Las dudas han asaltado a las bolsas en este arranque de semana. Se está cuestionando el rally de la inteligencia artificial (IA) y los inversores recalibran las valoraciones. La startup china DeepSeek está en el centro de atención por su modelo de lenguaje IA, rival del archiconocido ChatGPT de OpenAI. La propuesta china ha levantado ampollas, ya que es menos costosa que otras y eso implica menor inversión en procesadores, centros de datos o demanda energética.
Por eso, el sector tecnológico no es el único que está sufriendo debido a esas peores perspectivas. Socimis, constructoras o energéticas también están en el saco de las perdedoras. La inteligencia artificial requiere de importantes infraestructuras: equipos informáticos a gran escala o centros de datos. Es decir, instalaciones específicas que alojan una gran capacidad de computación (donde intervienen constructoras o socimis). Además, las energéticas son una parte fundamental de la ecuación, ya que la demanda eléctrica aumenta a la par que la demanda de computación. Por eso, la IA no solo mueve a las tecnológicas, sino que abarca muchos sectores.
En el caso del Ibex 35, ACS (-5,6%) o Merlin Properties (-3,8%) son las dos más bajistas de la sesión. Las dos compañías tienen negocio en centros de datos y el temor es que las anteriores previsiones de inversión fueran exageradas y, por lo tanto, también las valoraciones. La reacción de los inversores es recular.
Aunque el Ibex 35 en su conjunto está siendo inmune a las pérdidas generalizadas -cotiza plano desde la media sesión- también tiene cierta exposición a la inteligencia artificial o a los centros de datos mediante ambas empresas. Lo positivo es que su peso es limitado y eso se nota en la cotización del índice, sobre todo respecto a sus pares europeos o a Wall Street. En el Viejo Continente las pérdidas en los índices superan el 1% y en Nueva York los futuros del Nasdaq 100 anticipan una caída del 4%.
Cuatro empresas del grupo ACS están en el negocio de centros de datos: Turner, Iridium, CIMIC o Hochtief. A través de ellas, tiene presencia en Estados Unidos, España y Europa, Asia y Australia. La firma española está centrando parte de su estrategia en estas infraestructuras. De hecho, a principios de mes completó la compra de la firma irlandesa de ingeniería, Dornan. El objetivo de la adquisición es crecer en centros de datos en Europa. Además, según detalla la propia ACS en sus archivos, ha construido centros de datos para las cuatros mayores tecnológicas del mundo.
La española tocó máximos históricos en bolsa la semana pasada, cerca de los 52 euros por acción. Este hito en su cotización coincidió con el proyecto Stargate en Estados Unidos, anunciado por Donald Trump. Se trata de una empresa conjunta entre Oracle, OpenAI y SoftBank para invertir en IA y toda su infraestructura asociada. En total, planean desembolsar 500.000 millones de dólares, una gran inyección de dinero para el sector. ACS recogió el anuncio de este proyecto con subidas, pero hoy registra pérdidas después de que el modelo de lenguaje de DeepSeek esté cambiando el paso de las bolsas.
Algunas empresas, como ACS o Merlin, se benefician de las expectativas de inversión en este área, que hoy se desinflan. Con la socimi española pasa lo mismo. La compañía lleva meses apostando por el real estate enfocado en centros de datos y cuenta con cinco de estas infraestructuras, parte ya en marcha y parte en desarrollo. Este mismo mes, la firma ha anunciado dos centros de datos en Extremadura para inteligencia artificial y computación de altas prestaciones (HCP).
Scheneider Electric es una firma industrial que también tiene exposición a la IA, ya que también está metida en el negocio en centros de datos, computación y gestión energética. La compañía francesa, como ACS, viene de tocar máximos históricos en bolsa, pero este lunes los inversores deshacen posiciones y cae un 9,2%.
Con Siemens Energy está pasando parecido. Un directivo de la firma celebraba la semana pasada el proyecto Stargate y destacaba que la compañía estaba muy bien posicionada para beneficiarse de esa inversión, ya que los centros de datos implican una mayor demanda energética. Aunque hoy se desploma un 18%, viene de firmar máximos históricos gracias a las perspectivas que había respecto al sector la semana pasada.
El cambio de perspectivas se ha producido de forma abrupta. La semana pasada Stargate subía los ánimos y las valoraciones y, este lunes, DeepSeek borra buena parte de ese movimiento. El mercado se está cuestionando cuánto puede mover la IA, algo que no turbaba a los inversores hace solo unos días. Al contrario, era un motor para las bolsas.
Más allá de socimis, constructoras o energéticas, entre las claras perjudicadas están las tecnológicas europeas. ASML recorta un 9% e Infineon, un 3%. La primera fabrica maquinaria para producir chips y la segunda es de semiconductores.
¿La peor sesión de Nvidia en un lustro?
Las firmas estadounidenses tampoco se libran y sus movimientos en premarket son agresivos. La reina de la IA, Nvidia, se desploma un 11,6% antes de la apertura de Wall Street. Retrocede a los 126 dólares por acción. Si confirma durante la negociación americana un bajón de esa envergadura, será el mayor en casi cinco años. No había registrado una caída tan agresiva desde marzo de 2020, en plena irrupción del coronavirus en el mundo.
Oracle cae un 8%, Micron Technology recorta un 7,7%, AMD baja un 4% y Applied Material, otro 4,3%; están entre las perdedoras. En total, el borrón de las tecnológicas a nivel global podría traducirse en 1,2 billones de dólares menos en bolsa, según datos de Bloomberg.
En todo caso, tampoco en Estados Unidos las tecnológicas son las únicas damnificadas. El rally de la IA se había extendido por firmas de centros de datos, energéticas e, incluso, mineras de criptomonedas. Vistra o Constellation Energy seguían de cerca a Nvidia en bolsa y a mediados de 2024 estaban justo detrás de la de Jensen Huang entre las más rentables del ejercicio del S&P 500. La primera se hunde un 16,5% y la segunda baja un 15% en premarket. Son dos energéticas que habían subido al calor de las expectativas de una mayor demanda eléctrica propiciada por la tecnología.