
El mercado financiero no estaba preparado para afrontar las turbulencias de la guerra arancelaria, un evento comercial que rápidamente derivó en un shock de mercado. El dinero salió rápidamente de los activos de mayor riesgo, como es la renta variable, hacia los refugios naturales para el inversor como puede ser la deuda o en otros de mayor liquidez como los depósitos o, directamente, en cuentas corrientes. No obstante, el pánico inicial no oculta que la cantidad de dinero disponible para la inversión está a punto de marcar nuevos máximos históricos tanto en Europa como en Estados Unidos. Y con las políticas acomodaticias que se esperan de los principales bancos centrales, la cantidad de dinero en circulación seguirá creciendo en próximos meses, un airbag con el que cuenta el mercado ante nuevos desplomes como los vistos recientemente.
La oferta monetaria de la zona euro es la cantidad total de dinero en circulación y depósitos bancarios a la vista. Y esta cantidad ya supera los 15,6 billones de euros con el último dato disponible por parte del Banco Central Europeo (cierre de febrero). Ésta es la referencia de liquidez y ahorro que existe en la eurozona y que permite dimensionar la cantidad de dinero que puede irse a los activos refugio o directamente a la bolsa (de menor convertibilidad). Es decir, el dinero disponible para invertir.
Al cierre de febrero, lo que se conoce como el M2 del BCE se situó en niveles no vistos desde el cierre del 2024. Cayó en enero respecto al dato del mes anterior para repuntar en febrero a un ritmo no visto desde hace más de un año. Desde septiembre del 2024, el crecimiento interanual es superior al 2%. Y el último dato supone alcanzar un 3%: el salto más significativo del dinero en circulación en la eurozona desde diciembre de 2022.
La pandemia del Coronavirus obligó a los bancos centrales a diseñar una política monetaria ultraexpansiva con tipos de interés bajos, o incluso en negativo, combinado con una inyección de liquidez y compras de deuda. Todo para evitar el colapso económico. El efecto rebote fue una inflación disparada que se combatió con un rápido ajuste al alza de los tipos de interés y el drenaje de liquidez del mercado para enfriar el alza de los precios. Ahora, el BCE y la Fed están de nuevo en la fase de la flexibilización monetaria cuando la masa monetaria y la liquidez llegó a reducirse menos de un 3% entre 2022 y 2023 (con los tipos en su apogeo) hasta el mínimo de 15 billones de euros. Este porcentaje es lo máximo que ha caído la situación de liquidez de la eurozona desde su techo histórico en la eurozona hasta el momento actual en el que ya se están recortando tipos. Y los niveles actuales están un 25% por encima de los de antes de la pandemia, con esa racha de crecimiento interanual que no da signos de agotarse en los últimos seis meses.
Habrá que ver si el M2 del BCE mantiene este ritmo interanual o lo supera con las últimas bajadas de tipos de interés del Banco Central Europeo. Porque el último dato disponible de la oferta monetaria es anterior al recorte de 25 puntos básicos de marzo y al ejecutado la semana pasada. Es decir, el Banco Central Europeo es hoy más acomodaticio de lo que era hace dos meses. "La masa monetaria está disparada y creo que la razón es que los bancos centrales de todo el mundo tienen una política extremadamente laxa, a pesar de los discursos oficiales", según comenta el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle.
El experto considera que la cantidad de dinero en el sistema no se reducirá, sino que aumentará a nuevos niveles récord con la nueva política expansiva de los bancos centrales. "El inversor tiene que darse cuenta que mientras le damos importancia a la 'rabieta arancelaria' de Donald Trump y a los pánicos del mercado hay una cantidad gigantesca de liquidez que se va a poder invertir con la continua bajada de tipos del BCE y la inyección de liquidez de la Reserva Federal de Estados Unidos. Eso terminará yendo a activos de riesgo, como es la bolsa", añade Lacalle.
Por otra parte, el Banco Central Europeo tiene la capacidad de rebajar la cantidad de liquidez en el mercado. Ya lo hace con el endurecimiento cuantitativo (QT, por sus siglas en inglés) que supone dejar de comprar deuda o dejar que venza la que está en su poder para ir reduciendo su balance. De hecho, desde Bank of America consideran que el BCE se verá obligado a reducir sus reservas en más de 2,5 billones de euros de aquí al cierre del año, si bien "es probable que algunos sistemas cambiarios, como Italia, necesiten aumentar sus reservas antes de que finalice el año. Esto provocará la ampliación de diferenciales de liquidez en euros, tanto en los mercados con garantía como en los de sin ella a medida que el banco central disminuye sus reservas totales y suben los tipos del mercado", apuntan desde el banco de inversión estadounidense.
Si la masa monetaria de la eurozona bate récords, en Estados Unidos la situación no se será la excepción. También con los últimos datos disponibles a cierre de febrero, como si ambos bancos centrales se hubieran puesto de acuerdo para no actualizar el M2 ni el alcance de sus políticas acomodaticias, el agregado monetario en EEUU supera los 21, 67 billones de dólares. Este dato solo es superado por el monto de dinero que suma depósitos, fondos monetarios, divisas y depósitos a la vista en abril de 2022 (21,74 billones de dólares). En el caso de Estados Unidos la situación de liquidez es hoy un 40% superior a la que había antes de la pandemia.
Por categorías, el dinero más líquido (M1) es la gran masa monetaria que existe en Estados Unidos. Esto es, principalmente, cuentas corrientes (depósitos a la vista), cuentas remuneradas, pero también divisas en circulación. Y es que las divisas representan más de 2,27 billones de dólares, lo que supone más del 10% del total de los 21,67 billones de dólares del dinero más líquido (M1) junto al más fácilmente convertible (M2). Dentro de este agregado monetario están los depósitos a plazo pequeños (de menos de 100.000 dólares) y los fondos monetarios que superan los dos billones de dólares. Es decir, casi el 10% del total del dinero en circulación del sistema en Estados Unidos está en una herramienta de ahorro pensada para tener liquidez disponible con un mínimo de retorno garantizado. Todo esto con datos hasta febrero, ya que los fondos monetarios han sido otra de las alternativas de los inversores durante el reciente shock arancelario que desplomó la bolsa global.
Del mismo modo, la prueba de que la cantidad de dinero en circulación influye en activos de riesgo como es la bolsa está en el contraste entre el S&P 500 y el M2 que recoge la Fed. Aunque existe un leve decalaje, la correlación sugiere que las mayores subidas en Wall Street se compaginan con el incremento de liquidez en el mercado. Ocurrió entre 2020 y 2021 (recuperación tras la pandemia) y en 2024: dos momentos en los que la Reserva Federal de Estados Unidos puso en marcha la flexibilización de su política monetaria y estableció un enfoque más acomodaticio (véase gráfico).
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