La economía global está sufriendo un cambio de era que está sucediendo más rápido de lo que se preveía. Aunque algunos expertos ya habían advertido hace tiempo de que el exceso de ahorro global comenzaría a desaparecer en esta década, presionando al alza los tipos de interés, pocos o ninguno habría vaticinado que iba a suceder tan rápido. Algunos acontecimientos inesperados (guerras, pandemias...) están acelerando la subida del tipo de interés natural (el tipo coherente con una inflación controlada y una economía funcionando a pleno rendimiento), lo que a su vez presiona a la banca central para mantener los tipos de interés nominales en niveles mucho más altos que en la 'era anterior'. Sin duda esto es una mala noticia para aquellos agentes que tienen hipotecas a tipo variable o que necesitan endeudarse en los próximos años. Los préstamos a tipos bajos son ya cosa del pasado.
¿Por qué está sucediendo este cambio? Todo hace indicar que el exceso de ahorro global que fue analizado y anunciado por el expresidente de la Reserva Federal Ben Bernanke se está agotando. Esta burbuja de ahorro fue consecuencia, entre otras coas, de la propensión a ahorrar de la vasta generación del baby boom en Occidente, que lleva años preparándose para encarar una jubilación que ya está llegando. También el modelo de crecimiento chino, basado en el ahorro, contribuyó de forma notable. Todo eso está cambiando rápido.
Como resultado, los tipos de interés a largo plazo en todo el mundo están subiendo. Algunos factores que han sido importantes para incrementar el ahorro global antes de la pandemia, ahora están teniendo el impacto opuesto. El envejecimiento de la población, una economía china en dificultades y una economía global cada vez más fragmentada se encuentran entre los factores que amenazan con convertir el exceso de ahorros que el expresidente de la Reserva Federal identificó hace casi 20 años en un auténtico déficit.
El resultado, según algunos economistas consultados por Bloomberg es una reversión de la tendencia de décadas hacia tipos de interés más bajos, a medida que las empresas, familias y gobiernos desde Washington hasta Bruselas se ven obligados a pagar cada vez más (a través del crédito) por un ahorro global que disminuye. Además, lo peor estaría aún por llegar. El gasto e inversión seguirá al alza ante el rearme de la OTAN y el gasto en defensa de otros países que ven como el dividendo de la paz se esfuma a gran velocidad.
Pero no solo eso. Con una población cada vez más envejecida y que comienza a retirarse de forma masiva (la generación del baby boom), "el principal obstáculo será cómo gestionar el problema fiscal, ya que la combinación de una población que envejece y una fuerza laboral en declive conducirá a un aumento de los gastos en relación con la base impositiva". Esto es una suerte de 'bomba fiscal': gastos y tipos de interés crecientes para unos ingresos que parecen estar casi estancados, aseguraban los economistas Charles Goodhart y Manoj Pradhan en declaraciones a elEconomista.es hace unos meses.
Rivalidad geopolítica y tipos de interés
Además, "estamos entrando en una era de mayor rivalidad geopolítica y relaciones económicas más tensas" que deprimirá la oferta global de ahorro, señalaba en un discurso reciente el expresidente del Banco Central Europeo y primer ministro italiano, Mario Draghi. "La presión a la baja sobre los tipos de interés reales globales que ha marcado gran parte de la era de la globalización va a revertirse".
En 2005, Bernanke argumentó que el mundo estaba inundado de ahorro porque China y otros mercados emergentes estaban acumulando deliberadamente reservas de moneda extranjera como seguro contra futuras crisis financieras. Los exportadores de petróleo también acumularon dinero para invertir, gracias al aumento de los precios de la energía, mientras que en Occidente la generación del baby boom ahorraba para su jubilación. El exceso de ahorro dominaba el mundo sin lugar a dudas, lo que deprimía los tipos de interés reales.
Los datos recopilados por el fundador de Hanover Provident, Robert Dugger, y por los economistas de la Reserva Federal de Chicago, Robert Barsky y Matthew Easton, sugieren que el exceso de ahorro alcanzó ya su punto máximo hace algunos años. Sin embargo, su impacto quedó enmascarado por las políticas especialmente laxas que la Reserva Federal y otros bancos centrales adoptaron al salir de la crisis financiera de 2007-2009. Posteriormente, la pandemia desencadenó una oleada aún mayor de efectivo por parte de las autoridades monetarias y fiscales mientras luchaban por mantener sus economías a flote.
Los bonos del tesoro subirán al 8%
Ahora que los bancos centrales están reduciendo sus intervenciones en los mercados mundiales de bonos, los efectos de la menguante reserva de ahorro están empezando a notarse. Julian Brigden, cofundador de Macro Intelligence 2 Partners, considera que el aumento de los rendimientos reales y una mayor "prima por plazo" de los bonos del Tesoro estadounidense son un reflejo de este fenómeno. Brigden espera que los tipos suban en los próximos años a medida que las sociedades envejecidas gasten sus ahorros, elevando lo que él calcula como valor razonable de los bonos del Tesoro a 10 años a alrededor del 8% hacia 2050 desde aproximadamente el 3% actual.
Brigden espera que las tasas suban en los próximos años a medida que las sociedades envejecidas gasten sus ahorros, elevando lo que él calcula como valor razonable de los bonos del Tesoro a 10 años a alrededor del 8% hacia 2050 desde aproximadamente el 3% actual. "Nos consideramos bajistas en materia de bonos estructurales durante los próximos 30 años", afirmó.
China ya no es lo que era
El papel de China como gran proveedor de ahorro para el resto del mundo también puede desvanecerse a medida que Estados Unidos presiona en diversos frentes comerciales y tecnológicos. El Fondo Monetario Internacional proyecta que el ahorro de China caerán al 42,4% de su producto interno bruto en 2028, desde más del 44% el año pasado y del 45,7% en 2022 a medida que se reduzca su superávit en cuenta corriente.
Los modelos empresariales y económicos como el de China, que se basan en grandes superávits comerciales, "quizás ya no sean políticamente sostenibles", comentaba Draghi en una reunión de la Asociación Nacional de Economía Empresarial el 15 de febrero. "Este cambio en las relaciones internacionales afectará la oferta global de ahorros". La subdirectora gerente del FMI, Gita Gopinath, advirtió sobre el riesgo de otra Guerra Fría, esta vez enfrentando a las dos economías más grandes del mundo –Estados Unidos y China– entre sí. "Las amenazas al libre flujo de capitales y bienes se han intensificado a medida que han aumentado los riesgos geopolíticos", comentaba en un discurso en Colombia en diciembre.
Draghi argumentó que eso dará mayor importancia a la coordinación entre los responsables de las políticas fiscales y monetarias independientes, que hasta ahora sólo se ha visto en emergencias económicas como la pandemia. En un entorno de escasez de ahorro, los gobiernos buscarán financiar programas tan ambiciosos como la transición hacia emisiones netas de carbono cero, mientras que los bancos centrales estarán en guardia contra el peligro de que un gasto tan acelerado pueda desencadenar un estallido de inflación.
"En un mundo de competencia creciente por unos ahorros limitados, el éxito requerirá que la Reserva Federal y el Congreso presten atención a la disponibilidad de ahorro mundial y trabajen juntos de manera abierta y continua", asegura Dugger.
Las autoridades de la Fed, por su parte, han comenzado a considerar la posibilidad de que la el tipo de interés neutral (el tipo que ni estimula ni restringe la economía) pueda ser más alto que antes de la pandemia. Pero su atención se centra, principalmente, en el ámbito interno, mientras reflexionan sobre la resiliencia de la actividad económica estadounidense frente a tasas marcadamente más altas. No obstante, Dugger sostiene que no pueden ignorar lo que está sucediendo en todo el mundo.