
El activo refugio por excelencia, el oro, que lleva reincidiendo en nuevos récords cada sesión, ha conquistado una cifra totalmente histórica, los 3.000 dólares por onza. El metal amarillo ha superado esta jornada esta marca en medio atrapada en un clima de euforia, tras subir un 12,7% en lo que va de 2025. El metal lleva atrapado en una enorme espiral alcista ya un tiempo. A menudo los tiempos difíciles suelen ser su gran aliado, pues es el refugio favorito de los inversores cuando las tormentas de las crisis y las guerras emergen. Sin embargo, esta vez ha sido algo mucho más allá que un simple movimiento defensivo, una sucesión de factores ha conspirado para desatar un rally con pocos precedentes para esta materia prima.
El último rally que han vivido los precios del oro es uno de los más agresivos que se recuerdan en la cotización del metal, comparable con las subidas que se vieron en la crisis del petróleo de finales de la década de los 70, o a las que se produjeron en los años de la crisis de deuda europea, hasta su cénit, en el año 2012. Desde el inicio de 2024 hasta ahora, el precio de la onza de oro ha subido un 45,8%. El aumento de precio de 1979 fue del 246% anualizado en un sólo ejercicio. Por su parte, entre 2009 y 2011 la revalorización fue de un 20% anualizado, y el repunte que empezó en enero de 2019 y terminó en agosto de 2020 fue del 33,5% anualizado.
Aunque en periodos de incertidumbre y de alta inflación el oro ha sido el activo estrella por excelencia, conviene tener en cuenta que, en el largo plazo, se trata de un activo que ha dejado retornos muy por debajo de los que se han logrado con otras inversiones tradicionales, como la bolsa estadounidense. En periodos de estabilidad económica, la bolsa ha demostrado ser una mejor inversión que el metal: desde que Bloomberg recoge precios del oro, en el inicio de 1975, hasta ahora, el metal se ha revalorizado a un ritmo del 5,7% anualizado. En el mismo periodo, el S&P 500 ha dejado retornos muy superiores, del 9,2% anualizado,
Yves Bouzon, director de inversiones de Julius Baer, explica cómo "en las economías capitalistas que funcionan adecuadamente, el rendimiento relativo de la renta variable respecto al oro está sujeto a ciclos prolongados y plurianuales de rendimientos inferiores y superiores. No obstante, la tendencia de largo plazo favorece al activo tangible productivo, la bolsa, frente al no productivo, el oro", señala. Añade cómo "el oro protege el valor del capital frente a la erosión monetaria en un contexto de inflación elevada, pero únicamente si el gobierno no lo confisca por decreto. Sin embargo, en regímenes de inflación positiva, pero contenida, el oro ha obtenido rendimientos inferiores a los del efectivo y, sobre todo, a los de la renta variable", indica.
? El oro hace historia y supera los 3.000 dólares por onza
— elEconomista.es (@elEconomistaes) March 14, 2025
?? Lo está contando @carlotagv6
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Ahora hay varios argumentos que explican la fuerte revalorización que está viviendo el metal en los últimos trimestres. Desde Gavekal Research comentan cómo el oro ha tenido un "comienzo de año espectacular". El analista de la firma, Louis-Vincent Gave, explica que, si bien el oro es un mercado que ha experimentando un crecimiento constante a lo largo de las décadas, ve tres razones fundamentales que han acelerado las cosas los últimos años. "La confiscación de divisas rusas, la resaca de las políticas monetarias laxas de la era covid y el choque comercial y diplomático entre EEUU y China". En este mundo el oro se ha convertido en un activo básico para las reservas de los países que buscan reducir su dependencia del dólar y así estar menos expuestas a represalias vía sanciones. Esto por supuesto al margen del escudo que supuso de 2022 en adelante frente a la inflación desatada.
Por su parte esto se ha mezclado con un pánico a los aranceles que ha desatada compras masivas en Nueva York y que ha tenido consecuencias tan importantes como sacudir los indicadores de crecimiento económico antes las importaciones masivas del metal amarillo. Marcus Garvey, responsable de estrategia de materias primas de Macquarie explica que "ha aumentado la demanda de material que pueda trasladarse a Estados Unidos antes de la posible imposición de aranceles, como puede verse claramente en la acumulación de las existencias de oro en este país".
Sin embargo el experto señala que este impulso será temporal pues, "esto lo que hace es adelantar la demanda y, en cuanto haya claridad arancelaria, deberían cesar esas compras adicionales". Además, en ese momento, "es probable que haya un exceso de inventario en Estados Unidos y, en caso de confirmarse la imposición de aranceles, la subida de precios a la que se enfrentan los consumidores del país debería destruir demanda".
Así, parece claro que el oro ha conseguido mantener los motivos históricos que han llevado al ser humano a refugiarse en el metal, cuando la incertidumbre es alta, o cuando llegan momentos complicados para la economía y la estabilidad política, pero también se suma ahora una tendencia de algunos países por intentar separarse del dólar, y usar sus bancos centrales para aumentar las reservas de oro.
Es el caso de China, que en 2024 ha sido uno de los países que más ha aumentado sus reservas de oro, con un incremento de más de 44 toneladas en sus arcas. Sólo Polonia, con un incremento de casi 90 toneladas, e India, con 72,6 toneladas de aumento, han sumado más oro que China durante el año pasado, según los datos que recoge el Consejo Mundial del Oro.
Este aumento de la demanda de oro por parte de varias potencias económicas mundiales fue el principal motivo para que Goldman Sachs subiera sus perspectivas del oro a los 3.100 dólares la onza. El banco estima que "una demanda estructuralmente más alta de los bancos centrales agregará un 9% al precio del oro para fin de año, lo que se combinará con un impulso gradual a las tenencias de ETF a medida que disminuya la tasa de los fondos".
Sin embargo, no es solo que el Banco Popular de China está comprando más oro. Ha sido una tendencia generalizada entre la población que se ha lanzado tanto a comprar lingotes como a hacerse con participaciones de ETFs de esta materia prima. El motivo no es que la población haya seguido los pasos de su banco central sino más bien, que ante un entorno complicado en China con grandes incertidumbres en el mercado inmobiliario y la salud económica de su propio país, han contado con el metal amarillo como un gran seguro de inversión. Así, se demuestra una vez más que el oro mantiene su histórico estatus de refugio de valor para el ser humano, en los momentos de incertidumbre y miedo.
"Los bancos centrales se alejan cada vez más de los bonos del Tesoro como inversión para sus reservas de divisas"
El aumento de demanda por parte de los ciudadanos chinos, además, se ha visto reforzado porque Pekín ha lanzado un programa piloto que permite a determinadas compañías de seguros invertir en oro como parte de sus estrategias de asignación de activos a medio y largo plazo. "Esto aumentará aún más la demanda de oro", comenta Charlotte Peuron, gestora de fondos especializada en el sector de los metales preciosos de Crédit Mutuel AM.
Al margen de esto desde Goldman Sachs hablaban de que desde occidente se han generado numerosas amenazas que han dado valor al oro. Entre los motivos destacan "las preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal de EEUU, las tensiones comerciales que ha traído Donald Trump y las amenazas para la economía mundial". Desde Credit Mutuel explican que, bajo su punto de vista, la clave están en "los riesgos económicos y políticos (guerras comerciales, inflación en Estados Unidos e inestabilidad política, etc.) que podría acarrear el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca".
Todos estos argumentos han llevado a Peter Smith, estratega senior de renta variable internacional de Federated Hermes a considerar que "en nuestra opinión, los precios del oro se mantendrán elevados a lo largo de 2025 en un contexto de aumento de las compras de los Bancos Centrales, creciente preocupación por los aranceles perjudiciales de EEUU y la demanda de ETFs de oro de reciente introducción". En este contexto, "los bancos centrales se alejan cada vez más de los bonos del Tesoro como inversión para sus reservas de divisas, y China en particular, con un superávit comercial de 1 billón de dólares en 2024, está comprando oro de forma agresiva".
En cualquier caso, las subidas del oro aunque se mantengan elevadas no tienen mucho más recorrido o al menos es lo que piensan los analistas. Según el consenso de Bloomberg el metal amarillo acabará el 2025 en los 2.750 dólares la onza, es decir, marcando una caída del 8% respecto a los niveles actuales. Sin embargo el oro no ha dejado de tener detractores en los últimos años y siempre se ha sobrepuesto con nuevas subidas. Queda por ver si esta será otra de estas ocasiones y la conquista histórica de los 3.000 no marca el techo de su escalada.