
El mercado secundario de deuda experimentó en las últimas sesiones la caída generalizada de las rentabilidades, un repunte de las mismas a continuación y detrás una progresiva bajada hasta los niveles actuales. En este vaivén, la deuda japonesa se mostró más estable que sus pares una vez finalizó el fatídico lunes negro de la semana pasada. No obstante, el reciente anuncio de dimisión del primer ministro japonés añade un nuevo elemento de tensión al mercado de deuda, ya que puede traducirse en un Banco de Japón más agresivo.
Mientras el resto de la renta fija se asienta después de los últimos datos macroeconómicos, el bono nipón se sitúa en el 0,8% de rentabilidad. Aquellos inversores que hayan seguido la evolución del mercado de renta fija en lo que va de agosto pueden haberse embolsado ganancias aprovechando los repentinos cambios en el precio de los bonos (el precio de los bonos evoluciona de manera inversa al de las rentabilidades). Como ejemplo, desde el desplome del pasado 5 de agosto a la actualidad, un inversor ganaría casi un 1,8% con el cambio del precio del bono japonés a diez años.
No obstante, estas ganancias pueden revertirse si el Banco de Japón endurece su política monetaria a mayor ritmo del que descuenta el mercado. Si bien el mercado japonés de deuda soberana está edulcorado (el Banco de Japón intervino el mercado en varias ocasiones para evitar el incremento descontrolado de la rentabilidad de su deuda), a medida que la institución suba los tipos de interés el mercado exigirá mayor rentabilidad por comprar estos títulos. Y esto puede exacerbarse por una decisión política.
El todavía primer ministro, Fumio Kishida, anunció que no se postulará para un segundo mandato en el cargo. Y, con la noticia, salen los posibles candidatos del Partido Liberal Democrático que podrían sustituir a Kishida en septiembre. En concreto, dos nombres aparecen en la mayor parte de las quinielas: Toshimitsu Motegi y Taro Kono. Ambos son miembros de la Cámara de Representantes que se postularon contra Kishida en las últimas elecciones, ambos son exministros y ambos están a favor de una política monetaria más restrictiva. "Los inversores pueden comprar yenes, ya que ambos mencionaron antes de la reunión de julio la necesidad de que el Banco de Japón subiera los tipos y corrigiera así la debilidad del yen", comentó el jefe de estrategias de Nomura Securities, Yujiro Goto.
"A los participantes del mercado no les va a gustar la situación de incertidumbre. Los bonos del gobierno japonés seguirán siendo un mercado de oferta y demanda, aunque opinión inicial es que las acciones saldrán las más afectadas", comentó el estratega jefe de Mizuho Securities, Shoki Omori. Por el momento, la decisión política de Kishida no ha tenido un impacto en el mercado de deuda ni en la expectativa puesta en las próximas decisiones del Banco de Japón (BoJ).
En base a los contratos OIS (de overnight indexed swap, en inglés) el mercado no esperaría más subidas de tipos de interés en Japón hasta la reunión de diciembre, aunque la semana que viene tiene lugar la reunión de los grandes banqueros centrales del mundo en Jackson Hole (Wyoming) donde el gobernador del BoJ podría dar pistas a los inversores de futuros cambios en su política monetaria.