
La icónica empresa Tupperware se ha convertido en una empresa zombi y, hasta hace días, nadie daba un duro por ella. Literalmente, se puede decir, ya que sus acciones han cotizado por debajo del dólar durante largas semanas. Sin embargo, los inversores han cambiado el rumbo de la compañía, que se ha disparado un 326% en la última semana. Lo curioso es que su subidón en bolsa no encuentra una explicación racional, ya que no encaja con la situación crítica que atraviesa la compañía.
Tupperware lleva tiempo en declive y el noviembre pasado reconoció sus dificultades para mantenerse a flote. Aunque, de momento, ha evitado la quiebra, la compañía está en números rojos y tiene una deuda de en torno a los 700 millones de dólares, como se supo en abril. A esas señales de alerta se añade que la firma no ha presentado sus últimos resultados, los del primer trimestre del año, y tampoco el informe completo de 2022.
Desde el verano pasado, la compañía ha reestructurado su deuda dos veces y en primavera negociaba una tercera. Todo ello se ha ido reflejando en su valor. En mayo, la firma bajaba del dólar por acción y solo superó esa marca un día durante los siguientes dos meses y medio. Esto es motivo de exclusión en bolsa y el operador, New York Stock Exchange, le ha mandado el aviso correspondiente, con 30 días para solventar su situación.
Parece que llegar a este extremo ha sido lo que irónicamente le ha salvado, al menos en bolsa. Los inversores han hecho de Tupperware su última acción meme favorita, dedicándose a impulsarla, pese a que no valga prácticamente nada. Lo que sí han logrado es retrasar el reloj para evitar que salga de los índices. De llegar a ese caso, las acciones podrían seguir negociándose en los mercados extrabursátiles (OTC, por sus siglas en inglés).
Aunque Tupperware es una marca conocida y consumida mundialmente, la compañía no ha logrado mantener su liderazgo. La de tuppers tocó su momento álgido en 1996 con una gran expansión internacional. Sin embargo, poco después de su gran crecimiento, sus productos empezaron a encontrar competencia -tras el fin de la patente en la década de los 80-, rivales en precio, diseño y materiales. Paralelamente, su estrategia de marketing y su canal de ventas se fueron quedando obsoletos. El siglo XXI es el de su declive.
Por eso, la remontada del 326% en sus acciones no cuadra con su posición financiera. Su ascenso repentino y reciente no ha sido suficiente para contrarrestar el balance de la compañía, que pierde más de una cuarta parte de su valor en los últimos 12 meses. Pero gana un 740% en la quincena.
El movimiento recuerda al de las acciones meme y, de hecho, el foro Reddit (desde el que se han impulsado a otras acciones sin valor) se ha llenado de menciones a Tupperware. Últimamente, la aversión al riesgo ha quedado en un segundo plano y se están viendo otras protagonistas de ascensos similares. La empresa de venta de coches de segunda mano Carvana, que no es rentable y que acaba de reestructurar su deuda, se ha disparado casi un 900% en lo que va de año. Coinbase ha ganado un 150% y su negocio está en tela de juicio por el escrutinio de los reguladores.
Hace días, la última encuesta a gestores de fondos de Bank of America (BofA) destacaba que el posicionamiento minorista en la renta variable era el más alcista desde 2021. Entonces, la euforia se apoderó de las bolsas y generó una importante sobrevaloración, con pérdidas para los que se apuntaron tarde a la fiesta y para quienes la burbuja les terminó explotando en la cara. El sentimiento de los inversores particulares contrasta con el de los gestores, que infraponderan las bolsas.
Tupperware es el último exponente del fenómeno de las acciones meme, que sigue generando turbulencias en el parqué, con extraños ganadores y perdedores, como los que se habían posicionado en corto.