Apostar por el crecimiento en autopistas, particularmente en Estados Unidos, como vía para sostener la retribución al accionista. Es el fin sobre el que pivota la estrategia actual de la constructora y empresa de servicios española Ferrovial. "Si miras el histórico de nuestra política, verás que hay cierta correlación entre los dividendos que recibimos de los proyectos y los que pagamos a los accionistas", explicó la responsable de relación con inversores de la empresa, Silvia Ruiz, durante su intervención en el Día del Inversor de elEconomista.es.
La compañía que dirige Rafael del Pino ya anunció el año pasado en su Capital Markets Day una previsión clara: repartir 1.700 millones de euros en dividendos entre 2024 y 2026, una cifra que, según Ruiz, no incluía la reciente desinversión en Heathrow, que ha supuesto una entrada adicional de 2.200 millones de euros. "Cuando lo anunciamos, el mercado pensó que nos estábamos quedando cortos", recordó. Sin embargo, pronto llegó la respuesta: "Después anunciamos la compra de un porcentaje en la autopista ETR 407 en Canadá", señaló, ejemplificando cómo las rotaciones de activos se alinean con su estrategia de crecimiento y retribución de los beneficios.
Pero el foco de expansión está claro: "La prioridad sigue siendo Estados Unidos. Es donde vemos más oportunidades. Necesitamos ciudades con crecimiento demográfico, cierto tamaño y un poder adquisitivo mínimo, y todas esas dinámicas están ahí", afirmó. Texas fue el punto de partida de Ferrovial en el país norteamericano, pero el modelo de concesión que defiende la española, dijo, empieza a ganar espacio en otros estados. "Cada vez más regiones ven este modelo como solución a los problemas de congestión", explica.
En el último año, el negocio en Norteamérica fue una de las claves del crecimiento de la compañía debido al incremento de tráfico e ingresos de doble dígito que experimentaron las autopistas estadounidenses y canadienses, y la división de construcción batió récord de cartera de pedidos y rentabilidad.
Pese a estos buenos datos, la empresa reconoce la incertidumbre generada por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para un segundo mandato y hace meses admitía las dificultades que puede suponer para sus cuentas el endurecimiento de las condiciones para la importación de equipos de determinados países.
Al respecto, Ruiz comentó que pueden tener "cierto impacto" en las operaciones del grupo, especialmente en el coste de materiales durante la fase de construcción. No obstante, quiso enviar un mensaje de tranquilidad al inversor: "No estamos viendo un impacto significativo hoy por hoy. Nuestros proyectos en EEUU han demostrado ser muy resistentes, incluso en contextos de incertidumbre económica".
Volviendo el foco hacia Canadá, la tendencia en el país es positiva. "Seguimos viendo mucho movimiento en la zona, el PIB y la población crecen (en torno a la ciudad de Toronto), y eso refuerza nuestra visión optimista del proyecto", comentó.
De hecho, en la junta anual de accionistas del pasado 24 de abril, la segunda celebrada en Ámsterdam tras el traslado de la sede social del grupo desde España a Países Bajos, desde la dirección de la compañía reafirmaron el compromiso de Ferrovial con EEUU, aunque sin descuidar el análisis de operaciones en otros países, sobre todo para construir infraestructuras "sostenibles, innovadoras y eficientes".
En todo caso, Ferrovial no busca generar caja a cualquier precio. "El objetivo no es tanto hacer caja como mantener una posición de deuda neta controlada y preservar nuestro rating", aclaró Ruiz. Una solidez financiera que permite a Ferrovial poder seguir tomando decisiones en función de un plan estratégico a diez años vista.