
Egipto, tierra de civilizaciones antiguas y maravillas arquitectónicas, ha sido históricamente un punto de encuentro crucial entre África y Oriente Medio. Con su monumental historia, que incluye los grandes faraones, las pirámides de Giza y la legendaria influencia de figuras como Cleopatra, este país fue durante milenios una de las civilizaciones más influyentes del mundo. Sin embargo, en tiempos más recientes, Egipto destacó también por un recurso más moderno: el petróleo. Al igual que su vecina Libia, Egipto parecía albergar un gran tesoro bajo sus arenas: grandes cantidades de petróleo. Este fue un sueño que se fue difuminando y que ahora la petrolera estatal busca rescatar con un nuevo descubrimiento de petróleo anunciado esta semana en un lugar remoto del desierto egipcio.
Durante varias décadas del siglo XX, la industria petrolera egipcia se erigió como uno de los pilares fundamentales de su economía. En su apogeo, Egipto llegó a producir cerca de un millón de barriles de petróleo por día, consolidándose como un actor importante en la industria energética internacional. No obstante, la situación ha cambiado drásticamente en los últimos años, y hoy en día el país produce alrededor de 540.000 barriles diarios (no cubre ni su demanda interna), un declive significativo que ha puesto de manifiesto los retos y limitaciones que enfrenta la nación en la actualidad.
El espejismo del petróleo
La importancia del petróleo en Egipto comenzó a crecer a mediados del siglo XX, cuando se descubrieron grandes yacimientos en el Mar Rojo y en el desierto occidental. Estos hallazgos impulsaron la economía egipcia y atrajeron la inversión extranjera, situando al país como un productor relevante en el contexto de la industria petrolera mundial. La riqueza petrolera permitió que Egipto diversificara su economía y financiara proyectos de infraestructura y desarrollo.
En su apogeo, Egipto no solo fue capaz de satisfacer su demanda interna de petróleo, sino también de exportar una cantidad considerable al mercado global. Durante los años 70 y 80, la producción alcanzó picos históricos, llegando a rozar el millón de barriles por día. Este auge fue clave para la estabilidad financiera del país y ayudó a mitigar los efectos de las crisis económicas internacionales que afectaban a otras naciones.
Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo XXI, la producción petrolera egipcia comenzó a mostrar signos de agotamiento. Los yacimientos de petróleo, después de décadas de explotación intensiva, empezaron a declinar en términos de capacidad productiva, mientras que la inversión y el mantenimiento no eran los adecuados en un país con una economía estancada y cierta inestabilidad interna. Los esfuerzos para encontrar nuevos yacimientos han tenido resultados limitados, y el país ha enfrentado dificultades para atraer inversiones suficientes en exploración y tecnología para revitalizar su sector petrolero.
A día de hoy, la producción petrolera se ha reducido a aproximadamente 540,000 barriles por día, una cifra que, aunque significativa, está lejos de los niveles que alguna vez sostuvo la economía del país. Esta disminución ha generado preocupaciones sobre el futuro energético de Egipto, ya que el país ha pasado de ser un exportador neto de petróleo a un importador en ciertas épocas del año.
Esperanza para el petróleo egipcio
Pese a todo, esta semana se ha revelado una noticia esperanzadora. Es un hallazgo de crudo más simbólico que notable, pero que puede marcar el principio del fin del declive de la producción petrolera de este país milenario. La compañía petrolera Khalda ha anunciado este martes un nuevo descubrimiento de petróleo en el área de desarrollo de Kalabsha en el desierto occidental de Egipto. En un comunicado, Khalda, una empresa conjunta entre la Corporación General de Petróleo de Egipto y la Corporación Apache de Estados Unidos, ha asegurado que el descubrimiento ha sido "significativo" y que el pozo fue probado perforando 270 pies en las arenas del Paleozoico.
La cuestión es que Egipto tiene una cantidad notable de petróleo en teoría. Siempre que haya petróleo hay esperanza. Según las estimaciones del Oil & Gas Journal, publicadas el 1 de enero de 2022, Egipto posee las mayores reservas de petróleo crudo del Mediterráneo oriental, con unos 3.300 millones de barriles en reservas probadas. Por ello, las inversiones no van a detenerse.
La recuperación, hasta la fecha, ha mostrado ser sostenible en los 7.165 barriles de petróleo por día, con una calidad de 44 grados y 23 millones de pies cúbicos de gas asociado, según el comunicado. Los registros eléctricos del pozo mostraron evidencia de petróleo en el componente Paleozoico.
Una campaña para encontrar crudo
También el martes, el Ministerio de Petróleo y Recursos Minerales de Egipto anunció que la Compañía Egipcia de Gas Natural Holding ha lanzado una nueva ronda de licitación internacional 2024 para la exploración y explotación de gas natural y petróleo crudo en 12 bloques en el Mediterráneo y el Delta del Nilo.
La oferta forma parte de los esfuerzos del ministerio para atraer nuevas inversiones a Egipto en línea con su estrategia de explotar oportunidades prometedoras en la exploración de gas y petróleo, según ha revelado el ministerio en un comunicado.
En julio, Egipto anunció planes para perforar 110 pozos exploratorios de gas y petróleo, con una inversión total de 1.200 millones de dólares estadounidenses durante el año fiscal 2024/2025. Egipto aspira a convertirse en un centro comercial regional de petróleo y gas natural licuado después de los importantes descubrimientos en el país en los últimos años, incluido el campo de gas Zohr en el Mediterráneo, que contiene aproximadamente 30 billones de pies cúbicos de gas.
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