
La brecha que ha empezado a separar al CEO de Tesla, Elon Musk, y al presidente de EEUU, Donald Trump, parece ensancharse por momentos. El último capítulo ha llegado con las duras críticas de Musk a la ambiciosa reforma fiscal del republicano, la denominada por él mismo "gran y bella" ley, tras obtener ésta el respaldo de la Cámara de Representantes y a la espera de que se pronuncie el Senado.
En una adelanto de una entrevista con CBS News conocido a última hora de este martes, Musk ha dicho que está "decepcionado de ver este proyecto de ley de gasto masivo que, francamente, no solo no disminuye el déficit, sino que lo aumenta, y socava el trabajo que está haciendo el equipo de DOGE".
El también jefe de SpaceX parece haberse hecho eco de las preocupaciones de algunos republicanos en la Cámara y el Senado, quienes consideran que la ley fiscal de Trump, que consolida y amplía los recortes de impuestos que caracterizaron su primer mandato, es demasiado costosa y exigen mayores recortes del gasto. "Creo que un proyecto de ley puede ser grande o puede ser hermoso", ha dicho Musk en el extracto de la entrevista. "Pero no sé si puede ser ambas cosas. Es mi opinión personal".
Tras un mediático 'idilio' durante la campaña electoral de Trump, con Musk como destacado donante, el presidente de EEUU lo nombró cabeza visible del que se bautizó como Departamento de Eficiencia Gubernamental (el citado DOGE), cuya misión sería "recortar la grasa" de la Administración y reducir notablemente el gasto. Sin embargo, a los pocos meses, este proyecto y su rol político ha tenido un alto coste para Musk, cada vez más cuestionado públicamente y viendo cómo esto ha afectado a sus empresas, especialmente a Tesla.
La cotización de la firma puntera en vehículos eléctricos cayó notablemente y la marca registró serios golpes en sus ventas en regiones como Europa. Incluso Trump se vio en la tesitura de protagonizar un acto público en apoyo de Musk diciendo que él se compraría un Tesla.
Estos hechos y otra serie de desavenencias con el entorno de Trump -Musk discutió y se insultó en redes sociales con Peter Navarro, asesor áulico del presidente en materia de comercio-, hicieron que hace unas semanas el CEO de Tesla anunciara un alejamiento progresivo de su labor gubernamental para volver a centrarse en su actividad empresarial. En unas declaraciones, Musk llegó a pedir que hubiera cero aranceles entre EEUU y la UE.
Aunque Musk deje la órbita de Washington, las consecuencias de su paso por la política seguirán ahí. El multimillonario tendrá que enfrentarse a una demanda que afirma que ejerció un poder ilegal al orquestar los drásticos recortes al frente de DOGE, según ha dictaminado una jueza. La jueza de distrito Tanya Chutkan denegó este martes una petición del Departamento de Justicia de desestimar el caso presentado por fiscales generales estatales demócratas contra Musk y el DOGE.
Chutkan ha dictaminado que la coalición de 14 estados presentó alegaciones suficientemente específicas y pruebas preliminares para proceder con las reclamaciones de que Musk recibió la misma autoridad que el gabinete de Trump confirmado por el Senado. Aunque Musk ha sido la cara pública de DOGE, ha negado que tenga un cargo formal o que tenga autoridad para dirigir a las agencias para llevar a cabo la agenda de reducción de costes del presidente.