
No hay duda de que el Banco Central Europeo (BCE) va a mantener los tipos de interés sin cambios en su reunión de este jueves, pero, de cara a conocer en qué momento dará comienzo el ciclo de bajadas en el precio del dinero, el encuentro de esta semana tiene importancia. Es la primera vez en la que el BCE actualiza su cuadro de previsiones macroeconómicas y, como Christine Lagarde, presidenta del organismo, ha dejado muy claro en los últimos meses, el futuro de los tipos en la zona euro estará marcado por estas perspectivas. "Somos dependientes de los datos", insiste Lagarde, y por eso es clave ver hacia dónde se mueven las previsiones económicas del organismo. Lo que tienen claro los analistas encuestados por Bloomberg es que es más peligroso que el BCE se adelante con el recorte de tipos, frente a un posible retraso. El primer error podría hacer que la inflación vuelva a crecer y que se descontrole, el último escenario que querrán ver los políticos monetarios de la zona euro, ya que volvería a poner en entredicho su credibilidad.
El susto que ha dado la inflación en los últimos años ha sido fuerte, y es un escenario que nadie en el BCE quiere volver a ver. Lo más probable, según el consenso de analistas que recoge Bloomberg, es que se recorte la estimación de inflación y crecimiento para este 2024, pero que el resto de pronósticos se quede como estaba. Y si es así, lo más probable es que el BCE recorte tipos en tres ocasiones este año, a un ritmo de 25 puntos básicos cada vez, según la opinión de los expertos, en junio, septiembre y diciembre, una hoja de ruta que supone una bajada menos de lo que está descontando el mercado en este momento.
Este calendario, según los expertos encuestados por la agencia, es el adecuado, y creen que el BCE acertará con el timing para dar comienzo al ciclo de bajadas de tipos en la zona euro. Para el 62% de los encuestados, el gran peligro en este momento es que el BCE se adelante a esta fecha, pero el 56% de los analistas tiene claro que el BCE va a ser capaz de recortar tipos en el momento adecuado.
La importancia de los datos
En la reunión de este jueves todas las miradas estarán puestas en la revisión del cuadro de previsiones macroeconómicas que va a llevar a cabo el organismo. En la última publicación, la del mes de diciembre, ya recortaron la estimación de inflación para 2024, desde el 3,2% hasta el 2,7%, y se lanzó por primera vez la previsión para el año 2026 con un dato positivo: el BCE ya atisba que su objetivo de inflación, del entorno del 2%, estará cumplido ese año, al pronosticar una inflación del 1,9% para ese año. Un recorte todavía mayor para las estimaciones de 2024, 2025 y 2026, confirmaría que el organismo tiene la situación enfilada para poder recortar tipos en junio.
La dependencia de los datos que tiene el BCE, y cuya importancia recalcan cada vez que tienen ocasión, hacen que la estimación de crecimiento y de IPC cobre en este momento especial relevancia. "La confianza probablemente va a ser el ingrediente que falte en esta reunión. En los próximos meses, los datos que se publiquen van a ser cruciales. Mantenemos nuestra previsión de que los recortes de tipos empezarán en junio", explican desde Bank of America.
En cuanto a la previsión de crecimiento económico, el BCE anunció en diciembre una estimación de PIB del 0,8% para 2024 y del 1,5% para 2025 y 2026. Una de las claves de esta reunión tiene que ver con esta posible revisión a la baja del PIB que esperan los analistas: un recorte en el dato de este año acercaría a la economía de la zona euro a la recesión, un escenario que, de producirse, podría llevar al BCE a adelantar el recorte de tipos, algo que, sin embargo, no parece el escenario más probable, si se tiene en cuenta el mensaje de los miembros del organismo, quienes han tratado en los últimos meses de enfriar las expectativas de bajadas de tipos.
Eso sí, el debate está servido, ya que hay analistas, como es el caso de Citi, que ya ven argumentos suficientes para comenzar la bajada de tipos en la zona euro, y basan su opinión en las propias previsiones macro del BCE. "Llevamos bastante tiempo poniendo mucho énfasis en el cuadro macro del BCE. Si, como esperamos, esta muestra una inflación en el 2% en 2025, y por debajo de ese nivel en 2026, el argumento para que el BCE empiece a bajar tipos parece muy fuerte", destacan. "¿Por qué esperar?", plantea Citi, ya que tiene claro que el BCE no va a mover ficha antes de verano, aunque haya argumentos suficientes para hacerlo. A su juicio, su reticencia se basa en "un miedo residual de que un periodo de inflación tan alta como el que ha habido amenace con desanclar las expectativas de inflación; esto en caja con un BCE que no estará satisfecho hasta que la inflación crezca por debajo del 2%", indican.
La otra pata de su política: reinversiones del PEPP
Mientras se debate sobre el momento en el que dará comienzo el recorte de tipos se acerca el momento en el que el organismo dejará de reinvertir los vencimientos de los bonos que compró durante la pandemia para apoyar a la economía y que todavía tiene en cartera. El plan que ha anunciado el BCE pasa por reducir el tamaño de las reinversiones este mes de julio, y terminar con ellas por completo antes de diciembre. Sin embargo, más de la mitad de los analistas encuestados por Bloomberg contempla la posibilidad de que este proceso se tenga que retrasar, por algún evento externo que fuerce al organismo a tener que mantener las reinversiones de los bonos durante más tiempo. Sería, igual que lo es la bajada de tipos, un apoyo más para la economía europea, con el riesgo de alimentar de nuevo el crecimiento de la inflación.
De ocurrir, lo más probable es que sea debido a un shock externo, según la mayor parte de analistas, pero también contemplan la posibilidad de que se produzcan tensiones en el mercado de deuda europea, en algún país en concreto, que obliguen al BCE a mantener esta herramienta de apoyo durante más tiempo de lo anunciado.