
El oro reluce más que nunca. El metal precioso sigue cotizando al alza y se mantiene aupado al máximo histórico de los 2.500 dólares por onza que ha alcanzado recientemente. Las ingentes compras del metal dorado por parte de China y Rusia así como su histórica vitola de refugio por excelencia en medio de las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo han espoleado su precio. Sin embargo, este rally puede estar avisando de algo más "siniestro" para el resto del mercado, como han alertado los estrategas del servicio de estudios de ING.
"Tras el discurso del presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, el viernes, el oro volvió a superar la barrera de los 2.500 dólares por onza troy. Apoyado por el deterioro de la situación en Oriente Próximo durante el fin de semana, el precio se acercó el lunes al máximo histórico alcanzado la semana pasada. En el simposio de Jackson Hole, Powell había dicho que era hora de ajustar la política. El momento y el ritmo de los recortes de tipos dependerían de los datos que fueran llegando. Como consecuencia, el dólar estadounidense se depreció y los rendimientos de los bonos cayeron, dos factores positivos para el oro", sintetiza Carsten Fritsch, estratega de materias primas de Commerzbank.
Las expectativas de recortes de tipos también han aumentado ligeramente. Actualmente, los futuros prevén un recorte de los tipos de la Fed alrededor de 35 puntos básicos en septiembre y recortes de los tipos de algo más de 100 puntos básicos en las tres reuniones restantes hasta finales de año. Esto significa que en una de estas reuniones tendría que producirse un movimiento de tipos mayor, de 50 puntos básicos.
"La perspectiva de una bajada de los tipos de interés también atrae a los inversores. Según Bloomberg, las tenencias de oro en ETF aumentaron en 15 toneladas la semana pasada hasta alcanzar el nivel más alto en seis meses. El interés especulativo es especialmente fuerte. La posición larga neta de los inversores especulativos ascendió a unos 193.000 contratos en la semana hasta el 20 de agosto, al mismo tiempo que el oro alcanzaba un máximo histórico, su nivel más alto en casi cuatro años y medio. Por tanto, es posible que gran parte de las noticias positivas para el oro ya se hayan descontado. En nuestra opinión, el oro no tiene un potencial alcista significativo por el momento", remacha Fritsch.
Sin embargo, estos destellos pueden estar cegando a los inversores. Fijándose en los avances tanto en la renta variable como fija, el equipo de renta fija de ING encabezado por Padhraic Garvey lanza la liebre: "Todo está al alza. Eso no puede durar. Un nuevo máximo en el precio del oro, en retrospectiva, puede verse como una señal de advertencia que pasamos por alto".
"Cabe destacar la yuxtaposición entre el modo risk-on (más favorable al riesgo) en los mercados y el considerable descuento por el recorte de tipos. Aunque el primero es en parte función del segundo, no deja de ser una combinación. La cuadratura de este círculo solo puede producirse en un entorno macroeconómico en el que la inflación se mantenga contenida y la Reserva Federal recorte los tipos lo suficiente como para evitar un aumento significativo de la tasa de desempleo y las tensiones asociadas en la economía y el sistema estadounidenses", explican Garvey y los suyos.
ING: "La subida del oro podría ser precursora de tiempos más siniestros en los mercados, en los que los precios bajen. El contexto global huele a eso. Pero no se ha convertido en un factor dominante, sobre todo por el colchón que ofrecen los próximos recortes de la Fed"
En este contexto, el hecho de que el oro al contado esté cotizando al alza en la zona de los 2.500 dólares es algo que "intriga" a estos analistas. "Sí, está ahí como compensación al riesgo residual de inflación, al riesgo geopolítico y a los peligros en abundancia. Pero hay una operación silenciosa en segundo plano en la que algunos actores están aumentando sus tenencias de oro. Ha sido un movimiento popular en economías de alta inflación como Turquía y Argentina en los últimos años, sobre todo a través de la búsqueda de dólares, pero también de oro y similares", escriben en una nota para clientes de este miércoles.
"Según todos los indicios, China y Rusia han estado aumentando sus tenencias de oro al tiempo que reducían las de dólares. Como ya se sabe, Rusia liquidó su mayor parte de los bonos del Tesoro antes de invadir Ucrania. Ambos tienen interés en hacer encubiertamente cualquier cosa que pueda socavar el dólar, y al margen de esto, ésta es una. Los bonos del Tesoro estadounidense siguen estando bien demandados, pero debemos seguir vigilando este espacio", agregan.
Los datos publicados la semana pasada sugerían que la demanda de oro de China, que fue una bendición para el precio del oro en la primera mitad de este año, sigue flaqueando bajo el peso de unos precios por las nubes. En julio, las importaciones chinas de oro descendieron a su nivel más bajo en más de dos años. Esto contribuyó a que la prima del precio del oro en Shanghái, un barómetro de la fuerza relativa de la demanda de oro de China, se volviera negativa por primera vez desde 2023 en los últimos dos meses. "A pesar de ello, la caída del 3% en el valor del dólar desde principios de mes y la tendencia a la baja en los rendimientos del Tesoro de EEUU han tapado las grietas de cualquier debilidad en la demanda china", razona Joe Maher, analista de materias primas de Capital Economics.
En cualquier caso, rematan los estrategas de ING, parece que el entorno actual está repleto de aspectos positivos desde la perspectiva de los activos de riesgo y los mercados de renta fija: los precios suben en todas partes. "La subida del precio del oro en este contexto bien podría ser precursora de tiempos más siniestros en los mercados financieros, en los que los precios bajen. El contexto global más amplio ciertamente huele a eso. Pero no se ha convertido en un factor dominante, sobre todo por el colchón que ofrecen los próximos recortes de la Reserva Federal", zanja el equipo comandado por Garvey.