Está siendo una semana para olvidar de Target. Los grandes almacenes norteamericanos se ha dejado un 6,7% en la última semana y un 15,58% en el último mes. En el sector de los grandes almacenes, altamente inelástico, no son normales estas fluctuaciones y, de hecho, con estas caídas la compañía ya se acerca a su peor racha en más de 23 años y ya se encuentra en mínimos de tres años.
Estas caídas destacan en un mes en que la compañía ha presentado resultados sin muchos cambios. El grupo ha mantenido las perspectivas para todo el año tras superar las expectativas respecto a beneficios. Sin embargo, en estos días, Target se ha encontrado en el foco, a su pesar, por una campaña de boicot que está circulando por varios grupos de derecha radical, que han "amenazado" a empleados de la cadena por colocar en zonas visibles de sus tiendas una línea de productos por el Mes del Orgullo LGTB+ en EEUU que incluían trajes de baño para menores transexuales. La reacción de la firma ha suscitado críticas entre grupos progresistas, que han respondido con quejas contra Target por dejarse "intimidar" por una minoría radical.
"Lo que hemos visto en los últimos días va mucho más allá de la incomodidad, y ha sido desgarrador ver a lo que [nuestros empleados] se han enfrentado en nuestros pasillos", escribió en un correo interno el CEO de la compañía, Brian Cornell, en referencia a las amenazas que habían sufrido los trabajadores en algunas tiendas de la cadena.
Toda esta polémica ha caído en el precio de la acción en el peor momento posible. En un informe remitido a sus clientes Wells Fargo explicaba que la polémica con el merchandising LGBT está teniendo un peso determinante porque "añade una gran incertidumbre a un valor sobre el que ya hay dudas en el medio plazo".
Edward Kelly, analista del banco, destaca que, a pesar de que ahora pueda resistir con mayor o menor intensidad, "hay un riesgo importante de que las ganancias retrocedan en medio de una contracción general del gasto por parte de los estadounidenses". Una opinión en la que han coincidido esta semana el equipo de JPMorgan, que ha recortado su valoración de Overweight a Neutral por "vientos en contra" que está provocando que "el riesgo de un recorte en sus beneficios aumente".
Christopher Horvers, experto de la firma, destaca en su informe que "el poder adquisitivo del consumidor se está debilitando y prevemos que esta situación siga acelerándose". A pesar de que el gasto del consumidor se ha mantenido fuerte pese a la inflación, con un crecimiento en mayo del 0,8% tras subir un 0,1% en marzo según datos de la Fed, hay miedo a una recesión y a que esa resiliencia se quiebre.
Según la última encuesta de Bloomberg, hay actualmente una probabilidad entre el consenso de los analistas del 65% de que el país entre en recesión. Y el dato de renta interior bruta sugiere que, si no ha empezado ya, está a punto de hacerlo.
Golpe al 'retail'
Esta es una situación que ya se ha está notando en otras compañías del sector con más claridad, como es el caso de Macy's. La firma estadounidense de grandes almacenes presentó este jueves unos resultados con una clara disminución de ventas con 4.982 millones de dólares frente a los 5.348 millones del año previo. Además la firma ha recortado previsiones para el cómputo global del año hasta un rango de 22.800 millones de dólares a 23.200 millones frente al rango previo de 23.700 millones hasta 24.200 millones. El director ejecutivo, Jeffery Owen, dejó clara su postura ante los accionistas alegando que "nuestro cliente está incluso bajo más presión a medida que avanzamos hacia 2023. Y, sinceramente, es una de las mayores presiones que hemos visto en bastante tiempo".
Además, desde JP Morgan remarcan que la crisis en Target puede ser mucho más sensible por un elemento extra, los préstamos estudiantiles. "Target es líder en clientes millennials, por lo que podría estar más expuesto al reinicio de los pagos de la deuda universitaria". Durante la crisis del covid, el Gobierno aplazó o redujo los repagos a muchos estudiantes, y Joe Biden canceló por decreto gran parte de esas deudas. Pero el Tribunal Supremo está estudiando si tumbar ese decreto, lo que implicaría que muchos universitarios tendrían que volver a rascarse el bolsillo y verían muy reducido su poder adquisitivo.
"Los consumidores están llegando a un punto crítico", dijo Carman Allison, vicepresidente de liderazgo intelectual en Norteamérica en la firma de investigación NIQ. "Podrían pasar tres años antes de que se recupere el poder adquisitivo del consumidor. Esto podría ser algo con lo que estaremos luchando durante los próximos dos o tres años: los consumidores seguirán apretados".