
El Banco Central Europeo (BCE) ha perdido 1.266 millones de euros en 2023, frente al beneficio cero de 2022, tras ejecutar todas las provisiones para cubrir los números rojos por las subidas de tipos, por lo que no distribuirá beneficios a los bancos centrales por segunda vez consecutiva. Sin embargo, las pérdidas reales han sido muy superiores, el dato maquillado de 1.266 millones se debe al uso del colchón de emergencia, que tras este 2023 se ha quedado a cero.
Según ha explicado el BCE este jueves en un comunicado, se trata de las primeras pérdidas desde 2004, cuando la apreciación del euro frente al dólar llevó al organismo a tener un resultado negativo de 1.636 millones.
El BCE ha asegurado que estos resultados son consecuencia de la subida de los tipos para frenar la inflación, lo que ha provocado que los intereses que pagan a los bancos comerciales crezcan a un ritmo superior a sus ingresos en este ámbito, ya que estos últimos son en gran medida a tipo fijo.
Las perdidas 'reales' del BCE
Concretamente, el organismo hizo frente en 2023 a unas pérdidas de 7.886 millones, que se redujeron a 1.266 millones tras ejecutar la totalidad de las provisiones que tenía para riesgos financieros (6.620 millones). Unas pérdidas que prevé que se repitan en los próximos años, en línea con los resultados que también están obteniendo el resto de bancos centrales del mundo, para posteriormente volver a la senda del crecimiento de forma sostenida.
¿Cómo puede perder dinero la institución que 'imprime' los billetes? La clave está en drástico aumento de los tipos de interés, que está generando un agujero temporal en el balance del BCE. La fuerte subida de los tipos de interés llevada a cambo para combatir la inflación están generando pérdidas millonarias. El BCE tiene el balance lleno de bonos que pagan un interés muy bajo (muchos incluso un interés negativo) comprados durante los últimos años, mientras que en el pasivo tienen billones de liquidez, aparcada por los bancos comerciales, que ahora está remunerada con unos intereses cada vez mayores.
Es decir, el BCE está pagando miles de millones a los bancos por tener su dinero aparcado en el banco central, mientras que apenas reciben nada por la deuda pública y privada que tienen en su balance (esta deuda vale cada vez menos a medida que suben los tipos). Esta situación podría descapitalizar a los bancos centrales, poniendo en un aprieto a gobiernos y a los propios institutos monetarios. Si esta situación se prolonga en el tiempo, la unión entre ambos (gobiernos y bancos centrales) tendrá que ser aún más estrecha para salvar los 'muebles'.
¿Quién paga las pérdidas? La respuesta más directa es que 'nadie, por ahora'. Si la Reserva Federal o el Banco Central Europeo registran pérdidas en un año determinado, no tendrán dinero para remitir a los tesoros de los gobiernos. Según las reglas contables de la Fed, por ejemplo, estas pérdidas se acumularían como un 'activo diferido' igual a sus pérdidas acumuladas. Una vez que el BCE o la Fed vuelvan a ser 'rentables', retendrían las ganancias para pagar el activo diferido. Solo una vez que el activo diferido se haya reducido a cero, es decir, una vez que el BCE haya retenido los beneficios que compensan sus pérdidas anteriores, el banco central podrá reanudar la remisión de ganancias a los tesoros".
El problema es que esta situación se eternice. Si el BCE tuviera pérdidas lo suficientemente grandes durante un tiempo suficientemente largo, tendría que crear una cantidad tan grande de pasivos que devengan intereses para cubrir sus gastos que no podría implementar la política monetaria de manera adecuada. En ese caso extremo, el BCE o la Fed necesitarían obtener apoyo fiscal de los gobiernos, lo que se conoce como una recapitalización.
Miles de millones en intereses
¿Dónde ha perdido el banco central más dinero? El BCE hizo frente en 2023 a unas pérdidas netas por intereses de 7.193 millones, frente a los ingresos de 900 millones de un año antes, relacionados principalmente con el pasivo TARGET -un sistema que los bancos centrales y comerciales utilizan para procesar y mover dinero entre ellos-.
Los gastos de TARGET se multiplicaron casi por siete en el último año, hasta los 14.236 millones, después de que el tipo de interés de las operaciones principales de financiación (OPF) pasara de una media del 0,6 % en 2022 al 3,8 % en 2023.
Esta subida de tipos también provocó que multiplicara por casi siete lo que paga a los bancos centrales nacionales como remuneración de sus activos transferidos al organismo, hasta los 1.334 millones en 2023. En el extremo contrario, sus ingresos por intereses devengados por su participación en el total de billetes en circulación crecieron más de un 500 % hasta los 4.817 millones.
Además, el BCE ingresó 3.467 millones por intereses de los valores mantenidos con fines de política monetaria, dos veces más que en 2022, al tiempo que su facturación por intereses de los activos exteriores de reserva creció hasta los 2.382 millones, casi un 200% más. En ambos casos, estos incrementos se debieron principalmente al aumento de los rendimientos medios de la eurozona y de Estados Unidos en 2023, según ha explicado el organismo.
Las minusvalías no realizadas ascendieron a 38 millones, frente a los 1.840 millones de 2022, como consecuencia de las pérdidas no realizadas por precio en los valores mantenidos en las carteras de recursos propios y en dólares estadounidenses debido al aumento de los rendimientos de los bonos tras subir tipos.
Los gastos operativos del BCE alcanzaron los 1.272 millones, debido principalmente al pago de 676 millones por personal (+4 %) y de 592 millones por costes administrativos (+4,2 %), al tiempo que los ingresos por tasas de supervisión aumentaron un 10 % hasta los 654 millones.
El balance sigue 'adelgazando'
Por otro lado, al final de 2023, el tamaño del balance consolidado del eurosistema, que comprende los activos y pasivos de los bancos centrales nacionales y del BCE frente a terceros, se situó en 6,9 billones, frente a los casi 8 billones de 2023. El BCE ha reducido ya su balance en 1,1 billones de euros.
Esto se debió principalmente a que se redujeron las operaciones de préstamos desde los 1,324 billones de 2022 a los 410.000 millones por el vencimiento y los reembolsos anticipados de la tercera serie de operaciones de financiación a más largo plazo con objetivo específico (TLTRO III), programa con el que el BCE ofrece a los bancos préstamos a más largo plazo a coste favorable.
Además, los valores mantenidos con fines de política monetaria en el eurosistema descendieron en 243.000 millones en 2023, hasta los 4,7 billones debido principalmente a las amortizaciones.