
El mercado de valores, esta vez sí, puede que sea un termómetro de cómo se encuentra el ánimo de los consumidores estadounidenses. La fuerte oleada de liquidaciones a la que han asistido los inversores desde el pasado jueves podría no solo reflejar el temor a una recesión, sino también contribuir a provocarla, ya que con la pérdida de valor de las carteras de inversión, el gasto de quien sale a la calle todos los días, es decir, el ciudadano de a pie, tiende a reducirse. También puede darse el efecto contrario de un plumazo, como lo ocurrido este miércoles con la pausa arancelaria de 90 días anunciada por Donald Trump. Por ahora, Trump parece que se pone del lado de las familias estadounidenses que poseen el 58% de las acciones de Wall Street.
Los grandes parqués financieros de todo el mundo se han desplomado desde que el presidente estadounidense anunciara su particular cruzada arancelaria. En algo menos de cuatro días, el S&P 500 ha retrocedido más de un 12% en un compás similar al minutado por el tecnológico Nasdaq 100. Ambos índices rebotaron más de un 5% ya con el mercado europeo cerrado. Mientras tanto, el Hang Seng chino y el japonés Nikkei 225 acumulan ventas equivalentes a una pérdida del 11% de capitalización a las que se han sumado los europeos Dax alemán e incluso el Ibex 35 español que ya se negocia por debajo, incluso, de los 12.000 puntos en niveles no vistos desde principios de año.
Y si bien en ocasiones anteriores de crisis se ha dicho -quizás para calmar los ánimos de los consumidores y que la economía no se fuera al traste- que los mercados de capitales no son un indicador de la economía real por su dependencia de otros factores más allá de los datos macroeconómicos como, por ejemplo, los movimientos en los tipos de interés, cambios de política fiscal o alteraciones en los gustos de los consumidores, esta vez los inversores han hablado -mediante los movimientos de sus carteras- expresando una claridad poco antes vista. Los aranceles de Trump y las contramedidas de aquellos a los que van dirigidos (China y la Unión Europea, principalmente) no serán buenos para la economía: traerán inflación, caída del consumo y retroceso en la actividad económica que, de acentuarse, inducirá al mundo en una recesión.
Habrá que ver si esto cambia con la actual pausa arancelaria si Trump no cambia de parecer. Mientras tanto, la caída de los precios de los activos financieros amenazan, esta vez, con contribuir a provocar esa recesión porque con la pérdida de valor de las carteras de inversión, como se ha expuesto anteriormente, el dinero disponible se reduce. Y es que para muchos, las políticas de Trump no serán ni el principio de la nueva "edad de oro" que promulgó en su discurso de investidura en el interior del Capitolio el 20 de enero, ni el publicitado "Día de la Liberación" que para Trump fue el pasado miércoles cuando a última hora de la noche dijo, arancel mediante, estar liberando a EEUU del "engaño" al que el resto del mundo había sometido a su nación durante "más de 50 años".
Días después y cuando el miedo se había instaurado en el mercado, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quitaba hierro al asunto al asegurar el pasado viernes en una entrevista con el periodista pro republicano Tucker Carlson lo siguiente: "El 10% de la población posee el 88% de las acciones cotizadas, el 40% siguiente, tiene el restante 12% de las acciones y el 50% más pobre solo tiene deudas". Una forma de decir que lo que sucede en la Bolsa apenas afecta a poco más del 22% de los estadounidenses y que Trump por quien se preocupa con sus políticas es por la gente común. ¿Qué sucede con estas declaraciones? Sencillamente, son mentira o, al menos, son datos parciales que no muestran la fotografía completa del mercado.
Los números de la Asociación de la Industria de Valores y Mercados Financieros (SIFMA, por sus siglas en inglés) exponen que más de la mitad de las acciones cotizadas en Wall Street estaban en 2022 en posesión de los hogares estadounidenses -invertidos directamente en ellas así como a través de fondos de inversión o ETF indexados-, lo que supone un crecimiento cercano a los seis puntos porcentuales respecto de las cifras de 2019, antes del estallido de la pandemia. El valor medio de estas participaciones superaba más de la mitad de la capitalización total de los mercados de renta variable norteamericanos (52%).

Poniendo el ojo sobre la otra orilla del charco, la europea, la situación está lejos de ser similar a la estadounidense, pero destacan el caso de España y Alemania. En estos territorios, el porcentaje de acciones cotizadas en manos del inversor minorista (únicamente teniendo en cuenta los tenedores directos de títulos negociados en el mercado) está en el 7% y 6%, respectivamente, lejos del 4% del Reino Unido y del 3% que poseen en Italia y Francia, acorde a los registros de Asociación Europea de Gestión de Fondos y Activos (EFAMA, por sus siglas en inglés). Aquí, el efecto del golpe de Trump a los mercados sobre la riqueza de las familias pudiera haberse mitigado.
No sucede igual en otros países europeos donde los Gobiernos de las últimas décadas han promovido una estructura del mercado de capitales favorable al inversor minorista -similar a EEUU-, como es el caso de Suecia. Allí, el porcentaje de participación de la población local en la bolsa se eleva hasta el 20%, según desvela un informe reciente de Bolsas y Mercados Españoles (BME). "En las últimas dos décadas, el importe de ahorro financiero que las familias tienen en acciones cotizadas ha crecido un 138%", exponen.
"Si bien es probable que haya pasos en falso y giros y vueltas, creemos que las personas deberían concentrarse en el destino final, que son los aranceles más altos. Esperamos que la Casa Blanca se dedique a hablar y presionar por recortes de impuestos, que esperamos sean mayores de lo que podrían haber sido de otra manera", exponen desde Pimco a cuenta de los movimientos de la administración republicana.
EEUU grita contra Trump
Bajo el lema hands off (manos fuera), casi medio millón de personas han salido a las calles en varias ciudades de EEUU en los últimos días para protestar contra las políticas autócratas de Trump y la posición adoptada por uno de sus consejeros más cercanos, el fundador de Tesla, Elon Musk. A ambos la ciudadanía los acusa de "tomar el poder" de forma "hostil".
"No consentimos la destrucción de nuestro gobierno y nuestra economía en beneficio de Trump y sus aliados multimillonarios (...) protestamos para exigir el fin del caos y construir un movimiento de oposición contra el saqueo de nuestro país", rezaba la convocatoria organizada por algo más de un centenar y medio de organizaciones pro demócratas de todo el territorio estadounidense.