Se acabó la historia del petróleo español. El campo de petróleo de Ayoluengo, que estuvo en funcionamiento hasta 2017, comenzará pronto a ser restaurado (sufre algunas fugas de gas y derrame de crudo) y, posteriormente, desmantelado y abandonado. Según se ha publicado este viernes en el Boletín Oficial del Estado "se da inicio al procedimiento de ejecución subsidiaria del plan de abandono definitivo de la concesión de explotación de hidrocarburos líquidos y gaseosos denominada «Lora»".
En estos momentos, este campo de petróleo se encuentra 'huérfano', es decir, no se está explotando, pero tampoco se habían realizado las operaciones necesarias de desmantelamiento y cierre tras la entrada en concurso de acreedores de la Compañía Petrolífera de Sedano S.L.U. (CPS), filial de la británica Columbus Energy Resources, la última empresa que tuvo la concesión para explotar el petróleo español.
Una vez que terminan las operaciones de extracción de crudo y gas, el abandono de un campo requiere el sellado de los pozos y otro tipo de operaciones que dejen la zona apta y lo más parecida posible a la situación anterior de la explotación. En Ayoluengo aún quedan pozos sin sellar. Además, el abandono de un yacimiento requiere la desarticulación física de las partes funcionales y no funcionales de las instalaciones que pueden ser desmanteladas y dispuestas para diferentes finalidades. Sin embargo, quizá Ayoluengo disfrute de un destino diferente, puesto que los 'caballitos' que aún siguen en pie son uno de los grandes atractivos turísticos de la zona.
Ahora, es el Estado el que asume dichas operaciones de restauración y abandono. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico han asegurado a elEconomista.es que se respetarán los elementos que son bienes culturales y que han convertido a este campo en una suerte de museo al aire libre que es visitado cada año por miles de personas, generando de forma directa e indirecta decenas de puestos de trabajo en una de las zonas más despobladas del territorio español.
Fue el gobierno autonómico el que declaró en marzo de 2022 el campo petrolífero de Ayoluengo como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que detuvo la conversión en chatarra de los icónicos 'caballitos' (las bombas de extracción de petróleo) y apoyó la conversión de la zona en una suerte de museo al aire libre donde se exhibe parte de la historia petrolera de España. "Salvamos nueve de los 15 'caballitos' que estaban en marcha", aseguraba hace unos meses a elEconomista.es Carlos Gallo, alcalde de Sargentes de la Lora (Burgos).
De este modo, la Orden TED/371/2024, publicada este viernes, señala que se efectuarán urgentemente las actuaciones requeridas para el diagnóstico del estado actual de las instalaciones afectas a la concesión, la actualización del Plan de abandono y las tareas necesarias para la ejecución del anterior, todo ello a costa del obligado (es decir, CPS, la empresa que se encuentra en concurso de acreedores), con el fin de proceder al abandono y desmantelamiento definitivo de las instalaciones de la concesión de explotación de hidrocarburos «Lora» tras el fin de su vida útil. "Esta orden surtirá efectos a partir del día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado»".
El campo de petróleo de Ayoluengo
Este campo de petróleo de Ayoluengo es y ha sido un icono de la industria de hidrocarburos española. Se encuentra en el municipio de Sargentes de la Lora, en el norte de la provincia de Burgos. El campo fue descubierto el 6 de junio de 1964 por AMOSPAIN, un consorcio formado por las compañías norteamericanas Chevron y Texaco junto a CAMPSA, por entonces una empresa estatal. En enero de 1967 el Estado les otorgó la concesión de explotación de hidrocarburos denominada 'Lora' por un periodo de 50 años.
Este hallazgo se convirtió en la esperanza de la comarca e incluso de España, un país que apenas produce materias primas. Aunque al final la producción de Ayoluengo ha quedado en nada, es cierto que ensus mejores días se llegaron a bombear hasta más de 5.000 barriles de crudo diarios (el pico de producción fue en 1969 con 5.268 barriles/día), según revelaba el alcalde, y una de las personas que más ha luchado por mantener operativos estos pozos, que en su día generaban más de 20 puestos de trabajo directos y se habían convertido en una actividad principal de la comarca en la lucha contra la despoblación.
"El eficiente aprovechamiento del gas (el gas del yacimiento se reutilizaba para que los 'caballitos' bombeasen el petróleo a la superficie), tanto como combustible para calentar el crudo y generación de la energía eléctrica que consume el campo, así como alimentación de los motores que mueven las bombas de los pozos, hacía que los costes operativos fueran muy bajos, lo cual permitía que la pequeña cantidad de crudo que se producía fuera entable", aseguraba Jorge Navarro, vicepresidente de AGGEP (Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles del Petróleo), en declaraciones a este diario.
Sin embargo, la Ley de Hidrocarburos marcaba la finalización de la concesión tras 50 años de vigencia y en enero de 2017, el Gobierno alegó que no tenía capacidad legal para prorrogar la vigencia de la concesión que CPS había solicitado. Una vez denegada la prórroga, el Ministerio para la Transición Ecológica comunicó a CPS la posibilidad de lanzar un concurso público para una nueva concesión de explotación del campo y poder retomar la actividad. Sin embargo, el 31 de octubre de 2018 se hizo pública una Resolución de la Secretaría de Estado de Energía por la que se instaba a la compañía operadora CPS al desmantelamiento total del campo, a pesar de que aún podía quedar por extraer el petróleo remanente, estimado en unos 3 millones de barriles, nos explica el alcalde de Sargentes de la Lora.
Crónica de la 'muerte' del petróleo español
Finalmente, la publicación el 22 de octubre de 2022 de una Orden Ministerial declaró la extinción de la concesión de explotación 'Lora', dentro de la cual se encontraba el campo de Ayoluengo. El Ministerio para la Transición Ecológica procedió a la ejecución de la garantía bancaria ante la falta de cumplimiento de obligaciones por parte de CPS, que se había declarado en concurso de acreedores en octubre de 2021, por lo que con toda seguridad la ejecución y costes del desmantelamiento de las instalaciones y el abandono definitivo de los pozos deberán correr por cuenta del Estado.
Finalmente, el Gobierno parece que se hará cargo del abandono y desmantelamiento de este pedazo de historia del petróleo español. Aunque, en teoría, los costes correrán a cargo de CPS, todo hace indicar que ni los activos de esta empresa ni la garantía aportada serán suficiente para cubrir el gasto que supone restaurar, asegurar y desmantelar un campo de petróleo como el de Ayoluengo.