
El conflicto civil de Libia está entrando en una nueva fase que tiene potencial de mantener altos los precios del petróleo, a pesar del incremento de producción que está preparando la OPEP+. Libia es el país con las reservas más grandes de petróleo de todo África, y la inestabilidad política que vive desde que se desató la Guerra Civil, en 2011, está volviendo afectar a la producción de crudo del país. En la pelea política que todavía existe en Libia por controlar la región, los dos gobiernos que se dividen ahora mismo la nación, uno al este, y el otro al oeste, han empezado a escribir un nuevo capítulo que, para empezar, ya está afectando a los mercados mundiales de petróleo. El crudo se dispara hoy más de un 3% y vuelve a superar los 80 dólares el barril, en el caso del Brent, animado por el parón total de la producción y venta de crudo que ha anunciado el gobierno del este, donde se encuentran las principales reservas e instalaciones de petróleo del país.
El último enfrentamiento político en Libia tiene un protagonista claro: Sadiq al-Kabir, el actual presidente del banco central de Libia, partidario del gobierno del este, con sede en Sirte, se ha declarado en rebeldía y se niega a dejar el banco central como pretende el gobierno del oeste. El primer ministro del país, Abdul Hamid Dbeibah, dirige la nación desde Trípoli, y es la administración que cuenta con un mayor apoyo internacional, según destaca la agencia Bloomberg. Sin embargo, el país vive en un delicado equilibrio político, con constantes problemas para la producción de crudo incluso después del acuerdo alto el fuego que consiguió cerrar la Organización de Naciones Unidas en 2020.
El gobierno del oeste, con Dbeibah a la cabeza, ha intentado en los últimos días deponer al presidente del banco central, a quien se le acusa desde hace años de gestionar mal los ingresos que recibe el país por la venta de petróleo, que acaban en manos del banco central. Si el organismo regulador de la política monetaria ya es importante de por sí, el poder que tiene en un país como Libia, miembro oficial de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y un gran dependiente de los ingresos por la venta de crudo, lo convierte en uno de los organismos clave a controlar en el país, si no el que más. Además, el gobernador del banco central ha sido muy crítico con el gobierno occidental en los últimos años, acusando a Dbeibah de corrupción y de gastos excesivos.
Después de la negativa de al-Kabir de abandonar su puesto, una delegación del gobierno del oeste habría entrado en el edificio del banco central este lunes, según destacan distintos medios de Libia, y esto ha desatado la reacción del gobierno del este, declarando que dejará de producir y de exportar petróleo en todas las instalaciones y terminales de la región oriental.
Una vez se ha conocido la noticia, los mercados de petróleo han reaccionado rápidamente, con una subida que ha superado el 3,2% en el día, la cuarta más fuerte de todo el año para el Brent europeo. Así, este lunes el barril vuelve a superar los 80 dólares, y ha marcado un máximo de la jornada en los 81,6 dólares. En la última semana la subida del barril ha sido de casi el 7%, y deja el balance anual en un incremento de precio de cerca del 5,5%.
Según ha publicado Citi este lunes, el conflicto en Libia, con el consecuente parón de la producción en el país, tiene potencial para llevar al barril europeo por encima de los 80 dólares próximamente.
Libia, fuente constante de inestabilidad para el petróleo
No es la primera vez que Libia calienta a los mercados del petróleo. Desde la Guerra Civil de 2011 que terminó con el régimen (y con la vida) de Muhammad el Gadafi, militar que controlaba el país, Libia ha estado sumido en una constante tensión, incluso después del alto el fuego que se firmó en 2020 bajo auspicio de la ONU. Los ataques periódicos de rebeldes a las instalaciones de petróleo han disparado en muchas ocasiones a los precios del crudo, de forma temporal, pero dejan patente la lucha que sigue habiendo en el país por controlar el petróleo, su recurso más importante.
La situación política, lejos de estabilizarse, parece que está volviendo a empeorar en los últimos meses. La representante de la ONU, Stephanie Koury, dio un discurso el pasado 20 de agosto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el que explicó cómo "la situación se está deteriorando rápidamente" en los últimos meses, y hace hincapié en la movilización militar que se ha producido en el país durante el verano. El conflicto en Libia se está recalentando, y esto puede terminar salpicando a los mercados mundiales de crudo.
El último conflicto entre el este y el oeste, con el banquero central como principal protagonista, no es si no otro capítulo más en la pelea que mantienen las dos administraciones. En agosto, antes de que el gobierno en Trípoli pretendiese destituir al banquero central, el gobierno oriental en Sirte declaró que su rival era un gobierno "ilegítimo", y ha planteado en el parlamento quitar los poderes al Consejo Presidencial, formado en 2021 con supervisión de la ONU, de su cargo que le otorga el poder de las fuerzas armadas del país, un voto que todavía está por decidir si se producirá. Con todo esto sobre la mesa, es difícil anticipar un futuro de tranquilidad, tanto en la política, como en la exportación de petróleo en el país.
Música para los oídos de la OPEP+
El parón de la producción en Libia puede ser el mejor aliado para la OPEP+, el cártel de productores que conforman los miembros oficiales de la OPEP y sus socios externos, con Rusia como principal exponente. El cártel de productores lleva años tratando de sostener los precios del petróleo, con una estrategia pactada de oferta limitada. Muchos miembros del cártel, especialmente Arabia Saudí, están manteniendo los grifos del petróleo medio cerrados, sacrificando cuota de producción a cambio de intentar evitar que el precio del crudo se hunda, en un momento en el que, de no ser por ese pacto, el mercado estaría en situación de sobreoferta.
Esta estrategia ha empezado a cambiar en los últimos meses, una vez la OPEP+ acordó en julio empezar a recuperar buena parte de la oferta que han mantenido limitada estos años. En concreto, la Organización ha decidido aumentar paulatinamente la oferta hasta los 2,2 millones de barriles diarios en los próximos meses, a pesar del riesgo que esto genera de que los precios del crudo vuelvan a sufrir caídas, y más ahora, que la demanda de China está sufriendo una caída inesperada por la crisis interna del país.
Los países de la OPEP+ parecen no haber tenido más remedio que tomar esta decisión, para intentar volver a recuperar ingresos por la venta de su petróleo. Ahora que su compañero Libia parece que cerrará los grifos durante un tiempo, esta noticia es música para los oídos de los grandes productores, ya que aumenta la probabilidad de que el precio del crudo repunte, o se mantenga en los niveles actuales, mientras el cártel aumenta la producción y recibe más ingresos por la venta de petróleo. Al fin y al cabo, Libia no es un productor menor, con una oferta de crudo en los últimos meses de casi 1,2 millones de barriles diarios, lo que la convierte en uno de los grandes productores de crudo del cártel.