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China, bajo presión: los inversores desafían al gigante asiático con sus posiciones bajistas

  • Las posiciones cortas sobre las compañías de gran capitalización alcanzaron recientemente máximos históricos
  • El mercado recompensa los avances de la IA en el Hang Seng de Hong Kong...
  • ... mientras mantiene la cautela sobre las compañías continentales del CSI 300
Escasez de mercancías debido a problemas con los contenedores en China. Fuente: iStock

China, bajo presión. Las posiciones en corto sobre ciertos segmentos del mercado devuelven al gigante asiático a la conversación global después de varios años de reinado absoluto de Wall Street. Entre la tormenta arancelaria y la debilidad económica interna del país, Xi Jinping ha prometido ayudar a la empresa que sea, contra viento y marera, para recuperar el lustro perdido. El apoyo al tejido empresarial local es "inquebrantable", siempre y cuando "unifiquen" sus actividades con el ideario del partido comunista, dijo en un discurso reciente el mandatario chino.

Al calor de estas medidas, los inversores han comenzado a mirar con un interés renovado hacia Asia. En lo que va de año, el Hang Seng ha repuntado cerca de un 15% hasta asomarse a los 23.100 puntos, muy por encima del resto de la región y, en especial, de las compañías continentales chinas como el CSI 300 que, incluso, ha llegado a caer en el periodo algunas décimas porcentuales o el Nikkei japonés que se deja algo más de un 4% de su capitalización.

Basta apuntar que el Hang Seng es un índice con un fuerte componente tecnológico cuyo comportamiento se ha visto condicionado por la aparición de la inteligencia artificial generativa de DeepSeek. Del medio centenar de las empresas que se negocian en este selectivo se encuentran HSBC, Tencent y Sun Hung Kai Properties cuyo comportamiento condiciona al del conjunto del mercado.

Con todo y con ello, esto no es óbice para que los inversores estén entrando en China, pero no con el ánimo de insuflar confianza al mercado sobre esta zona del mundo. Precisamente, en este contexto, se ha registrado en los últimos días un récord histórico de posiciones cortas sobre el ETF iShares China Large Cap que sigue el desempeño del índice FTSE China 50 Index -que gana apenas un 0,5% en el año-, lo que indica un pesimismo significativo creciente entre los inversores respecto a las grandes empresas chinas que cotizan en Hong Kong y que componen este índice, como Tencent, Alibaba o China Construction Bank, acentuado por la incertidumbre económica del país, las tensiones geopolíticas, o una percepción de sobrevaloración en el mercado.

En contraste, el iShares MSCI China que sigue al índice MSCI China, abarcando más de 700 empresas de Hong Kong, China continental y EEUU, ha navegado las aguas hasta conseguir cierta calma contenida entre los inversores tras tocar a finales del año pasado un nuevo récord de posiciones cortas. Por su parte, el Xtrackers Harvest CSI 300 China, que replica el CSI 300, con firmas del mercado interno chino, es decir, de la economía doméstica del país de fronteras para dentro, sigue cerca de los máximos históricos de apuestas a nuevas caídas ante la incertidumbre de la evolución económica que pueda presentar el país en los meses que vienen. En los casi dos meses que van de año, el CSI 300 apenas ha ganado un 2,5%.

Así, esta realidad se conjuga con datos macroeconómicos que no son del todo indicativos de una recuperación. El Ministerio de Comercio de China reveló hace unos días que la inversión extranjera directa (IED) en enero se desplomó más de un 13% hasta los 13.460 millones de dólares confirmando la tendencia bajista de los últimos meses. La IED se contrajo a cierre de 2024 un 27,1% tras hacer lo propio en un 8% durante 2023, después de ocho años consecutivos de crecimientos.

Y a esto hay que sumar el gasto del consumidor desde la pandemia que se ha mantenido mediocre con ventas minoristas que apenas han crecido en un solo dígito durante los últimos meses, sin marcar una tendencia positiva clara. Mientras tanto, las tensiones con Estados Unidos han aumentado, sobre todo, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca desde donde se han anunciado nuevas restricciones al acceso de Pekín a tecnología avanzada y han impuesto aranceles a los productos de importación chinos.

La inteligencia artificial, la fortaleza

No obstante, nada de esto quiere decir que las empresas chinas estén en una posición negativa respecto de su competencia occidental o que no hayan invertido y aumentado el gasto en inteligencia artificial, uno de los nuevos vectores del mercado. El capex de las grandes compañías del país asiático aumentó en un 61% el año pasado, acorde a un informe reciente de Goldman Sachs, aunque todavía está muy lejos de los inyectado por las 'Siete Magníficas'. Aun así, la inversión de los titanes ha sido desigual —Alibaba y Baidu vieron disminuir el gasto entre 2022 y 2024-, aunque los analistas esperan que la inversión repunte en el futuro.

Con todo y con ello, el mercado chino tiene más vientos de cola que este, sobre todo en lo que se corresponde con el sector tecnológico que podría zafarse de la guerra arancelaria y cuyo comportamiento depende también de la regulación que tenga la intención de aplicar el régimen chino.

"La aparición de DeepSeek nos hace ser más optimistas sobre el crecimiento potencial de China gracias a la priorización gubernamental y al pragmatismo del sector privado a la hora de desplegar aplicaciones de IA para fines específicos", expone la economista de mercados emergentes en la gestora J Safra Sarasin, Mali Chivakul, antes de advertir que la irrupción de estas nuevas tecnologías podría modificar la trayectoria del mercado laboral del gigante asiático.

Desde abrdn son cautos en la región ante la una desconexión evidente entre las valoraciones y los resultados de las empresas de calidad del mercado chino. "Dado que el margen de error en China sigue siendo atractivo, las valoraciones son aceptables y el posicionamiento se ha desvanecido, creemos que hay margen para una revalorización larga y sostenida de estas compañías, sobre todo teniendo en cuenta lo negativo que se ha vuelto el sentimiento", comenta el responsable de la gestora para la región, Nick Yeo.

El crecimiento, en el punto de mira

A cierre de 2024, el PIB de la segunda economía del mundo aumentó un 5% interanual, según los informes de la Oficina Nacional de Estadística y tal y como tenía previsto el Gobierno local. El dato, impulsado gracias a la evolución de la actividad económica en la recta final del ejercicio pasado -en el cuatro trimestre el incremento fue del 5,4% respecto de los datos de 2023-, se vio favorecido por las medidas de estímulo del Ejecutivo de Pekín.

Desde finales de septiembre, China ha puesto sobre la mesa un sinfín de estrategias para tratar de reactivar a una doliente economía entre las que incluyó un recorte del coeficiente de reservas, un programa de reactivación del mercado bursátil y un recorte del tipo de interés de referencia, entre otras.

"Aun con las crecientes presiones externas y las dificultades internas, las políticas lanzadas por el Gobierno en los últimos meses reforzaron eficazmente la confianza y la economía se recuperó notablemente", explicaron desde la oficina de estadística china.

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