita de Trump con resultados significativos para su desarrollo de inteligencia artificial, su programa nuclear civil y su sector de defensa", señala Croft en declaraciones al Financial Times. "Sin duda, han priorizado el estatus de nación en Washington".

Sea como fuere, esta teoría que dice que Arabia Saudí conocía los planes será muy difícil de probar. Lo que sí parece claro es que hay razones sobradas para creer en ella, puesto que Riad sería el gran ganador de un contexto en el que el precio del petróleo sube porque la producción de un rival directo como Irán se reduce o porque la prima de riesgo geopolítico del petróleo sube con intensidad. Sea o no sea cierta esa teoría, la realidad es que hoy Arabia Saudí está ganando casi 10 dólares más por cada barril que vende en el mercado (salvo el crudo por el que ya había cerrado acuerdos de más largo plazo).

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