
La temporada de resultados del tercer trimestre acaba de dar comienzo en Estados Unidos. Con la excepción de las elecciones de Estados Unidos del mes de noviembre, este examen de la actividad de las empresas parece que va a ser la clave que determinará cómo termina el año Wall Street. Hasta la fecha, el S&P 500 está viviendo un año excepcional, con una subida del 22,7% desde el primer día del ejercicio que supone el mejor arranque desde el año 1997, y si el año terminase ahora, sería el sexto mejor para el índice de los últimos veinte. Con el S&P en máximos históricos, los inversores parecen estar descontando unos resultados mejor de lo esperado por el consenso de analistas, como ya ocurrió en el primer trimestre. De hecho, las empresas del índice calculan un crecimiento de sus beneficios casi cuatro veces más rápido que el que esperan los analistas.
Muchos inversores pueden estar preguntándose si las subidas que está viviendo este año la bolsa estadounidense están justificadas, y más en un momento en el que los analistas esperan que el crecimiento de los beneficios va a echar el freno de mano. Wall Street ha dado comienzo la temporada de resultados en máximos históricos, y celebra los mejores primeros nueve meses del año que se han visto desde 1997. El S&P 500 está en el entorno de los 5.840 puntos con una subida anual de casi el 23%, y estos resultados van a determinar cómo encara el mayor índice del mundo por capitalización los últimos tres meses del ejercicio.
El arranque de la temporada ha sido positivo, con JP Morgan, Wells Fargo y Blackrock dando el pistoletazo de salida el pasado viernes, con tres resultados mejores de lo previsto. Ahora hay que vigilar si se cumplen las expectativas de los analistas, que apuntan a una caída en el ritmo de crecimiento de los beneficios hasta el 4,3%, según los datos que recoge Bloomberg, o si los resultados se ajustan más a la fotografía que están adelantando las propias empresas, de un ritmo de crecimiento del 16%. Pero no es el único factor que hay que tener en cuenta.
El descenso en las previsiones de crecimiento de beneficio se está produciendo tanto en las grandes tecnológicas (los valores que más han movido al índice en lo que va de año, gracias a las expectativas que hay depositadas en el desarrollo de la inteligencia artificial), como en el resto de empresas del sector. Las grandes firmas del sector tecnológico, conocidas como Las Siete Magníficas (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla) van a experimentar un crecimiento de su beneficio del 18%, si se cumplen las expectativas de los analistas, un ritmo mucho más bajo que el 30% que consiguieron alcanzar en 2023. Por su parte, el resto del S&P experimentará un crecimiento del beneficio del 1,8%, según el consenso que recoge Bloomberg, muy por debajo del 9,1% que se mantuvo en el segundo trimestre.
La divergencia entre las empresas y los analistas
La diferencia que existe entre los beneficios esperados por el consenso de analistas, y por las que tienen las propias empresas del índice, es ahora "sorprendentemente grande", a ojos de Gina Martin Adams, estratega jefe de renta variable de Bloomberg Intelligence. Si la guía de las empresas se ajusta más a la realidad de lo que lo hacen las de los analistas, eso explicaría el optimismo que parecen estar viviendo los inversores en el arranque de la temporada de presentaciones.
El S&P 500 tiene a su favor que no sería la primera vez este año en la que los beneficios empresariales sorprenden al alza a las expectativas de los analistas. En el primer trimestre se esperaba un aumento del beneficio del 3,8% de media, pero finalmente fue dos veces más grande, del 7,9%.
Por otro lado, los analistas tienen a su favor la debilidad que está mostrando el crecimiento en Europa en las últimas semanas. En la reunión de septiembre el Banco Central Europeo recortó las expectativas de crecimiento económico para este año y los dos próximos. Todo apunta a que Alemania va a encadenar su segundo año seguido de contracción económica y se han producido varios avisos, en forma de profit warning, por parte de grandes cotizadas europeas como H&M o Volkswagen.
Un paraíso para la gestión activa
Los mercados no parecen temer esta temporada de resultados si se tiene en cuenta los niveles en los que se mueve la bolsa estadounidense, y hay otros indicadores en los mercados de futuros que apuntan a que, en el contexto de esta temporada de resultados se van a más producir movimientos fuertes en las cotizaciones de valores individuales, frente a lo que haga el índice.
Así lo avisa el equipo de analistas de Bank of America que encabeza Oshung Kwon. Los expertos destacan cómo los futuros descuentan ahora que va a haber movimientos fuertes en los valores individuales, mientras se descuenta poca volatilidad para el conjunto del índice. Si eso se cumple, sería un contexto propicio para la selección de valores y la gestión activa, ya que habrá un puñado de valores que tendrán comportamientos excepcionales frente al selectivo.
El impacto de las elecciones
La temporada de resultados es en esta ocasión la antesala del gran evento electoral de este año para los mercados: las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los nervios de los mercados, especialmente los estadounidenses, van a estar a flor de piel en las próximas semanas ante cualquier novedad que pueda producirse. Ya en la temporada de resultados del segundo trimestre, hace tres meses, se dispararon las referencias de las empresas a las elecciones: Bloomberg recoge cómo 110 de ellas las mencionaron en sus ruedas de prensa, un 62% más que en los comicios de hace cuatro años, según los datos que recoge Bank of America.
El rumbo que tome la política económica estadounidense en los próximos 4 años será clave para la bolsa, en un momento en el que se están planteando nuevas medidas de política comercial y la política fiscal también gana peso como uno de los factores más importantes para la economía en los próximos años.