
La inminente salida a bolsa de Puig, que podría debutar en torno al 3 de mayo, no despierta el interés de Panza Capital, la gestora que preside Beltrán de la Lastra. Durante la presentación de su última carta trimestral, correspondiente al primer trimestre del año, de la Lastra ha asegurado que no acudirán a esta OPV. "Tenemos una dificultad con el punto del ciclo en el que se encuentra la compañía y con la valoración", explica.
De la Lastra estima que es Puig es una compañía "con muy buena gobernanza, con un activo muy sólido, y con un crecimiento estructuralmente bueno pero que cíclicamente no está en un bajo. Todo el ciclo del Covid les ha venido razonablemente bien, y probablemente salen en un momento no bajo del ciclo y con un poquito más de deuda de lo que sería lo ideal y a una valoración que no es barata. Su valoración ronda los 10.000 millones de euros cuando es una compañía que gana 400 millones de euros y este beneficio no se ha producido en un año deprimido", argumenta.
Más allá de la OPV de Puig, en Panza Capital están preocupados por el entusiasmo generalizado que reina en el mercado y que ha provocado subidas generalizadas en las bolsas. "Yo no daría por muerta la inflación, dar esto por hecho nos parece atrevido; y además es una obviedad que el riesgo geopolítico ha aumentado en los últimos meses y años", valora Beltrán de la Lastra. "Ambos riesgos pueden materializarse o no, pero el mercado está demasiado relajado con la posibilidad de que lleguen a realizarse", sentencia.
Aumenta el peso en el sector de la defensa
Esta situación hace que en Panza Capital sean aún más intolerantes con la deuda -llevan meses siéndolo, desde antes incluso de que Gotham City acusase a Grifols de "manipular" su deuda-. "Invertir en compañías muy endeudadas a día de hoy es una temeridad parecida a jugar a la ruleta rusa. Queremos estar preparados para entornos duros", afirma de la Lastra. Los pilares de sus carteras continúan siendo el área de consumo, más sesgado al ticket grande que pequeño; y el área industrial, sesgada hacia áreas que han sufrido con el periodo de reducción de inventarios de sus clientes, particularmente en el sector químico. En cada uno invierten más del 40% de la cartera, y reservan otro 9% al sector de la defensa, al que han añadido dos compañías: Dassault Aviation y Thales, que se une a la posición que ya tenían en Babcock. La otra incorporación que han realizado en el primer trimestre del año ha sido la compañía de ascensores Schindler. "Las tres cuentan con una gobernanza de máximo nivel -las familias han ejercido una labor muy buena en uso del capital con una prudencia operativa, financiera y contable significativa", explican.
En el caso de Dassault Aviation y Thales tienen, además, una exposición significativa a los gastos de defensa. "Respecto a su valoración, a día de hoy pagamos un precio por ambas inversiones que es entre razonable (en el caso de que no se materialice un incremento del gasto en defensa durante los próximos lustros) y muy barato (en caso de que lo hagan)", explican en Panza Capital.
Fuera del sector de consumo, industrial y defensa "hay segmentos en los que nosotros no queremos participar puramente por precio. Y en otros no participamos porque es difícil saber quiénes serán los ganadores finales, sirva como ejemplo el segmento de la inteligencia artificial", aseguran.
También han reducido su exposición al sector financiero, y de los cuatro bancos que formaban parte de la cartera (JP Morgan, Bankinter, BNP Paribas y Unicredit) sólo conservan uno: Unicredit, tras deshacerse recientemente de BNP Paribas. Aunque el sector se encuentra en un momento dulce tras la subida de tipos de interés, con un margen de interés financiero en máximos y una mora en mínimos, Beltrán de la Lastra considera que lo mejor para la banca ha pasado ya. Aunque el entorno sigue siendo favorable, "es osado pensar que durará para siempre", resume.