
Sin duda, la noticia del año en lo que respecta a la sostenibilidad ha salido de la COP28, la Cumbre del Clima que cada año organiza Naciones Unidas, que en esta ocasión se celebró en Dubai desde el 28 de noviembre hasta el pasado 12 de diciembre. Del evento salió un acuerdo para iniciar una transición para dejar atrás los combustibles fósiles. Este logro, sin ser perfecto, es muy relevante. En palabras del secretario ejecutivo de cambio climático de Naciones Unidas, Simon Stiell, "no pasamos página de la era de los combustibles fósiles, pero este resultado es el principio del fin". La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, añade que este acuerdo "marca el comienzo de la era post fósil". Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Esta última COP ha estado sembrada de polémica, por la naturaleza del anfitrión: Dubai es uno de los Emiratos Árabes Unidos, un país que se encuentra entre los principales productores de crudo del mundo. Pero, en opinión de Antoni Ballabriga, Global Head Sustainability Intelligence & Advocacy en BBVA, este liderazgo ha sido la clave del éxito: "Si no hubiera habido una presidencia de los Emiratos Árabes Unidos difícilmente habríamos alcanzado una expresión nítida del inicio del fin de los combustibles fósiles", afirma.
En lo que respecta al comportamiento en bolsa de los activos ESG (aquellos que incorporan criterios ambientales, sociales o de gobierno corporativo, por su acrónimo anglosajón), este no ha sido un gran año. Las cotizadas ligadas a las energías limpias (la E de ese acrónimo) han sufrido un 2023 complicado. Han experimentado en el parqué un retroceso de doble dígito, de media, lastradas por unos tipos de interés altos que han durado más de lo inicialmente previsto, encareciendo el coste de financiación para unas empresas que necesitan realizar inversiones relevantes. Frente a un descenso superior al 26% en un índice como es el S&P Global Clean Energy (que aglutina a las 100 principales compañías mundiales de renovables, incluidas Solaria y Acciona Energía), el índice bursátil que recoge a las gasistas y petroleras (el S&P Global Oil Index) se ha anotado un tímido 0,5%, y el barril de Brent ha cedido un 6,5% (con datos a 22 de diciembre).
Por su parte, los índices de referencia en ESG -como el MSCI World ESG o el MSCI Europe ESG- se han apuntado avances cercanos al 22% y al 17%, respectivamente, quedando ligeramente por encima de sus hermanos tradicionales -el MSCI World y el MSCI Europe-. Utilities y renovables cogerán aire con la subida de tipos.
En cuanto a la renta fija, las emisiones de bonos verdes, sociales y sostenibles (estos últimos combinan características de los verdes y los sociales) han continuado a buen ritmo, pese a que, en un entorno de tipos altos, también se exige más retorno a los emisores. Los datos preliminares apuntan a que hasta el 22 de diciembre se habían colocado en todo el mundo bonos verdes por un importe cercano a 560.000 millones de dólares, superando ya en un 15% a todo lo emitido en 2022 (un año en el que el estallido de la guerra en Ucrania frenó las colocaciones). Todo esto, según datos de la Climate Bonds Initiative, organización de referencia.
Por precio, el índice de mercado que recoge el comportamiento de una cesta global de bonos verdes -el Bloomberg MSCI Global Green Bond- se ha disparado más de un 10% en 2023, frente al 5,2% que ha subido este año una cesta de deuda global no ESG, reflejada en el índice Bloomberg Global-Aggregate. En cuanto al rendimiento que ofrecen, tanto el indicador de bonos verdes como el de deuda estándar ofrecen un idéntico 3,5%.
Más regulación de finanzas ESG
2023 también ha sido potente en regulación de las finanzas sostenibles. La UE alcanzó un acuerdo histórico para su estándar de bono verde, que puede suponer un impulso para estas colocaciones. Se completaron los cuatro objetivos que quedaban por abordar en la taxonomía, el listado de actividades que la UE considera "potencialmente muy positivas para el medio ambiente". Esta taxonomía ya completa incorporará más de 230 actividades económicas que contribuyen a uno de estos seis objetivos: mitigar el cambio climático o a adaptarse al mismo; el uso sostenible del agua; la transición a una economía circular; la prevención de la contaminación y la protección de la biodiversidad.