Bolsa, mercados y cotizaciones

Toda caída es una oportunidad aunque veamos un tiburón arqueando el lomo

Imagen generado con IA de un tiburón. Dreamstime

Seguir la presentación que hizo el miércoles Donald Trump del Día de la Liberación arancelaria me provocó el clásico retortijón de quienes estamos en mercado y vemos que lo que nos viene encima es un tiburón coralino que arquea el lomo y agita las aletas pectorales.

La respuesta del mercado fue de una claridad cristalina: desplome de bolsa como no sucedía desde la Covid y compra de bonos, oro, y divisas extrañamente refugio, como el euro y el yen, y no el dólar. Los inversores quisieron interpretar que en la excentricidad de lo que no debería pasar nunca, que una recesión se produzca por una decisión política y no por coyunturas económicas, les preocupa más que la economía no crezca a que se genere inflación. Ese es el motivo, junto a la necesidad de bajar el coste de financiación de deuda de EEUU como sea, por el que el bono estadounidense ha perdido el 4% de rentabilidad cuando hace pocas fechas estaba en el 4,8%.

El temor al mordisco del tiburón se ve acrecentado porque la estanflación nos va a devolver a los mínimos de agosto en Wall Street y en el caso europeo borrará las ganancias del año y tocará remontar para borrar el rojo. Este es el mejor escenario imaginable porque el problema que ha puesto sobre la mesa el sueño de reindustrialización de Trump es que es todavía muy difícil calibrar los puntos de crecimiento que van a desaparecer de la economía mundial y los puntos que va a crecer la inflación.

Soy un convencido de que cualquier corrección es una oportunidad para aumentar exposición. Pero, por desgracia, cuando se producen con virulencia lo hacen con tantos warnings y señales de alerta que es como tratar de convencer a alguien de que entre en una finca protegida por un mastín que está ladrando y echa espumarajos por la boca.

Y esta vez el tiburón o el mastín son de los que atemorizan porque aunque el secretario del Tesoro, Scott Bessent, mencionó que los tipos arancelarios serán probablemente un "tope" y que podrían negociarse a la baja, la incertidumbre y el proceso de negociación también afectará a la confianza de los inversores y frenará el consumo a escala mundial.

Durante meses he recalcado que la bolsa estadounidense había excedido cualquier criterio de valoración, que había entrado en territorio de burbuja en esa complacencia de tomarse a Trump en serio, pero no literalmente. Si desde finales del pasado año venía escribiendo que una cartera clásica, 60% bolsa/40% renta fija, debía ir balanceando su posición por la complacencia hacia los riesgos; creo que hay que volver a la posición inicial progresivamente por la corrección que va a profundizar mientras el mercado trate de ordenar en valoraciones cuál es impacto real en el consumo mundial de devolver a EEUU al mayor proteccionismo en más de un siglo. Vienen meses para sufrir y rehacer la cartera.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky