
La agencia de calificación acaba de publicar su informe anual de perspectivas de crédito para 2025, titulado "Promesas y peligros" en esta ocasión, y desgrana en el documento los grandes peligros a los que se enfrentan los mercados y la economía de cara al año que viene. Standard and Poor's sigue confiando en un contexto de recuperación, pero avisa de la fragilidad del mismo, en un momento en el que la incertidumbre es alta y los peligros se multiplican. Para S&P, ahora hay dos grandes riesgos que amenazan a la economía mundial y a los mercados: el posible impacto de las tensiones geopolíticas, y el aumento del proteccionismo mundial. Se trata de dos elementos que pueden afectar gravemente a las cadenas de suministro, al sentimiento del mercado y a los presupuestos públicos de muchos países, y tienen potencial de dar un giro radical a la situación económica en poco tiempo.
La fotografía que presenta S&P de cara a 2025 no es negativa. El escenario base que ha construido la agencia de calificación apunta a una continuación de la recuperación del crecimiento mundial, hasta el 3% en 2025, con Estados Unidos frenando ligeramente, hasta el 2%, la zona euro acelerando hasta el 1,2% y China aguantando como puede, en el 4,1%. El panorama empresarial es positivo, con "el crecimiento mejorando de forma sostenida desde la perspectiva de los ingresos corporativos", y un escenario positivo para la banca mundial, lo cual debería evitar que haya sustos o crisis sistémicas en el sector bancario como los que surgieron en 2023.
Sin embargo, la incertidumbre todavía es elevada, y hay algunos elementos peligrosos que pueden cambiar el escenario base que maneja la agencia. "Los riesgos geopolíticos son el mayor peligro para la mejora de la situación de los mercados de crédito", y la incertidumbre, en aumento tras la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense, "nos plantea retos a la hora de hacer perspectivas", explica S&P.
Al mismo tiempo, Europa se ve amenazada por verse "envuelta en el fuego cruzado" de la guerra comercial y la imposición de aranceles, mientras China "tiene que luchar una batalla contra corriente", en un momento en el que la economía del gigante asiático sigue peleando por impulsar su crecimiento y dejar atrás la crisis inmobiliaria.
Con este escenario como introducción S&P destaca los grandes peligros, y los puntúa en función del nivel de riesgo que suponen, y de la tendencia que están encarando, ya sea empeorando, manteniéndose sin cambios, o empeorando.
El primer peligro: la geopolítica
Por la ramificación de consecuencias que puede tener, el incremento de las tensiones geopolíticas que se está produciendo en el mundo se ha convertido en la gran preocupación de S&P, y en el primer viento de cara que puede echar por tierra todo el escenario base que mantiene la agencia para 2025. El nivel de riesgo de este hito es "alto" en este momento, y la tendencia es "empeorando" a juicio de S&P.
Según explica la agencia en su informe anual, "la guerra entre Rusia y Ucrania y los conflictos en Oriente Medio, combinados con el cambio de gobierno en Estados Unidos, genera un contexto de gran incertidumbre en las respuestas políticas y podrían forzar a que haya mayores aumentos de gasto público en presupuestos que ya están apretadísimos. Así, una mayor escalada puede deteriorar materialmente los flujos de inversión y llevar a que haya una volatilidad duradera en los mercados financieros", explica S&P.
El aumento del proteccionismo amenaza al comercio mundial
El segundo mayor temor que mantiene ahora S&P también tiene que ver con la geopolítica, pero está especialmente centrado en la amenaza al comercio mundial que supone el incremento de las políticas proteccionistas que trae consigo Donald Trump de cara a su segundo mandato como presidente estadounidense.
"La nueva administración estadounidense ha priorizado aumentar los aranceles a sus socios comerciales, incluyendo China. Anticipamos que habrá represalias", señala la agencia, y destaca también cómo "Europa, un bloque que tradicionalmente era abierto, ahora ha decidido adoptar medidas proteccionistas en el comercio para contrarrestar los subsidios de China a algunas industrias estratégicas, como los coches eléctricos. Todo esto puede tener un impacto global y crear ganadores y perdedores que todavía es imposible de conocer, además de aumentar la complejidad de las cadenas de suministro, y el aumento de las presiones inflacionistas en algunos mercados. También va a complicar el camino futuro de los bancos centrales", indica S&P.
Un recorte de tipos decepcionante
Este peligro es, a juicio de S&P, menos arriesgado, y está relacionado, como se acaba de explicar, con el aumento de las tendencias proteccionistas y la geopolítica, en un contexto de alta incertidumbre que aumenta mucho la posibilidad de que se produzcan situaciones fuera de lo común, que forzarían a los grandes bancos centrales a cambiar el rumbo de su política monetaria. En los últimos meses muchos analistas han avisado de que la llegada de Trump a la presidencia estadounidense puede revivir las presiones inflacionistas, y esto puede forzar a la Fed a bajar los tipos de interés menos de lo que los mercados han descontado.
El recorte de tipos "decepcionante" es ahora un riesgo de nivel "elevado", menos grave que los dos primeros, pero S&P reconoce que se trata de un peligro que está "empeorando". "Excluyendo al Banco de Japón, los bancos centrales ya han empezado a bajar los tipos de interés. Sin embargo, el crecimiento económico de Estados Unidos es persistente, y el potencial de que haya inflación inducida por los aranceles están amenazando los futuros recortes de tipos", explica la agencia.
Además, pase lo que pase, "los tipos probablemente se van a establecer por encima de los niveles previos a la pandemia", señalan, y destacan cómo "los endeudados más débiles con costes más altos por los tipos de interés siguen siendo particularmente vulnerables, con cupones que siguen siendo entre 150 y 200 puntos básicos más altos que los de los bonos que están llegando a vencimiento", destacan. Por último, señalan cómo "trayectorias divergentes en los tipos de interés afectarán a los tipos de cambios de las divisas, a los flujos de capital, y también pesarán en la deuda de mercados emergentes", confirman.
Un frenazo en el crecimiento económico generaría estrés de crédito
Aunque el escenario para 2025 apunta a un crecimiento estable, siempre existe la posibilidad, y más en este contexto incierto, de que las previsiones no encajen con la realidad, y haya algún evento que pueda deteriorar el ritmo de crecimiento de la economía mundial. De hecho, S&P ya avisa de que el crecimiento se está frenando en algunas regiones: "La economía ha sido muy resistente y se han reducido las probabilidades de una recesión global este año, pero esperamos que muchos países sufran un crecimiento más lento en 2025. China, en concreto, se enfrenta al riesgo de deflación estructural y se le junta ahora el peligro de los aranceles de EEUU", señala la agencia.
Además, S&P explica que "la resistencia del mercado laboral sigue siendo un viento de cola clave para la economía, pero la fortaleza mundial de los consumidores está mostrando algunas grietas, con un aumento de los impagos en EEUU y todavía una muy baja confianza de los consumidores en China".
Los mercados inmobiliarios se enfrentan a muchos peligros
La crisis del mercado inmobiliario no está resuelta, especialmente en segmentos como el inmobiliario comercial, o en mercados como China, donde la crisis ha sido especialmente intensa en este frente. S&P reconoce cómo "los altos tipos de interés, la caída de las valoraciones y de los flujos de caja, el contexto de trabajo híbrido [en referencia al aumento del teletrabajo desde la pandemia], el alto apalancamiento de algunos constructores, y el potencial de un acceso restringido a este mercado y altos costes financieros se han combinado para pesar tanto en el inmobiliario comercial como en el residencial", indican, y señalan al "inmobiliario de oficinas en EEUU" como un sector "especialmente vulnerable".
En China la situación también sigue siendo complicada: "la crisis inmobiliaria está siendo pegajosa, y todavía no ha tocado suelo, a pesar de los estímulos del gobierno. Estas presiones pueden contagiarse a la banca y afectar negativamente a la confianza del consumidor, al gasto, al empleo y a los ingresos por impuestos", señala S&P.
Los dos riesgos estructurales: el clima y los cambios tecnológicos
Por encima de todos los peligros que ya se han enumerado se encuentran dos peligros latentes, más generales, y que afectan de una forma similar a todo el mundo. Para S&P, el primero de ellos es el riesgo climático y el "aumento de costes por la transición energética", y el otro, el peligro de "ciberataques y el potencial de que el rápido cambio tecnológico amenace a los negocios mundiales y a la infraestructura de los gobiernos".
En el frente climático, S&P destaca cómo "los desastres naturales más grandes, y más frecuentes, amenazan con deteriorar las cadenas de suministro y a los mercados de seguros. Al mismo tiempo, el proceso global hacia una economía de 'cero emisiones netas' aumentan los riesgos de transición y van a exigir inversiones significativas", explica la agencia.
En cuanto a los avances tecnológicos, señalan cómo "los ciberataques son amenazas potencialmente sistémicas y con un riesgo significativo", y explican cómo "los ciberataques promocionados por los estados probablemente van a aumentar, y están emergiendo nuevos métodos". Para finalizar, S&P avisa de que "el aumento de la digitalización y de la introducción de la inteligencia artificial por parte de las organizaciones públicas y privadas pueden generar disrupciones operativas".