
Quizá un dato desconocido fuera de nuestro sector es que la construcción en general, no sólo la edificación de viviendas en este caso, es responsable de entre el 30% y el 40% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en Europa, una cifra que demuestra la influencia que podríamos tener en el calentamiento global si somos capaces de reducir nuestro impacto en el medio ambiente. La industria de la construcción tiene un enorme impacto en la calidad de vida de las personas y en el futuro del planeta, y es nuestra responsabilidad como miembros de la industria garantizar que el impacto sea positivo. Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Todos estamos de acuerdo en que una gobernanza eficiente y transparente es el principal motor para reducir la influencia negativa. Sin embargo, no existe una decisión única que pueda simplemente copiarse y pegarse en cualquier otro contexto. Cada país y cada empresa tienen que diseñar su propio camino. La realidad de los países nórdicos, de donde soy, no tiene nada que ver con el modelo constructivo y urbanístico español, por no hablar de las diferentes condiciones climáticas o la situación laboral, entre otros aspectos. Sin embargo, existe un posible modelo común, que en Uponor llevamos aplicando desde 2013 y que puede servir de hoja de ruta para el resto. Le puede interesar: La AEB reclama más colaboración público-privada para la transición verde del 'ladrillo'.
En primer lugar, medir y corregir el impacto interno causado por cada empresa, aumentando el consumo de energías renovables para la fabricación y el transporte, por ejemplo. En segundo lugar, midiendo y corrigiendo el impacto causado por sus socios y proveedores, colaborando con ellos en el diseño de su agenda de sostenibilidad, especialmente si son empresas más pequeñas, y exigiendo un mayor esfuerzo y transparencia a las empresas más grandes con las que trabajamos. Y por último, desarrollando nuevos productos y soluciones asequibles y sostenibles para transportar el agua y el aire acondicionado a través de superficies radiantes que puedan reducir el impacto de los edificios no sólo en el momento de su construcción, sino durante toda su vida útil, e incluso después. Todas estas cuestiones se abordaron en el encuentro InmoSostenible, que celebró su tercera edición hace unas semanas, que se ha convertido en el referente del debate sobre el desafío de la descarbonización del sector de la edificación en 2050, si queremos alcanzar los objetivos marcados por la Unión Europea. Lea también: El 'ladrillo' exige estándares para ser realmente verde.
Como líderes, debemos afrontar el reto de implicar a todos aquellos con los que nos relacionamos en este proyecto de descarbonización, e incluso de colaborar, cuando esté justificado, con nuestros competidores compartiendo casos de éxito si queremos alcanzar estos objetivos, que -no debemos pasarlo por alto- nos son comunes a todos. Además, me gustaría señalar que cuando hablamos de ESG, no se insiste lo suficiente en la palabra transparencia. Es la única manera de garantizar que quienes heredan el impacto de nuestros productos y soluciones dispongan de la información necesaria. Y en esto, la verificación por terceros desempeña un papel vital. Todas las actividades tienen que ser transparentes, los hechos tienen que ser reales y las historias tienen que ser verdaderas.
Tengo la suerte no sólo de participar en la estrategia de sostenibilidad de mi empresa, sino también de formar parte de diferentes organizaciones e instituciones a nivel europeo y mundial, como el World Green Building Council, la Encord (European Network of Construction Companies for Research and Development) y la ECTP (European Construction, built environment and energy efficient building Technology Platform), donde me consta que se están dando los pasos adecuados para conseguir la descarbonización del sector. Un esfuerzo importante a corto plazo, pero sin duda el camino a seguir a medio y largo plazo. Y este compromiso se mantiene en un momento en el que el mercado internacional se enfrenta a muchos retos como la inflación o la falta de suministros.
Trabajar bajo estos criterios significa hacerlo para reducir las desigualdades que existen hoy en día. Europa está llamada a transformar el estilo de vida occidental y en el caso de nuestro sector lo hará sin pérdida de competitividad porque InmoSostenible ha demostrado que invertir en sostenibilidad es rentable. No me cabe la menor duda de que los profesionales españoles con los que he podido compartir escenario, representantes de estudios de arquitectura, promotores inmobiliarios y empresas constructoras y fabricantes, conseguirán incidir positivamente en el medio ambiente, la eficiencia energética y el bienestar de las personas. El 'ladrillo' español puntúa bien en sostenibilidad.
Los finlandeses tendemos a hacer más de lo que hablamos, y a menudo se dice que los hechos hablan más alto que las palabras. Sólo cuando algo funciona nos atrevemos a decir que vamos por el buen camino. A veces tenemos la sensación de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible en sí mismos no son más que grandes titulares; la realidad demuestra que no es así en España, donde las empresas más comprometidas están liderando la transformación del sector, yendo más allá de los titulares e implementando cada día cientos de pequeñas medidas que están produciendo un cambio real.