
Nvidia no desiste y sigue buscando hacerse un hueco en el capital de Arm. La de chips está negociando con SoftBank, la dueña de su competidora, ser uno de los principales inversores de cara a su salida a bolsa, que se espera que se materialice a partir de septiembre, según Financial Times. La firma estadounidense ya intentó comprar la británica a su actual propietario, pero la operación no salió adelante por la oposición de los reguladores.
La compañía de chips más valiosa del mundo quiere participar en la Oferta Pública Inicial (OPI) de Arm y convertirse en uno de los principales inversores. Según el citado medio, ambas partes están negociando todavía la valoración de la compañía, que Nvidia sitúa en torno a los 35.000 y los 40.000 millones de dólares, lo que sería la mitad de lo que la británica considera, unos 80.000 millones.
En todo caso, la adquisición solo podría oscilar en torno a los cientos de millones de dólares para que se considerase como una inversión minoritaria y pasase el filtro de los reguladores. Las dos compañías de semiconductores ya habrían tanteado a las autoridades de Estados Unidos para conocer hasta dónde podrían llegar. Asimismo, hay otros inversores interesados y negociando la entrada en Arm. Se apunta a Intel como otra de las involucradas. A SoftBank le interesaría que estas grandes compañías participaran para hacer más atractivo el debut de su firma.
Pese a que las negociaciones están en curso, se desconoce si la japonesa pretende vender una participación de Arm antes de que salga a bolsa o si está cerrando con otras compañías su participación en la OPI.
Nvidia ya es cliente de Arm y entrar en su capital le ayudaría a desarrollar otro tipo de chips y a ampliar su oferta en procesadores para ordenadores, móviles y otros dispositivos electrónicos. A su vez, a su competidora le serviría para poner el foco en la inteligencia artificial y para crecer en ese nicho al calor de la líder del mercado.
SoftBank, paralelamente, que compró Arm en 2016 por 32.000 millones de dólares, quiere deshacer su posición en la compañía y esta sería una de las razones por las que está buscando inversores, para compensar su salida.
El conglomerado japonés de Masayoshi Son ya intentó vender la firma con sede en Cambridge en 2020. Precisamente a Nvidia, que anunció el acuerdo de adquisición por 40.000 millones de dólares. Sin embargo, un año y medio después, la de Silicon Valley tuvo que renunciar a su oferta debido a los "desafíos regulatorios", explicaba entonces en un comunicado. Estados Unidos y Europa se opusieron al acuerdo, ya que consideraron que perjudicaría la competencia.
Arm es la joya de la corona del portfolio de SotfBank y la compañía confía en la operación en curso para recuperar sus cuentas. La de Son se ha anotado pérdidas récord por valor de 39.500 millones de dólares, precisamente, debido a sus participaciones en capital riesgo. El rebote de las tecnológicas no fue suficiente para apuntalar sus inversiones, lastradas por sus apuestas en firmas privadas y emergentes.