
No hay todavía ninguna certeza sobre si Grifols, tal y como defienden desde Gotham City Research, manipuló sus cuentas para, efectivamente, esconder parte de su apalancamiento al mercado (a través de consolidarse un ebitda de unas filiales sin derecho a ello) o si, por el contrario, su contabilidad está ajustada a la norma.
Lo que sí es cierto es que antes que los norteamericanos hayan puesto patas arriba todo, ya había algunas casas de análisis que avisaban, como poco, de que la elevada deuda iba a ser un problema para Grifols. Problema que, por supuesto, se ha visto agrandado en un entorno de tipos al alza como el que hemos vivido en Europa durante el último año y medio y del que todavía no hay pistas claras de cómo será la vuelta atrás.
Mientras tanto, Grifols, que, recordemos, recibe una calificación crediticia de bono basura por las tres principales agencias de calificación (a varios peldaños del grado de inversión), está pagando un interés medio por su deuda en mercado actual del 3,4%, según los últimos datos que recoge Bloomberg.
La compañía tiene el objetivo de reducir el apalancamiento hasta las 4 veces su ebitda al cierre de este ejercicio frente a las 6,7 veces que reportó en la última presentación de resultados. Si este problema de deuda permaneciese, los costes de financiación se incrementarían considerablemente cada vez que Grifols tuviese que acudir al mercado a refinanciar algún vencimiento.

Y, en este sentido, al menos en 2024 no tiene que hacerlo, algo que le da cierto respiro a corto plazo mientras el BCE empieza a reducir los tipos de interés. Sin embargo, en 2025 sí tiene un acumulado importante que refinanciar ya que aproximadamente un tercio del total de su deuda vence a lo largo de dicho ejercicio.
En concreto, en 2025 llegan a su madurez dos bonos, uno de 1.000 millones emitido al 3,2% en 2017 y otro de 2019 al 1,62% del cual todavía quedan en circulación 837,9 millones. A esto habría que sumar 942 millones de euros en crédito bancario aproximadamente. En total, cerca de 2.800 millones de euros.
En 2026, en cambio, no enfrentan ningún vencimiento mientras que en 2027 tienen el mayor acumulado, con más de 3.800 millones de euros (en su mayoría procedentes de préstamos). Para 2028 quedarían por pagar unos 2.100 millones que corresponden principalmente a un bono de 1.400 millones y otro de 705 millones de dólares.
"Gotham estima una ratio de endeudamiento entre 10 y 13 veces mientras que nosotros estimamos unas 9 veces frente a las 6,7 veces que ha apuntado la compañía", explican desde Bankinter. "El razonamiento del informe de Gotham City no aporta nada nuevo que no supiéramos, pero las relaciones cruzadas en el perímetro contable nos preocupan y creemos que ahí está el grueso del daño reputacional", agregan. "Hemos venido destacando esta operativa como un riesgo abierto en nuestros informes, siendo una de las razones por las quehemos mantenido la recomendación de mantener [ahora vender]", concluyen.
920 millones más
La mediática firma de inversión norteamericana acusó en su informe a Grifols de haber maquillado sus cuentas inflando el ebitda por encima del 30% e infravalorando la deuda en 920 millones, lo que llevaría el apalancamiento hasta las 10 veces su ebitda en el mejor de los casos.
Uno de los ejemplos más claros que utilizan desde Gotham es la operación sobre la alemana Haema, que compró en 2018 por 220 millones y luego traspasó a Scranton, la patrimonial de los Grifols. Pese a esto, siguió consolidando sus cuentas sin tener, directamente, una sola acción de la alemana. Esta situación se repitió con Biotest un par de años más tarde. "Vemos un patrón similar al de NMC Health, la cual finalmente tenía una deuda mayor de la declarada y quebró", apuntaba Gotham.