Bolsa, mercados y cotizaciones

El debate de los cortos y su mala fama: no tiene sentido obligarles a mantener la posición

Sede de Wirecard. iStock
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En la bolsa, la forma tradicional de ganar dinero es comprar acciones de una compañía y esperar que la cotización suba. Otra forma es vender en corto una compañía y esperar que baje la cotización para recomprar las acciones más baratas. Si la cotización sube, tienen que recomprar rápidamente las acciones para cerrar sus pérdidas, lo que se conoce como "short squeeze". Las dos formas son legales, pero la percepción que se tiene sobre las mismas y sobre la actuación de quien recomienda la compra o el corto, es muy diferente.

Estamos acostumbrados a ver o leer informes de analistas que recomiendan la compra de una acción y le ponen un precio objetivo a doce meses. Si el analista trabaja en una casa de análisis grande este bróker llamará a sus clientes institucionales animando a la compra de dicha compañía. La fuerza de un gran intermediario apoyando una idea puede tener un impacto muy significativo en la cotización. Lógicamente las empresas que reciben estas recomendaciones de compra están encantadas. Se identifica valor futuro en la compañía y la cotización normalmente sube.

Con frecuencia, las recomendaciones se recogen en la prensa económica. También es normal ver a gestores de inversión comentar en medios escritos o digitales los valores por los que apuestan en sus carteras. En esta época de internet, si el gestor o persona que recomienda una compañía en redes sociales es conocido o tiene una buena reputación como gestor, es posible que otras personas se sientan inclinadas a invertir.

En estas situaciones nadie cuestiona al gestor o al analista. Tampoco se cuestiona al analista si decide cambiar la recomendación antes de que alcance su precio objetivo por el simple hecho de que la acción, por ejemplo, haya evolucionado en porcentaje mucho mejor que el índice de referencia. No se pregunta si la casa de análisis tiene acciones de la compañía antes de publicar el informe.

Las reacciones cuando una firma de análisis de las llamadas "short sellers" publica una recomendación para ponerse corto de una compañía son muy diferentes. Este tipo de casas de análisis se especializan en informes sobre compañías en las que consideran que existe algún tipo de fraude, financiero, operativo o de gobierno corporativo.

En enero de 2023 las empresas cotizadas del conglomerado indio Adani perdieron cerca de 100.000 millones de valor tras la publicación de un informe de Hinderburg Research. En España, un informe de Gotham cuestionando la contabilidad, solvencia e integridad de Grifols produjo una fuerte caída en sus acciones en 2024. La controversia aumentó al conocerse que dicha casa de análisis había cerrado una gran parte de su corto de forma inmediata a la caída inicial de la cotización, a pesar de decir que la empresa valía cero euros. La CNMV abrió un expediente a Gotham y la controversia ha llegado a los tribunales tanto en España como en EEUU, con Gotham acusado de manipulación del mercado. Todo esto ocurre en un caso en que la firma de análisis y el inversor han declarado su posición y cuando la ha cerrado.

En julio del año pasado el regulador americano presentó cargos contra Andrew Left, fundador de Citron Research hace más de 20 años. La SEC no niega las acusaciones contra las empresas, sino que acusa al fondo de manipular las cotizaciones de compañías a través de sus publicaciones en Internet. Cuando las acciones reaccionaban a dicha publicación, el gestor cerraba sus posiciones haciendo lo contrario que recomendaba.

La controversia respecto a la actuación de la SEC ha llevado a la firma de abogados Dynamis LLP a presentar un escrito al regulador. Solicita que establezca reglas claras para que los inversores sepan cuándo pueden comprar o vender después de hacer comentarios públicos sobre una acción, y que se protejan sus derechos de libertad de expresión. También piden que se permita el uso de advertencias (disclaimers) en los informes, informando de la posición del inversor y que esta puede cambiar tras publicar el informe, evitando acciones legales en su contra.

¿Qué es lo relevante en estos casos? ¿Los días o minutos que tarda en cerrar esa posición? O lo relevante es el número de acciones que vende y recompra. ¿Hay que obligar a que se cumplan los precios objetivos antes de cerrar una posición corta? ¿O lo incorrecto es exponer la opinión en redes sociales? ¿Está la libertad de opinión juego? Obligar a mantener un mínimo de tiempo una posición en bolsa no tiene sentido en unos mercados frenéticos, con el riesgo de un "short squeeze".

Los defensores de este tipo de análisis defienden que ha ayudado a destapar fraudes, como el caso Wirecard, una tecnológica alemana cuya cotización se disparó durante años a pesar de las alegaciones de fraude de algunos analistas y del Financial Times. La compañía, hoy desaparecida, dio lugar a una serie de gran éxito en Netflix.

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