Pese a los problemas y al bajón desde el verano, Europa pasa un buen momento en lo que se refiere a la bolsa. El índice paneuropeo, el EuroStoxx 50, se mantiene aún en verde con un alza de más del 7,4% en lo que va de año. Alemania, con todos los problemas de ralentización económica que atraviesa, aún aguanta con un avance del 8,36%. Uno a uno, todos los países de Europa resisten (a excepción de un plano Reino Unido) y los temores se centran más en el futuro a medio plazo. Sin embargo, de esta región ha surgido un fuerte e inesperado candidato para consolidarse como el peor del mundo: Finlandia.
El país nórdico ha sorprendido a propios y a extraños al entrar en el podio en los rankings de caídas mundiales. La bolsa de Helsinki ya se deja más de un 14% este 2023 y solo es superada por los índices de referencia de Colombia y de Kenia. Por descontado, se trata del peor índice de Europa con fuertes caídas en la práctica totalidad de sus empresas. Ni siquiera firmas tecnológicas del tamaño de Nokia, cuyo sector en EEUU y el viejo continente es el más destacado, está salvándose de la sangría, con caídas del 20%.
Finlandia se ha visto atrapada en una tormenta perfecta en el apartado económico, que ha provocado una de las situaciones más llamativas en toda la región. Mientras un entorno de desaceleración económica mundial por la subida de tipos les afecta igual que al resto del continente, su complicada situación geopolítica y la estructura de su tejido empresarial la han dejado completamente expuesta.
Un país en 'hibernación'
La economía de Finlandia está saliendo de en una recesión para meterse en otra. Tras dos trimestres consecutivos de caídas desde otoño de 2022, el país pudo remontar con un repunte del 0,3% en el primer trimestre y del 0,6% en el segundo. Sin embargo, el propio banco de Finlandia habla de una "hibernación económica" en este año, alegando que los tipos de interés, la caída de las exportaciones y una inflación alta les están lastrando.
En su último informe (relativo a julio), la institución nórdica daba por hecho de que este 2023 se cerrará con una nueva recesión y una destrucción del 0,4% de su PIB, el doble de la que esperaban meses atrás en el informe anterior. Esta situación contrasta claramente con sus vecinos europeos. Según los últimos datos de la Comisión Europea, la eurozona vivirá un alza del 0,8% a pesar de una revisión a la baja. A pesar de esto, las propias autoridades locales afirman que unos precios más bajos de la energía y un mejor consumo harán que probablemente esta recesión sea "corta y leve". Sin embargo, los expertos ven otros problemas estructurales.
"El aumento de los costes para las empresas y el fuerte aumento de los tipos de interés están deprimiendo la inversión"
Los analistas de Coface, que coinciden en que habrá una recesión, explican que esta diferencia con respecto a Europa proviene de "su alta vulnerabilidad a las condiciones internacionales, pues las exportaciones representaban un 40% de su PIB en 2019". Desde la propia UE explicaban que "mientras las importaciones se mantuvieron elevadas, el crecimiento de las exportaciones fue mucho más débil". Esto se vio en los datos del mensuales más recientes de julio, en los que solo exportaron por 5.294 millones de dólares frente a los 6.180 millones del año pasado. Además, desde Coface remarcan que además de este problema, se suma una gran dificultad estructural que hace complicado para el Gobierno finés evitar el déficit, los pensionistas. En 2021, los jubilados representaban cerca del 33,1% de toda su población.
Respecto al futuro a medio plazo, el BCE hará que su economía siga en jaque, o al menos es lo que transmitía el Banco Central nórdico. La situación con los tipos de interés y la inflación "hará que el crecimiento sea débil en los principales mercados de exportaciones de Finlandia". Además, de momento, "el consumo privado está siendo lastrado por la alta inflación". El IPC del país se mantiene en el 5,6%, por encima de la media europea (4,3%). En ese sentido, los expertos del banco central dan por hecho que el consumo privado caerá este 2023 por primera vez desde el covid en un 0,4%. Por lo tanto, tanto la demanda interna como la externa parecen situarse como problemas para los nórdicos, dañando a la economía.
También destaca la fuga de inversión debido a todos estos factores. "El aumento de los costes para las empresas y el fuerte aumento de los tipos de interés están deprimiendo la inversión" explicaban desde la institución. Un factor clave para explicar el mal desempeño de su renta variable. Las proyecciones del país apuntaban a que la inversión fija privada vivirá en 2023 una contracción del 5,8%, para seguir cediendo un 1,3% en 2024 y solo recuperará un año más tarde un 2,6%.
Rusia, un vecino problemático
Uno de los principales problemas que están haciendo que los mercados se ceben con Finlandia son los choques con su vecino, Rusia. Ambos países comparten una frontera común de más de 1.340 kilómetros y la tensión entre ambos se puede cortar con un cuchillo. El país liderado por Vladimir Putin era un socio clave en prácticamente todos los aspectos para los nórdicos. Las plantas siderúrgicas de Helsinki se nutrían con el acero, níquel, cobre y todo tipo de materiales de su vecino además del gas y crudo rusos.
Finlandia era uno de los países más dependientes de Europa de la energía rusa, con un 97% en 2019, una situación que tuvo que arreglar a pasos forzados. En primer lugar, reduciendo sus compras de forma acelerada hasta que Rusia cortó por completo el suministro en mayo de 2022. Esta situación provocó una fluctuación importante en los precios locales, pero pudo sobrellevarse por la baja dependencia a esta fuente de energía (solo representa el 6,4% de su 'pool', según la Agencia Internacional de la Energía).
Sin embargo, el petróleo sí fue clave, pues las importaciones de combustibles representan cerca del 60% de todas las importaciones finesas, con el crudo a la cabeza. En ese sentido, tuvieron que abandonar rápidamente los barriles de los Urales para pasar a los que les suministraban Suecia y Noruega. Pero no es solo la energía, el país está fuertemente expuesto a la industria acerera, su segunda mayor exportación, tras los componentes electrónicos. También a la industria automotriz, con los coches como su tercer producto estrella y la madera como cuarto. Todas ellas dependían en mayor o menor medida de materiales que venían en trenes desde San Petersburgo.

Todos estos cambios, tan traumáticos para las empresas, han provocado, según Coface "una ágil adaptación pero que ha generado mayores costes y, probablemente, resultará en menores ganancias para las empresas finlandesas". Además, el banco insiste en que "estos aspectos también afectarán el poder adquisitivo de los hogares. Especialmente, el daño se nota en las firmas industriales, que gobiernan el principal selectivo local, representando cerca de un 20% del total y siendo otro 20% las firmas de materias primas (también marcadas por las relaciones con Rusia). Según Nordea, "las perspectivas para las empresas siderúrgicas se tornaron sombrías" porque " se ven fuertemente afectadas por los ciclos económicos actuales".
Pero, volviendo a su relación con Rusia, uno de los motivos que han generado más problemas es su complicado equilibrio geopolítico tras la invasión de Ucrania. Al comienzo del conflicto y ante el temor de una eventual guerra similar en los años venideros, los nórdicos pidieron entrar en la OTAN. Una solicitud que trajo fuertes amenazas por parte de Putin, que incluso llegó a afirmar que habría "represalias" si lo intentaba. Este frente se ha aclarado finalmente con su entrada en la alianza militar, dando más estabilidad a sus empresas e inversores.
Inestabilidad política con la extrema derecha
Al tiempo que todos estos desafíos se asentaban, desencadenando claras caídas en el parqué, la política entró en escena. Los ciudadanos del país se reunieron en las urnas el pasado mes de abril, unos comicios que saldaron con una victoria conservadora en minoría, que tuvo que pactar con otros cuatro partidos, entre ellos el Partido de los Finlandeses, una fuerza de extrema derecha.
Esta suma de fuerzas ha derivado en numerosas y pequeñas crisis que han ido emergiendo en apenas unos meses. Varios ministros clave para la economía del país, como el ministro de Economía, han tenido que dimitir a los pocos días de arrancar su mandato debido a una serie de polémicas con bromas relativas al nazismo. Concretamente, el alto cargo había realizado una serie de comentarios años atrás en los bromeaba sobre el número del candidato (88) afirmando que sería un buen augurio por su significado. Al darse su nombramiento la oposición trató de vehicular una moción de censura contra él que fracasó pero que acabó en su dimisión.
El consenso, se espera una revalorización del 20% de una bolsa de Helsinki
Sin embargo, a pesar de que la incertidumbre política suele ser veneno para los mercados, los inversores también ven potencial en este nuevo Ejecutivo. Según Fitch "los planes fiscales del nuevo Gobierno al menos ralentizarán el endeudamiento público". La agencia de rating explicaba en su último informe que "con las medidas para reducir la relación deuda/PIB, si el programa se cumpliese íntegramente, el pasivo seguiría aumentando, pero nueve puntos porcentuales menos de nuestro escenario base".
En cualquier caso, al igual que piensa Fitch, la complicada situación finlandesa, atravesada por diversos desafíos, puede tener una oportunidad de potencial. De hecho, el consenso de analistas de Bloomberg opina que todos estos titulares de recesión, problemas con Rusia o política, podrían estar provocando que está teniendo un desempeño por debajo de su situación real. Según el consenso, se espera una revalorización del 20% de una bolsa de Helsinki que se enfrenta a una recta final del año tan difícil como clave. Esta definirá si finalmente sigue compitiendo por ser el peor selectivo del mundo o si materializa la remontada que anticipan los expertos.