
En los mercados, como en la vida, suele haber segundas oportunidades para aquellos que no pudieron o supieron aprovechar las primeras. En renta fija, este primer tren salió a finales de octubre, coincidiendo con un bono americano a 10 años tocando el 5% ante la expectativa de que los bancos centrales tendrían todavía que mantener la contracción monetaria por un largo periodo de tiempo para ganar la batalla a la inflación.
Sin embargo, a partir de entonces, al calor de unos datos de IPC tanto en la eurozona como en EEUU mejores de lo previsto, los inversores se lanzaron a comprar deuda ante la previsión ahora de que las bajadas de tipos iban a llegar antes de mitad de 2024 y que el año podría cerrarse con los tipos 150 puntos básicos más abajo. Desde ahí comienza un rally que lleva al T-Note del mencionado 5% a quedarse por debajo del 3,8% a finales de diciembre, provocando ganancias del 8% a los tenedores.
Estos niveles ya eran bastante exigentes para entrar de primeras en renta fija pues se estaba descontando un escenario muy optimista en cuanto a los tipos de interés a corto plazo. Tanto, que este comienzo de año muchos inversores han decidido recoger esos beneficios y normalizar un poco la situación en este tipo de activos, devolviendo a la referencia americana a la zona del 4%. ¿Es este nivel una segunda oportunidad para entrar en renta fija?
Para Ignacio Fuertes, Director de Inversiones de Miraltabank, "todavía puede haber algo más de corrección tendiendo en cuenta que aún hay en precio seis bajadas de tipos en EEUU y prácticamente las mismas en Europa, lo que nos parece demasiado agresivo". "A poco que los datos económicos no se deterioren rápido o que la inflación sorprenda al alza [como ha pasado esta semana en EEUU], es muy posible que la curva desdibuje parte de esas bajadas y que esto, como hemos comprobado en el pasado reciente, afecte en general a los activos de riesgo", agrega el experto. En este sentido, Fuertes cree que "en los plazos largos europeos hay ya poco valor" y prefieren otros segmentos con yields superiores, como los emergentes o los bonos ligados a la inflación de ciertas economías.
En Schroders apuntan a que "la historia sugiere que ahora podría ser el momento oportuno para pasar del efectivo a los bonos soberanos por varios motivos. "Primero porque están baratos en comparación con sus precios históricos, ofreciendo en algunos casos alternativas de rentabilidad reales a la bolsa; los cupones ofrecen ahora una protección adicional a los inversores y, si compramos un escenario de aterrizaje suave, la correlación con la bolsa debería volver al terreno negativo".
"Desde luego, el año 2024 promete mucho movimiento en los tipos de interés y los bonos, sobre todo si la inflación sigue bajando o si el crecimiento se estanca y viene una recesión", explican desde abrdn. Dentro de este enorme universo de inversión, desde la gestora escocesa prefieren el grado de inversión, "que parece la mejor opción si hay volatilidad y una recesión por delante mientras que para el high yield es improbable que la situación mejore". "Los inversores en renta fija tienen la oportunidad de asegurarse uno de los rendimientos más altos en más de 10 años, por lo que es difícil que los bonos registren rendimientos negativos incluso si los spreads vuelven a subir ligeramente", exponen en Saxo Bank.
La curva sigue invertida
Si se analiza la probabilidad de recesión en Estados Unidos a través de la curva de las rentabilidades de los bonos, sigue siendo alta. Todos los tramos por debajo de los seis meses ofrecen todavía rendimientos de más del 5%. Si bien es cierto que estos vencimientos de cortísimo plazo sí se han aplanado en los últimos dos meses a medida que se está viendo que los datos de actividad y crecimiento económico todavía se sostienen al otro lado del Atlántico.